¡°Muchos cambian su arte para seguir la moda¡±
El coleccionista argentino Jorge P¨¦rez es uno de los 25 latinos m¨¢s influyentes de Estados Unidos seg¨²n la revista 'Time'
¡°He gastado 340.000 euros en Arco¡±. Jorge P¨¦rez (Argentina, 1949) revela, excepcionalmente, la cifra mientras desayunamos en el Hotel Palace de Madrid. El coleccionista ha comprado 11 piezas. Sin duda, la sonrisa de Carlos Urroz, director del certamen, debe ser mayor que la del gato de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas. P¨¦rez es conocido en el mundo del arte por muchas cosas. Su pasi¨®n compradora, su riqueza (3.100 millones de d¨®lares, seg¨²n la revista Forbes), un museo que lleva su nombre (P¨¦rez Art Museum Miami, PAMM) y una actividad profesional, la promoci¨®n inmobiliaria en Miami, que le ha situado, acorde con la publicaci¨®n Time, entre los 25 latinos m¨¢s influyentes de Estados Unidos.
Pregunta. Ha comprado fuerte en la feria.
Respuesta. S¨ª. Arco es una de las mejores ferias del mundo. Hay coleccionistas de primer nivel y resulta muy acogedora. Es mi favorita.
P. Parte de su familia es cubana. Con la nueva situaci¨®n entre Cuba y Estados Unidos, ?c¨®mo cambia el panorama para la pl¨¢stica?
R. Todo el mundo habla de la Bienal de la Habana. Antes ten¨ªas que ir medio escondido. Habr¨¢ una concurrencia inmensa. La isla se abrir¨¢ y va a mostrar su extraordinario arte. Quiero comprar m¨¢s de 300 piezas y regal¨¢rselas al PAMM.
P. ?Los grandes coleccionistas han sustituido a la cr¨ªtica de arte?
R. He visto artistas, no le doy nombres, que si les compra un gran coleccionista al d¨ªa siguiente pasan de costar 10.000 a 40.000 euros. El arte se ha convertido en un s¨ªmbolo de estatus social.
P. La especulaci¨®n afecta, incluso, a artistas veintea?eros. ?Esa tensi¨®n en los precios le dificulta comprar obra?
R. S¨ª. Se convierte en una carrera. Por ejemplo, ?scar Murillo, 29 a?os, ni te lo vende la galer¨ªa. Tienes que esperar. Lo conozco desde cuando sus cuadros no costaban casi nada. Es algo que da miedo. Murillo es un artista estupendo. Pero otros, como Gordillo, 50 a?os de trayectoria y en todos los museos del mundo, cuestan la tercera parte. ?Ese valor es real o no?
P. ?Manipulaci¨®n?
R. S¨ª. El mercado del arte se manipula de tal forma que hay artistas que casi no pueden entrar. Actualmente si eres un creador figurativo est¨¢s jodido. Manda la instalaci¨®n y lo conceptual. Y muchos cambian su arte para seguir la moda o los deseos del comisario de turno. Se vuelven como un traje de Carolina Herrera.
P. Pero nunca hab¨ªa existido una vinculaci¨®n tan estrecha entre el lujo y la pl¨¢stica.
R. Es un branding. En mis edificios no lo hacemos solo por esa raz¨®n. Pero me gasto un dineral en incorporarles obras de arte. Algunos socios me piden que les compre piezas para los inmuebles. ¡°Tengo dos millones de d¨®lares de presupuesto¡±, me dicen. Es estatus. No que les guste.
P. La culpa es suya porque es el ¨²nico promotor del planeta que tiene asociados a sus edificios comisarios que deciden qu¨¦ piezas se instalan.
R. No me siento mal, soy un vendedor. He ido aprendiendo. Antes no entraba en los museos en las ¡°cosas raras¡±. Ahora me esfuerzo por estudiar y mirar. Hoy veo piezas que no me gustaban y digo ?guau!
P. Asegura que su gran ilusi¨®n es descubrir al nuevo Picasso ?Lo ha encontrado?
R. Secundino Hern¨¢ndez ser¨¢ uno de los grandes y ?scar Murillo es un artista tremendo, pero algunas veces la fama y el dinero¡ En lo personal, lo importante es la pasi¨®n. Tengo amigos de mi sector que ya han ganado 1.000 millones de d¨®lares y no tienen ganas de hacer otras cosas. Yo a¨²n mantengo la tensi¨®n de crear edificios con los mejores dise?adores.
Termina Arco. Frente al balance imposible de los n¨²meros (la feria nunca da cifras de ventas) se impone el de las sensaciones. La galerista Elba Ben¨ªtez est¨¢ ¡°muy contenta¡±. Me lo cuenta desde Toledo, donde esboza un proyecto con Cristina Iglesias y Jorge P¨¦rez para Miami. Mientras, en Madrid, Pedro Maisterra (Maisterravalbuena) y Mira Bernab¨¦u (espaivisor) caminan id¨¦nticos sentimientos. Y Leon Tovar, galerista neoyorkino, cuyo stand es un peque?o museo de maestros de las vanguardias latinoamericanas, ha cruzado intereses con la Judd Foundation y la Tate. La feria y las vanidades gozan de buena salud.
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