Ay¨²dame a entender
Los lectores buscan claves para dar sentido a un mundo desconcertante en la filosof¨ªa, la pol¨ªtica o la ciencia. El ensayo vuelve al primer plano
Al principio el hombre ten¨ªa miedo del rayo y del trueno. Luego lleg¨® el conocimiento y supo que eran fen¨®menos naturales, y no la ira de dioses ocultos. Y el miedo, sin desaparecer del todo, pudo ser mitigado. Hoy ya no hay dioses ignotos tras el discurrir de la naturaleza, pero s¨ª fen¨®menos sociales que se resisten a la comprensi¨®n. Conscientes de que la marcha de la econom¨ªa, los avatares de la historia, las transformaciones pol¨ªticas no son caprichos de extra?as divinidades, los hombres se esfuerzan por averiguar las causas de esos fen¨®menos que arrojan zozobra sobre el futuro. Esa voluntad de saber que permita someter el presente y el futuro a la voluntad humana est¨¢ detr¨¢s de un hecho por lo menos infrecuente: cuando la industria editorial cede a la crisis y las tiradas medias de los libros bajan, el ensayo se mantiene o cae menos que las de los libros de ficci¨®n e incluso algunos t¨ªtulos se convierten en relativos best sellers y compiten con las novelas m¨¢s le¨ªdas. Los lectores se vuelven hacia la filosof¨ªa, la historia, la divulgaci¨®n cient¨ªfica, la econom¨ªa, la sociolog¨ªa. Y, por supuesto, la autoayuda, que no s¨®lo no decae sino que, seg¨²n varios editores, sube. Pero dejando este subg¨¦nero al margen, lo cierto es que incluso los propios profesionales del libro se sorprenden de que las ventas de fil¨®sofos de ra¨ªz heideggeriana como Byung-Chul Han o Giorgio Agamben se cuenten por decenas de millares o de que un ensayo sobre la meditaci¨®n de Pablo d¡¯Ors se convierta en uno de los t¨ªtulos m¨¢s vendidos del ¨²ltimo a?o.
Un fen¨®meno que ha sorprendido tanto a libreros como a editores es el de ?Byun-Chul Han, fil¨®sofo coreano
Francisco Mart¨ªnez Soria, director de la editorial Ariel, explica que la ca¨ªda del ensayo ha sido menor que la de la narrativa, pero no toda la no ficci¨®n se est¨¢ comportando del mismo modo. "Han ca¨ªdo mucho las traducciones de otras lenguas. En parte, probablemente, por el coste de traducir. Y tal vez eso haya estimulado la edici¨®n de obras de autores locales que puedan explicar la crisis". En su opini¨®n, la crisis no es s¨®lo econ¨®mica y pol¨ªtica, afecta tambi¨¦n al sistema de valores, a la representaci¨®n de la realidad que los ciudadanos se hacen. Y en ese contexto, "hay gente que busca instrumentos de an¨¢lisis, herramientas que le ayuden a la comprensi¨®n". Esto explica, en su opini¨®n, el ¨¦xito de obras como El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty (Fondo de Cultura Econ¨®mica) o, hace algo m¨¢s de tiempo, ?Indignaos!, de St¨¦phane Hessel (Destino). El caso es que, dice, "se editan m¨¢s libros de reflexi¨®n que hace a?os. Hay un cierto predominio de la filosof¨ªa y de la pol¨ªtica, en la medida en que pueden suministrar claves para entender lo que est¨¢ pasando".
