Jos¨¦ Mar¨ªa Coma Fort, romanista ejemplar
El profesor de la Complutense fue uno de los m¨¢s destacados expertos en Derecho Romano de la universidad espa?ola
El pasado d¨ªa 17 muri¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Coma Fort, catedr¨¢tico acreditado de Derecho Romano de la Universidad Complutense. Ten¨ªa 45 a?os, cuando el hombre tan solo empieza a ser due?o de sus facultades intelectuales en la plenitud reforzada que da la experiencia vital y el sostenimiento a¨²n de la energ¨ªa f¨ªsica. Cuando el pasado 17 de febrero me llam¨® muy temprano su maestro Javier Paricio para comunic¨¢rmelo, reci¨¦n ocurrido, sencillamente no pod¨ªa dar cr¨¦dito. Todas las muertes producen un desgarro, porque quien muere es siempre insustituible en su individualidad irreductible, pero coincidiremos en que algunos son insustituibles de un modo inalcanzable para otros, simplemente porque el lugar que ocupan (que crean, incluso) es irremplazable hasta en sus t¨¦rminos m¨¢s gen¨¦ricos.
Coma Fort, el mejor romanista espa?ol de su generaci¨®n (que es la m¨ªa), pertenece a esa categor¨ªa de lo inmarcesiblemente no fungible. Nacido en Zaragoza en 1969, este hijo de la Complutense, estudiante y profesor de su Facultad de Derecho durante veinticinco a?os, es un s¨ªmbolo egregio de lo mejor que la Universidad p¨²blica espa?ola ha conquistado en los ¨²ltimos decenios y que ahora est¨¢ amenazado por la ceguera de unos cuantos pol¨ªticos: formaci¨®n exquisita en lenguas y disciplinas auxiliares, estancias de investigaci¨®n en los mejores centros de investigaci¨®n internacionales, rigor escrupuloso, prestigio europeo, sensibilidad art¨ªstica.
Pocas veces (?ninguna?) he encontrado un universitario tan excepcional tan excepcionalmente poco pagado de s¨ª mismo. Humilde de verdad, sin esas falsas modestias tan molestas que encubren con frecuencia la necesidad de ser alabado a cada una de sus estrat¨¦gicas manifestaciones, Coma Fort deja una obra extensa, compleja, rica de matices, t¨¦cnicamente soberbia, fruto de una erudici¨®n y de una minuciosidad de orfebre, escalofriantes de amor por el libro, ahormadas espiritualmente a esa ¡°paciencia mineral¡± que le destac¨® Jos¨¦ Manuel P¨¦rez Prendes, su segundo maestro, en la que destacan su ?ndice comentado de las colecciones de fuentes del Corpus iuris civilis (2008) o su reciente Codex Theodosianus. Historia de un texto (2014), probablemente las mejores entre las publicadas por un romanista espa?ol en lo que va de siglo. Costar¨¢ mucho seguir adelante sin ¨¦l, sabiendo que no volver¨¢s a verlo, que no leer¨¢ tus cosas (pobre consuelo del universitario), sabiendo que no recibir¨¢s las suyas. Estremece que su muerte siga a la de Alejandrino Fern¨¢ndez Barreiro, con el que tan vinculado estuvo a trav¨¦s de la com¨²n presencia de Javier Paricio, tan importante en la vida de uno y otro, ausencias que una disciplina tan dif¨ªcil y tan fr¨¢gil como el derecho romano acusar¨¢ de un modo dif¨ªcil de calibrar, esperemos ¡ªincluso por su memoria¡ª que de un modo no irreversible. Mueren siempre los mejores y siempre, sin excepci¨®n, antes de tiempo. Y es triste el tiempo que ha de vivirse luego sin ellos.
Alfonso Castro es catedr¨¢tico de Derecho Romano y decano de Derecho de la Universidad de Sevilla.
Babelia
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