Maxim¨®n, el santo vers¨¢til de Guatemala
La figura, de origen prehisp¨¢nico, muestra el sincretismo del pa¨ªs
Un hombre blanco, de unos 35 a?os y 1,80 de estatura, se acerca al camerino de Maxim¨®n (se pronuncia mashim¨®n) en su iglesia de San Andr¨¦s Itzapa, en Chimaltenango, a 59 kil¨®metros al oeste de la capital guatemalteca.
Se santigua. De una bolsa saca un manojo de hojas de ruda con la que se sacude la cabeza mientras murmura una oraci¨®n. Despu¨¦s baja al pecho y a las piernas, para terminar golpe¨¢ndose la espalda. Es el rito para purificarse, previo a su comunicaci¨®n con la deidad.
De otra bolsa saca varias botellas de aguardiente y unos cigarros puros, elementos esenciales del culto, que coloca a los pies de la figura. Destapa un botell¨ªn de medio litro de ron, y riega algunas gotas en el altar. Inclina la cabeza y toma, a boca de botella, un largo trago. Murmura nuevas peticiones. Genuflexi¨®n y otro trago. As¨ª, hasta que la botella queda vac¨ªa. Entonces echa mano a la cartera, saca varios billetes y los deposita en la bandeja colocada para el efecto. Se despide lanzando un beso a la figura y se retira caminando para atr¨¢s, sin darle la espalda. Son las 9.45 de la ma?ana, y su oraci¨®n ha durado cerca de 10 minutos.
Maxim¨®n es un santo bastante m¨¢s vers¨¢til que sus hom¨®logos cat¨®licos. Se le pueden pedir desde amantes hasta riqueza, salud y maldiciones para los enemigos. Todo vale y sus devotos est¨¢n convencidos de que las peticiones siempre se cumplen.
La nave del templo est¨¢ llena de mesas repletas de candelas de diferentes colores, que responden a las intenciones del feligr¨¦s: las celestes, informa uno de los gu¨ªas espirituales del culto, sirven para pedir dinero; las amarillas, para suplicar por la protecci¨®n a los mayores; las verdes, para que se hagan realidad los deseos de viajar; las blancas, para que Maxim¨®n proteja a los ni?os; las negras, para salvaguardarse de las envidias y maldiciones¡ la lista es interminable.
En Maxim¨®n se fusiona Rilaj Mam ¡ªEl Abuelo, en lengua zutuhil, en cuya cultura se encuentran las ra¨ªces prehisp¨¢nicas de esta deidad¡ª, con santos cat¨®licos como san Sim¨®n, san Pascual Bail¨®n o Judas Iscariote, explica el antrop¨®logo Julio Taracena.
Para sus devotos, es un protector no solo individual, sino gremial
El experto se?ala que hay dos tendencias sobre este culto: la primera, propia de la cultura zutuhil, est¨¢ en Santiago Atitl¨¢n (Solol¨¢, al oeste) y tiene sus ra¨ªces en las culturas precolombinas, que veneraban a Rilaj Man, un esp¨ªritu protector. Con m¨¢s influencia cristiana, est¨¢ el san Sim¨®n de San Andr¨¦s Itzapa (Chimaltenango) que es el que mejor representa ¡°la amalgama de las diferentes culturas religiosas, el sincretismo¡±. El culto a este ¨²ltimo ha desbordado fronteras y encuentra feligreses en Am¨¦rica Central y Estados Unidos, donde fue llevado por migrantes guatemaltecos. Cada una de estas culturas ha aportado elementos diferenciadores en los ritos.
¡°Cuando hablamos de culturas, me refiero a mayas, mestizas, urbanas, rurales¡ y hasta militares¡±, dice Taracena, que recuerda que en las dictaduras de los sesenta y setenta ¡°Maxim¨®n aparec¨ªa vestido de coronel¡±. Para sus devotos, es un protector no solo individual, sino gremial. Esto explica que colectivos que van desde jugadores de cartas a militares, alcoh¨®licos, homosexuales y prostitutas, busquen su protecci¨®n.
El anecdotario tambi¨¦n aporta elementos interesantes. En los a?os ochenta, cuando Am¨¦rica Central se debat¨ªa en guerras civiles, la obsesi¨®n anticomunista de Ronald Reagan lo hizo impulsar la llegada de iglesias neopentecostales a Guatemala, con el prop¨®sito de neutralizar a los curas marxistas de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. Santiago Atitl¨¢n sirvi¨® como plan piloto. Los pastores inmediatamente identificaron a Maxim¨®n con el diablo, sin percatarse de que con esto le conced¨ªan los poderes sobrenaturales que, desde siempre, sus devotos le atribu¨ªan. Esto se traduce en que muchos de los cristianos renacidos sigan, en secreto, venerando a Maxim¨®n.
En el calendario, cuando la Iglesia cat¨®lica celebra a San Pascual Bail¨®n, el 28 de octubre, es tambi¨¦n la mayor fiesta de Maxim¨®n. Sus cofrades inician el d¨ªa con una misa cat¨®lica y luego, a espaldas del cura, se dirigen a su templo para celebrar a su manera. Los sacerdotes cat¨®licos han optado por la tolerancia, en aras de la concordia.
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