En esa l¨ªnea, entre los autores espa?oles que ¨¦l edita, Mart¨ªnez Soria destaca el inter¨¦s por las obras de Fernando Savater y su compromiso con la conciencia ciudadana, as¨ª como de los an¨¢lisis sobre la educaci¨®n que firma Jos¨¦ Antonio Marina. Pero el inter¨¦s del p¨²blico no se acaba ah¨ª, se?ala, y se extiende a cuestiones relacionadas con la salud o la nueva ciencia. "No estamos vendiendo mal la colecci¨®n de divulgaci¨®n cient¨ªfica Popular Science u obras como ?Somos todos enfermos mentales?, del psiquiatra estadounidense Allen Frances". O un texto como Hombres fuera de serie, de Martin Brett, dedicado a estudiar el ¨¦xito de las series televisivas, cuya sinton¨ªa con el p¨²blico probablemente se explica tanto por dar cuenta de la sociedad contempor¨¢nea como por hacerlo con nuevas formas narrativas. Ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, los libros colectivos dedicados por la editorial Errata Naturae a Los Soprano, The Wire o True Detective.
El ensayo tiene dos sectores muy distintos, apunta Alfredo Landman, de la editorial Gedisa, "el acad¨¦mico y el general. El primero est¨¢ dirigido a un p¨²blico esencialmente universitario; el segundo, a un p¨²blico interesado por la cultura en general". En ambos casos la crisis se ha notado menos que en la ficci¨®n porque, "no nos vamos a enga?ar, en el ensayo apenas hay best sellers y esto hace que se mantengan las tiradas medias". Las ca¨ªdas de las ediciones del segundo bloque llegaron a rondar el 15%, pero empezaron a recuperarse en 2013 y ahora se mantiene la tendencia, cuenta. "Hemos tratado de ajustar la distribuci¨®n y reducir las devoluciones, y con ello hemos logrado cierto equilibrio y necesitado menos inversi¨®n". Y es que, en el mundo editorial, lo normal es suministrar copias que el librero puede devolver si no se venden. Una tirada alta hace que el volumen est¨¦ en m¨¢s puntos de venta y, por lo tanto, que aumenten tambi¨¦n los ejemplares vendidos, pero incrementa la devoluci¨®n, con lo que multiplica los costes.
La evoluci¨®n del ensayo universitario, sostiene Landman, pasa por la edici¨®n electr¨®nica y la colaboraci¨®n con las instituciones. "El libro universitario ya no se lee como una unidad. Los estudiantes se conforman con leer determinados cap¨ªtulos, en parte por la influencia de la red y, en parte, porque no siempre necesitan todo el manual. El resultado es la multiplicaci¨®n de las fotocopias y la ca¨ªda de las ventas. Adem¨¢s, la compra institucional casi ha desaparecido con los recortes. El futuro del ensayo acad¨¦mico ser¨¢ digital y tendr¨¢ que hacerse a trav¨¦s de la cooperaci¨®n con las instituciones". Editor de autores como Mario Bunge, Charles Taylor o Marc Aug¨¦, Landman cree que el libro de ensayo generalista, en cambio, s¨ª tiene futuro en papel porque ayuda a comprender el presente. "Trata de temas que se plantean el sentido y las causas de la crisis que vivimos. La gente quiere comprender lo que ha pasado".
Una opini¨®n muy similar es la de Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutenberg, que acaba de lanzar una monumental edici¨®n biling¨¹e de los pioneros Ensayos de Montaigne a cargo de Javier Yag¨¹e. "Las ventas de ensayo", cuenta, "no han bajado tanto como las de narrativa porque el lector es menos circunstancial, m¨¢s fiel, mientras que el consumidor de ficci¨®n se mueve m¨¢s por el deseo de pasar el rato y fluct¨²a al vaiv¨¦n de las modas". La lectura del ensayo, en cambio, no es escapista. "El presente genera muchas incertidumbres y nos invita a pensar y repensar, a buscar referencias. Esto hace que haya un gran inter¨¦s por la historia contempor¨¢nea que da claves para entender el presente". Un inter¨¦s que se ve potenciado por la reciente desclasificaci¨®n de archivos, sobre todo en los pa¨ªses del Este europeo. "El acceso a estos documentos permite una revisi¨®n de la historia tal como hab¨ªa sido contada y superar, en parte, el relato del vencedor". Pero hay m¨¢s: "Hoy todo est¨¢ en cuesti¨®n, todo est¨¢ siendo visto desde miradas llenas de desconfianza", lo que impulsa a la reflexi¨®n sobre las verdades heredadas. Como ya escribi¨® Descartes, son tiempos para desconfiar de lo que s¨®lo ense?aban las costumbres. Una desconfianza que puede abocar al escepticismo y a la b¨²squeda de puntos cardinales que se parezcan lo m¨¢s posible a las antiguas verdades. De ah¨ª que proliferen los encuentros entre fil¨®sofos, casi siempre con p¨²blico abundante.
