Con bomb¨ªn bajo las bombas

Poco a poco vamos recuperando la obra de aquella generaci¨®n de periodistas de la Rep¨²blica que son, a mi entender, un cap¨ªtulo esencial de la literatura espa?ola, aunque hasta hace poco no figuraban en casi ning¨²n manual acad¨¦mico. Gracias a Xavier Pericay, el m¨¢s editado es Josep Pla, pero Chaves Nogales ha tenido que esperar d¨¦cadas para resucitar. Algunos, como Xammar o Gaziel, s¨®lo hab¨ªan sido objeto de ediciones locales. Julio Camba y Corpus Barga han gozado de mayor difusi¨®n, aunque tampoco excesiva. Y hoy le toca al m¨¢s joven, Augusto Ass¨ªa, cuyos informes de la Segunda Guerra Mundial, escritos en Londres durante el conflicto, aparecen ahora en la notable editorial Asteroide con el t¨ªtulo Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo.

El g¨¦nero period¨ªstico ha ido absorbiendo a la novela y al ensayo y es hoy uno de los m¨¢s ricos y diversos del panorama literario, pero la lectura de los antiguos tiene un valor a?adido. A m¨ª me produce la misma sensaci¨®n que el cine de aquellos a?os treinta y cuarenta. Es como si (perd¨®n por la sinestesia) leyera una prosa en blanco y negro. M¨¢s dura, m¨¢s perfilada, m¨¢s contrastada que la actual.

La literatura del siglo XXI es casi siempre de colorines, incluida la novela negra. En cambio, un reportaje de Chaves Nogales es como el cine de Fritz Lang. Hace uso de aquella iluminaci¨®n cegadora que dejaba media pantalla en negro para perfilar al acero el rostro del malvado. Quiz¨¢s se deba a que los periodistas de entonces no usaban aparatos. Se confrontaban a pelo con el suceso.

Los art¨ªculos de Ass¨ªa se publicaron en La Vanguardia y fueron luego recogidos en sendos libros de 1946/47. El primero narra los bombardeos y la guerra defensiva, cuando la Gran Breta?a fue yunque para los alemanes. Y el segundo celebra el momento en que los ingleses pasaron a la ofensiva y se convirtieron en el martillo del Reich. Los reportajes, vividos a pie de bomba, han esperado casi setenta a?os para renacer.

La peculiaridad de Ass¨ªa, adem¨¢s de su sagacidad, es que era m¨¢s ingl¨¦s que los nativos y no s¨®lo cuenta la destrucci¨®n provocada por los b¨¢rbaros, sino que aprovecha para hacer pedagog¨ªa entre los espa?oles, la mayor¨ªa de los cuales era german¨®filo. Las extravagancias de la cultura y la pol¨ªtica inglesa tienen tanta importancia como los episodios guerreros.

El libro, por tanto, es tambi¨¦n un manual de singularidades brit¨¢nicas, a veces divertido, a veces admirable y las m¨¢s de las veces pasmoso. Como cuando explica el clima ingl¨¦s. Afirma que all¨ª apenas soplan vientos y en la Isla no se conocen las fallebas de ventana. Los ¨¢rboles crecen como en ning¨²n lugar de Europa y la consecuencia es que los p¨¢jaros acuden en masas inmensas. Concluye: ¡°Seg¨²n estad¨ªsticas ornitol¨®gicas, anidan en la Isla ciento veintiocho millones de p¨¢jaros¡±. Hom¨¦rico.

La prosa de Ass¨ªa es limpia, sutil, con alg¨²n curioso arca¨ªsmo y un sentido del humor de lo m¨¢s brit¨¢nico. Como dice Ignacio Peyr¨® en su excelente pr¨®logo, es m¨¢s contempor¨¢nea que casi toda la prosa contempor¨¢nea. Abundo.