?Guerra correcta?
En el vac¨ªo de la ficci¨®n con filo pol¨ªtico, a la que las televisiones nacionales han renunciado, se hace necesario abrir espitas de respiraci¨®n para la salud de nuestro ecosistema social
La recreaci¨®n teatral del interrogatorio del juez al tesorero del Partido Popular en la obra Ruz-B¨¢rcenas recuper¨® un modelo de dramaturgia documental interesante. En el vac¨ªo de la ficci¨®n con filo pol¨ªtico, a la que las televisiones nacionales han renunciado por conveniencia, se hace necesario abrir espitas de respiraci¨®n para la salud de nuestro ecosistema social. Ahora ha llegado al Teatro del Barrio un a?adido en esa misma direcci¨®n. Se trata de la obra La(s) guerra(s) correcta(s),con texto y direcci¨®n de Gabriel Ochoa, y que tiene con la anterior el nexo del actor Manolo Solo, uno de los profesionales m¨¢s en forma de nuestro cine y teatro. En esta ocasi¨®n, interpreta a Felipe Gonz¨¢lez, pero no en una ejercicio de imitaci¨®n, sino de transubstanciaci¨®n, casi intentando llegar al otro, a ese otro yo escondido detr¨¢s de los personajes p¨²blicos.
Enfrente se sit¨²a Luis Callejo representando al I?aki Gabilondo, que el 9 de enero de 1995 entrevist¨® al entonces presidente del Gobierno en TVE en aquel memorable interrogatorio en torno a los GAL. Cerca de ambos, el portavoz del Ejecutivo Rubalcaba y el director del canal p¨²blico, por entonces Jordi Garc¨ªa Candau.
Con un formato similar a propuestas como la de Frost/Nixon, que salt¨® al cine tras un exitoso paso por los escenarios, se mezcla espacio p¨²blico y relato privado, sin ahorrar algunos apuntes de humor, con evidente simbolismo. La colaboraci¨®n de Gabilondo ha resultado esencial para llevar a puerto un proyecto as¨ª y explica por qu¨¦ a ese periodista inc¨®modo no le permitieran entrevistar a Aznar en sus ocho a?os de presidencia.
La obra no es solo estimulante, sino que promueve un debate parecido al que Javier Cercas alienta con sus libros: asomarse a los enormes abismos del concepto de poder pol¨ªtico y el laberinto moral que lo acompa?a. La guerra sucia contra el terrorismo fue, sin duda, un cap¨ªtulo de nuestra democracia que se cerr¨® en 1987 y que los procesos judiciales y period¨ªsticos alumbraron hasta que su agitaci¨®n dej¨® de ser ¨²til. Un teatro as¨ª permite el debate y la educaci¨®n ciudadana; es una bendita oportunidad para saborear la complejidad, y hasta la inmundicia, que rodea un Estado, ahora que algunos quieren reducirlo todo a propaganda y soflama.
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