De los autores de Galaxia Gutenberg, Tarrida resalta el inter¨¦s por las obras de Tzvetan Todorov, entre los extranjeros, y Javier Gom¨¢ y Jos¨¦ Luis Pardo, entre los espa?oles, pero tambi¨¦n la buena acogida de La Maleta de Portbou, revista de pensamiento dirigida por el periodista y fil¨®sofo Josep Ramoneda. De sus t¨ªtulos dice que han funcionado muy bien Continente salvaje, de Keith Lowe, un estudio sobre los a?os inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y Tierras de sangre, de Timothy Snyder, que describe el horror de las persecuciones a la poblaci¨®n por motivos raciales o ideol¨®gicos en los a?os b¨¦licos.
Hay una coincidencia general de que en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina el ensayo tiene m¨¢s demanda
Un fen¨®meno que ha sorprendido tanto a libreros como a editores es el de Byung-Chul Han, fil¨®sofo coreano afincado en Berl¨ªn, cuya obra est¨¢ publicando la editorial Herder. Sus textos son siempre breves: dif¨ªcilmente alcanzan el centenar de p¨¢ginas en un formato m¨¢s bien peque?o, lo que bien pudiera ser un valor a?adido, reflexiona Manuel Cruz, director de la colecci¨®n donde aparecen los libros de Han. "Hay una diferencia entre leer una novela y leer un ensayo. La novela puede ser todo lo larga que se quiera, pero requiere una atenci¨®n menos mantenida que el ensayo, seguramente por eso ha funcionado tan bien la obra de Han".
Se trata, cree Cruz, de una nueva tendencia en el campo del ensayo: la brevedad. "Se est¨¢n haciendo libros a la medida del m¨®dulo de atenci¨®n del lector actual. Hay que medir el tiempo que el lector est¨¢ dispuesto a dedicar a un tema que los suplementos de diarios ya le han presentado, en lo sustancial, en reportajes de entre 5 y 15 p¨¢ginas que satisfacen una curiosidad leg¨ªtima". Pero decir que Han tiene ¨¦xito por la brevedad de sus textos ser¨ªa quedarse corto. Cruz cree que debe valorarse tambi¨¦n el contenido de sus obras: "Han describe el presente, no es arqueol¨®gico, ni erudito, sino que habla de lo que pasa y lo expresa en t¨¦rminos intuitivos como cansancio o transparencia, que lo hacen asequible. Al mismo tiempo, reinterpreta lo que est¨¢ ocurriendo. Cuando no pocos denuncian el control del ciudadano por el Gran Hermano que ser¨ªa el Estado, Han se?ala el problema que representa el autocontrol; frente a quienes denuncian el problema que significa el poder, Han resalta el poder que tiene cada uno. Al dar cuenta del presente desde una perspectiva innovadora, Han hace que sus textos sean eficaces para comprender nuestra propia situaci¨®n". De hecho, sostiene Cruz, el mundo del ensayo est¨¢ viviendo algunas transformaciones importantes. Antes, las colecciones de libros se hac¨ªan casi siguiendo los h¨¢bitos adquiridos por los editores, ahora se tiene en cuenta la necesidad del lector y esto "afecta al formato. De ah¨ª que haya libros voluminosos y otros mucho m¨¢s breves".
