Una historia sobre las infinitas posibilidades del amor

Puede ser un 31 de agosto o un 20 de marzo. En un pasillo o en un atasco. Alguien se cruza y la vida implosiona, o resbala. ?Y si existiesen varios mundos en los que ese instante pudiera repetirse? ?Y si cada vez fuera distinto? ?Y si funcionara en alguno de esos universos paralelos? El amor mezclado con la mec¨¢nica cu¨¢ntica. La teor¨ªa del multiverso como punto de partida para lanzar el dado m¨¢s de una vez; y decidir con qu¨¦ versi¨®n de uno mismo quedarse, con cu¨¢l de todos los yoes del otro permanecer, decidir la realidad que m¨¢s se adapta a los deseos.

Eso es Constelaciones, un par de latidos en medio del rugido mundano. Un libreto de Nick Payne estrenado con un ¨¦xito abrumador en el teatro Royal Court de Londres en 2012; despu¨¦s en el West End de la misma ciudad. En febrero de 2014, M¨®nica Bofill lo dirigi¨® en catal¨¢n en el Teatre Akademia. Al mismo tiempo, Fernando Soto empezaba a montarlo en castellano; la estren¨® en mayo del pasado a?o en la sala Kubik. Hubo que prorrogar. Ahora llega al Teatro Lara con la idea de que, esa obra que lleg¨® a manos de Soto por casualidad, siga abri¨¦ndose camino.

¡°Todo comenz¨® de una forma bonita y curiosa¡±, apunta Soto. Inma Cuevas, Marianne en la obra, compr¨® el texto de Payne en la librer¨ªa del Teatro Nacional de Londres, ¡°por curiosidad, porque quer¨ªa leer algo en ingl¨¦s y eligi¨® ese¡±. Fran Calvo, Roland en la ficci¨®n, tambi¨¦n decidi¨® que podr¨ªa ser una buena lectura. ¡°Inma llam¨® a Fran despu¨¦s de leerlo para decirle que hab¨ªa que hacer esa obra. Fran le dijo que ¨¦l tambi¨¦n la hab¨ªa le¨ªdo y que le daba un s¨ª rotundo. Alucinante¡±.

Entre la actriz y el director exist¨ªa la necesidad latente de montar un proyecto desde hac¨ªa tiempo y la intensidad de la propuesta de Cuevas termin¨® de convencer a Soto: ¡°Entend¨ª por qu¨¦ Inma quer¨ªa hacerlo a toda costa. Con los ojos cerrados yo tambi¨¦n me un¨ª al montaje; la historia era maravillosa y la f¨ªsica cu¨¢ntica me parece un mundo apasionante. Aunque sab¨ªa que iba a ser dif¨ªcil y complicado¡±. No solo para ¨¦l. La propia estructura narrativa de Constelaciones es un juego cambiante y constante de registros, de emociones, de localizaciones. ¡°Es muy suculento. Hay m¨¢s de 60 escenas en bloques que se repiten con varias posibilidades¡±.

El reto era esc¨¦nico, actoral y de direcci¨®n. La reiteraci¨®n obvia de un texto que plasma distintas versiones de una ¨²nica historia de amor ten¨ªa que conjugarse con el ritmo: ¡°Ten¨ªa claro que quer¨ªa hacer un espacio muy limpio en la escenograf¨ªa, muy centrado en los actores¡±. Dise?aron un espacio cuadrado y casi vac¨ªo. Algunas copas, chaquetas y un tel¨®n de fondo. El puzle se form¨® poco a poco sobre un mural gigante en la sala de ensayos d¨®nde iban encajando las escenas. ¡°Fue un trabajo casi de bistur¨ª, hab¨ªa que ir con la medida justa¡±, recuerda el director, que a¨²n llora con algunas de las escenas. ¡°Me pega el viaje¡±, matiza riendo.

El paquete final destila convicci¨®n, mimo y trabajo arduo y constante. Tambi¨¦n emoci¨®n. ¡°Cada respiraci¨®n es ¨²nica, cada instante es ¨²nico; y a veces no somos conscientes. Me gusta contar historias sobre el ser humano, c¨®mo es y hasta d¨®nde puede llegar. Al final es lo que importa, lo m¨¢s puro. Las emociones, el amor, el dolor¡­ es lo que nos humaniza. Lo dem¨¢s son parches. Necesarios, pero parches¡±.

En Constelaciones no hay remiendos. Es cualquiera en cualquier momento y lugar: encuentras, pierdes, ganas. Una y otra vez. Una y otra vez. Hasta la ¨²ltima vez.