El Moctezuma que enga?¨® a los nobles espa?oles
Jordi Soler, autor mexicano, publica ¡®Ese pr¨ªncipe que fui¡¯
El escritor mexicano Jordi Soler (Veracruz, 1963) parte siempre de la realidad para crear su ficci¨®n. Ya lo hab¨ªa hecho con la trilog¨ªa sobre su familia, compilada en el libro La guerra perdida (2012), y ahora lo hace otra vez con la historia de otra familia: la de Moctezuma II. Su nuevo libro, Ese pr¨ªncipe que fui (Alfaguara), indaga en c¨®mo un heredero del gobernante mexicano utiliz¨® su apellido para estafar a nobles espa?oles durante la dictadura de Franco. Un cuento tan real como incre¨ªble que Soler ha utilizado para criticar, no solo la existencia de las monarqu¨ªas, sino al manejo de las relaciones que Espa?a mantiene con Latinoam¨¦rica.
¡°Todos los reyes son un t¨ªo listo que ha dicho ¡®yo soy el rey¡¯, y la gente se lo ha cre¨ªdo. No s¨¦ por qu¨¦ somos as¨ª de idiotas¡±, opina Soler, que tacha en la novela la facilidad con la que alguien puede conseguir casi cualquier cosa a punta de linajes de sangre. Como hace el protagonista de su libro, que en su apogeo logra hacerse amigo ¨ªntimo de Dal¨ª y ser aceptado en la Legi¨®n de los Caballeros Templarios. Por eso, y porque le gustan las historias sin final, fue que escogi¨® contar este relato que conoci¨® por primera vez hace unos seis a?os, mientras estaba de paseo en Toloriu (Lleida). All¨ª vio una placa en honor a la princesa Xipaguazin Moctezuma donde se la identificaba como esposa de Juan de Grau, el bar¨®n de la localidad. ¡°Eso es lo real. Yo mismo vi a varios alemanes buscando el supuesto tesoro que la princesa hab¨ªa enterrado all¨ª. Y luego la reaparici¨®n de su descendiente en la Barcelona de los sesenta y las estafas tambi¨¦n son ciertas¡±.
Ese pr¨ªncipe se llamaba Guillermo, pero nadie sabe d¨®nde est¨¢ desde mediados de los setenta (tras la muerte de Franco en 1975 y el descubrimiento de sus timos). En su novela, Soler le cambia el nombre a Federico y lo imagina escondido en un pueblo de Veracruz, el ¨²nico lugar donde su apellido a¨²n tendr¨ªa alg¨²n significado. ¡°Me encantar¨ªa recibir un email o una carta lacrada de ¨¦l si lee mi historia¡±, bromea el escritor, que adem¨¢s dice que los reyes siempre le han parecido personajes salidos de un cuento de hadas. ¡°Al final la pregunta que se hace la novela es: Si ya hay quien hizo la impostura de autodenominarse rey y se sali¨® con la suya, ?Es tan importante que un hombre haga, adem¨¢s, negocio con eso? Porque as¨ª como el pr¨ªncipe de mi novela vend¨ªa condecoraciones, el Rey Juan Carlos nombraba marqueses muy alegre¡±, asegura soler, que ejercita su propia ¡°impostura¡± como caballero de la Orden del Finnegan, que se dedica exclusivamente a venerar el Ulises de James Joyce.
Entre las p¨¢ginas de Ese pr¨ªncipe que fui hay, adem¨¢s, cr¨ªticas a c¨®mo se han relacionado Espa?a y los pa¨ªses latinoamericanos pol¨ªtica y culturalmente. ¡°Hay escritores, m¨²sicos y hasta empresarios que s¨ª hacen un esfuerzo por comprender lo que pasa en Latinoam¨¦rica, y viceversa, pero siempre a t¨ªtulo personal. Espa?a es lo que es, y tiene el peso que tiene, gracias a que millones de personas hablan espa?ol, y resulta que la mayor¨ªa est¨¢ en Latinoam¨¦rica. Me parece una locura que no se haga algo por entendernos mejor¡±.
?l, aunque lleva 15 a?os viviendo en Barcelona, viaja regularmente a su pa¨ªs natal, ¡°siempre con esa perspectiva negra que dan los diarios europeos. La sensaci¨®n que hay all¨¢ es que en M¨¦xico est¨¢ pasando algo muy gordo, cosas muy oscuras, pero tambi¨¦n observo una electricidad envidiable para m¨ª, que vengo de un pa¨ªs deprimido por la crisis¡±.
Llegar a M¨¦xico tambi¨¦n le causa m¨¢s contraste porque ve a Catalu?a especialmente l¨²gubre y dividida a causa del movimiento independentista. ¡°Eso ha creado discrepancias violentas¡ No es un tema del que se converse con naturalidad. Yo no estoy en contra de las independencias, vengo de un pa¨ªs que lo hizo, pero no me convence el proyecto que se plantea. Soy un esc¨¦ptico. Y el ambiente es p¨¦simo¡ Me empieza a parecer un tema aburrido, gastado¡±. Quiz¨¢s es porque los pol¨ªticos le parecen demasiado terrenales: ¡°Sin duda, los reyes son figuras m¨¢s interesantes que los pol¨ªticos. Tiene m¨¢s p¨¢tina tener un rey que un presidente porque genera orgullo. Son b¨¢sicamente pura representaci¨®n y ning¨²n rey subsistir¨ªa sin ese aspecto teatral¡±.
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