Una opini¨®n muy similar mantiene Fabi¨¢n Lebenglik, editor en Buenos Aires del sello Adriana Hidalgo, que cuenta entre sus autores de ¨¦xito con otro fil¨®sofo muy influido por Heidegger, el italiano Giorgio Agamben, publicado en Espa?a por Pre-Textos. "Hay una cierta coincidencia entre Han y Agamben", dice Lebenglik, "ambos son herederos, a la vez, de Heidegger y de Walter Benjamin, y ambos se ocupan de una metaf¨ªsica que no habla de lo que est¨¢ m¨¢s all¨¢, sino m¨¢s bien de lo de aqu¨ª. Son textos destinados a cubrir la necesidad que tenemos de saber qu¨¦ nos pasa, c¨®mo estamos, por qu¨¦ hay una crisis como ¨¦sta".
Han y Agamben comparten otra caracter¨ªstica: la mayor parte de sus textos son breves. "Antes, el ensayo era m¨¢s denso y extenso, pero hoy el lector est¨¢ dispuesto a dedicar a un libro entre una y tres horas, y se le puede dar un producto que cubra esa apetencia, un texto a mitad de camino entre el art¨ªculo y el libro tradicional". Por eso la editorial ha creado una colecci¨®n denominada Fundamentales en la que se editan vol¨²menes breves (poco m¨¢s de cien p¨¢ginas) dedicados a dar las claves que permitan entender el presente. "No se trata de rebajar los conceptos, sino de ofrecer un camino introductorio a cuestiones b¨¢sicas del pensamiento y de la ciencia que permitan luego al lector ampliar si quiere". Coincide Lebenglik con sus colegas espa?oles en que la demanda de ensayo se sostiene mejor que la de narrativa. "El ensayo permite comprender el presente mejor que la novela, pero es tambi¨¦n material de trabajo, por eso en parte predomina el libro de papel, que permite subrayar, anotar. En la novela esto no es muchas veces necesario".
El gusto por la brevedad es general. Ofelia Grande, responsable editorial de Siruela, tiene en su cat¨¢logo dos ¨¦xitos notables al respecto: El elogio de la sombra, del japon¨¦s Janichiro Tanizaki (1886-1965), y Biograf¨ªa del silencio, del espa?ol Pablo d¡¯Ors. Del primero se han vendido, explica Grande, m¨¢s de 100.000 ejemplares, eso s¨ª, a lo largo de una decena de a?os; el segundo, cuya primera edici¨®n data de 2012, supera ya los 25.000 ejemplares vendidos. Aunque ambos autores son b¨¢sicamente narradores de ficci¨®n, en estas obras cultivan un ensayo de ¨ªndole muy personal. El primero es una reflexi¨®n sobre la belleza y el papel de la luz, la sombra, la percepci¨®n y la autopercepci¨®n; el de Pablo d¡¯Ors, sacerdote y novelista, es un viaje a trav¨¦s de la pr¨¢ctica de la meditaci¨®n, te?ido de ribetes teologizantes.
"En ambos casos son libros que expresan el pensamiento de un autor de modo muy asequible, breve y concreto", explica Grande, "pero a?aden el tratamiento de una tem¨¢tica que posiblemente atrae al lector al margen del autor". Pablo d¡¯Ors explica que el libro le sali¨® con esa extensi¨®n, sin que supiera cu¨¢l iba a ser cuando se puso a redactarlo. "Nunca determino la extensi¨®n de los libros que escribo de antemano, sino que escribo y me viene una idea. En el caso de Biograf¨ªa del silencio, se trataba de un diario que llevaba sobre mi experiencia con la meditaci¨®n. De pronto, vi que aquello era un libro. Pero es un ensayo muy particular, pues no es ideol¨®gico, sino experiencial. Su tono es narrativo, casi testimonial, no en vano soy fundamentalmente un novelista".
El lector es m¨¢s fiel que el de narrativa, que se mueve m¨¢s por modas. Joan Tarrida
En las ant¨ªpodas figura el fil¨®sofo valenciano Miguel Catal¨¢n, autor a la vez de obras muy breves y de otras muy extensas como el Tratado de pseudolog¨ªa (un an¨¢lisis del papel de la mentira en la sociedad, el conocimiento, la moral, la pol¨ªtica, los medios, etc¨¦tera), del que aparecer¨¢n en breve los vol¨²menes quinto y sexto. "Para escribir un tratado de 20 vol¨²menes a lo largo de toda tu vida adulta es preciso acertar con el tema, o, mejor, esperar que el tema te elija a ti. Ha de ser amplio, denso (rico en significados y ramificaciones) pero, sobre todo, que te apasione de forma duradera. En mi caso ese tema vita ha sido el de la mentira".
Una voz disidente en el mundo editorial es la de Gonzalo Pont¨®n, actualmente director de Pasado y Presente, despu¨¦s de haber estado en Ariel o Cr¨ªtica. En su opini¨®n, "el ensayo no crece ni decrece, desde hace a?os tiene el mismo p¨²blico. Cuando empezamos en Ariel, la tirada media era de entre 2.500 y 3.000 ejemplares. Hoy es igual". Y eso es as¨ª porque "el p¨²blico es limitado, pero estable. No he notado cambios en 50 a?os. El ensayo est¨¢ tan mal como antes". Pont¨®n estudia desde hace tiempo la historia del siglo XVIII espa?ol y se refiere a la situaci¨®n de la edici¨®n sobre 1750: "Entonces los principales libreros, que eran tambi¨¦n editores, Sancha e Iborra, editaban entre 1.000 y 3.000 ejemplares de los libros de ensayo. Hab¨ªa en aquellos a?os en Espa?a 10 millones de habitantes de los que el 90% eran analfabetos. Hoy somos 46 millones y el analfabetismo est¨¢ casi erradicado, pero las tiradas medias siguen siendo las mismas". Cierto que entonces hab¨ªa menos editoriales, pero lo que quiere resaltar Pont¨®n es la constancia del p¨²blico interesado en la reflexi¨®n. "La cifra de compradores no baja porque los lectores de ensayo son enfermos que no pueden vivir sin el alimento cultural, pero es un p¨²blico minoritario. Seguramente ha habido una mutaci¨®n gen¨¦tica, un salto puntual, y as¨ª est¨¢n las cosas".
No niega Pont¨®n que haya picos de ventas que superen esas cifras, pero insiste en que ¨¦l se refiere a tiradas medias. "Yo mismo he editado obras como Un universo de la nada, de Lawrence Krauss, y vamos por la tercera edici¨®n, lo que supone unos 8.000 ejemplares. Una cantidad estratosf¨¦rica. Y lo mismo puedo decir de las obras del historiador Josep Fontana. Pero la excepci¨®n no es la norma". En su opini¨®n, "todo conspira contra el ensayo para que se convierta en un producto sin demanda. Para los distribuidores es m¨¢s rentable transportar grandes ¨¦xitos que 2.500 ejemplares; los libreros prefieren los best sellers que un t¨ªtulo del que, a lo sumo, vender¨¢n dos unidades; y la falta de p¨²blico hace que los suplementos literarios, que responden a la demanda del lector, le den menos cabida. No hay nada que empuje al ensayo. En fin, el pa¨ªs no da para m¨¢s y, en cualquier caso, cuesta m¨¢s pensar que peinarse, de modo que se comprende la voluntad de escapismo. Y una cosa m¨¢s: se dice que la generaci¨®n actual es la m¨¢s preparada de la historia de Espa?a. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que reflexionar sobre eso. Yo estoy dispuesto a aceptar que es la m¨¢s titulada".
La ¨²ltima invectiva de Pont¨®n viene a enlazar con un hecho al que apuntan varios de los editores consultados: no siempre ha sido as¨ª, ni es as¨ª en todas partes. Y no se refieren s¨®lo a la crisis econ¨®mica. Por ejemplo, hay una coincidencia general de que en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina el ensayo tiene mucha m¨¢s demanda que en Espa?a. Incluso hay quien, como Joan Tarrida, sostiene que en los pa¨ªses americanos de habla espa?ola "el ensayo se vende m¨¢s que la novela". Alfredo Landman, que acaba de inaugurar hace unos d¨ªas una sucursal de Gedisa en Ecuador, afirma que all¨ª el ensayo no s¨®lo es dominante, sino que incluso gana peso en las librer¨ªas, donde no es infrecuente que los lugares m¨¢s destacados se dediquen a la no ficci¨®n. Lo mismo dice Mart¨ªnez Soria: "En Am¨¦rica Latina el ensayo tiene una vitalidad brutal. Se dir¨ªa que son sociedades menos conformistas, con unas minor¨ªas cultas muy activas. En Argentina, Colombia, M¨¦xico se vive una efervescencia similar a los a?os espa?oles de la Transici¨®n".
Antes el ensayo era m¨¢s extenso. Hoy el p¨²blico est¨¢ dispuesto a dedicar a un libro entre una y tres horas. Lebenglik
Pont¨®n est¨¢ de acuerdo en el diagn¨®stico, con tal de que no se generalice. "Cada pa¨ªs es diferente. No son los m¨¢s europeos los que van mejor: Argentina va muy mal. En cambio, Colombia, Per¨², Ecuador se hallan en una fase que recuerda la efervescencia de la Espa?a de los ochenta. Bolivia y Uruguay viven un incremento de la lectura del ensayo, mientras que M¨¦xico crece, pero no en proporci¨®n al incremento de poblaci¨®n". Y coincide tambi¨¦n en que en Espa?a, en alg¨²n momento, las cosas fueron distintas. "Cuando fundamos, con Manuel Sacrist¨¢n, la colecci¨®n Ariel Quincenal, a principios de los setenta, tir¨¢bamos entre 15.000 y 20.000 ejemplares. Eso ya no existe, salvo, insisto, en las excepciones".
Y, sin embargo, los editores de ensayo perviven. Extra?a profesi¨®n la de editor, que parece nadar contra las leyes del capitalismo que imponen el mayor beneficio posible en el menor tiempo posible. Ah¨ª siguen ellos, a los que cabr¨ªa a?adir Taurus, Acantilado (Quaderns Crema, cuando edita en catal¨¢n), Akal, Anagrama, Cr¨ªtica, Debate, Katz, Sexto Piso, La Catarata, Alpha Decay, Turner, RBA, Atalanta, Tecnos, Casimiro, Icaria, Amorrortu, Sequitur o un cl¨¢sico como Paid¨®s, que cuenta en su cat¨¢logo con pensadores como Zygmunt Bauman, Martha Nussbaum ¡ªPremio Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2012¡ª o Adela Cortina ¡ª¨²ltimo Premio Nacional de Ensayo¡ª. Sellos que raras veces consiguen tiradas millonarias y que sobreviven con ese p¨²blico de 3.000 mutantes, en palabras de Pont¨®n. Un p¨²blico que sigue queriendo saber y que se identifica con esas extra?as palabras que pronuncia Espartaco en el libro de Kirk Douglas (Yo soy Espartaco) recientemente editado por otro de esos sellos heroicos, Capit¨¢n Swing: "Yo no s¨¦ nada, nada. Quiero saber. Todo. Por qu¨¦ una estrella cae y un p¨¢jaro no. D¨®nde est¨¢ el sol por la noche. Por qu¨¦ la luna cambia de forma. Quiero saber d¨®nde nace el viento". Espartaco, uno de esos h¨¦roes que supo que el camino hacia la libertad pasa por el conocimiento.
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