Lorca, m¨²sico antes que poeta
Un libro muestra la relaci¨®n del granadino con la m¨²sica y su trato con Falla
Dec¨ªa Mauricio Sotelo antes del estreno de la ¨®pera El p¨²blico en el Teatro Real, la semana pasada, que ¨¦l hab¨ªa compuesto bas¨¢ndose en la m¨²sica que ya vive latente en la obra de Lorca. El poeta quiso ser m¨²sico antes que literato, estudi¨® piano y fue alumno de Manuel de Falla. Su obra est¨¢ plagada de referencias musicales y sus versos llevan una m¨²sica callada escondida. Sobre esa relaci¨®n de Lorca con la m¨²sica profundiza Marco Antonio de la Ossa (Cuenca, 1978) en ?ngel, musa y duende: Federico Garc¨ªa Lorca, editado por Alpuerto.
"Si te fijas en los primeros escritos de Lorca, tanto en prosa como en verso, hay much¨ªsimas referencias musicales: compositores, formas, elementos musicales¡ Federico en su adolescencia ten¨ªa en mente ser m¨²sico e irse a Par¨ªs a estudiar. La obra de Lorca tiene muy presente en su estructura una r¨ªtmica muy acentuada que se acerca mucho en su construcci¨®n de los versos a la r¨ªtmica musical", explica el autor, que tras realizar su tesis doctoral sobre la m¨²sica en la Guerra Civil, descubri¨® que el bando republicano cantaba su versi¨®n con letra cambiada de las Canciones populares que hab¨ªa grabado el poeta con La Argentinita en 1931. Profundizando en los fondos de la Fundaci¨®n Federico Garc¨ªa Lorca, el Archivo Manuel de Falla y la Residencia de Estudiantes, De la Ossa traza un perfil musical del poeta y de las influencias que recibi¨®.
Uno de los personajes musicales que marcaron a Lorca fue Manuel de Falla. "Cuando don Manuel fue a Granada a vivir, Lorca ¡ªque hab¨ªa estudiado varias obras suyas¡ª se acerc¨® a su casa a presentarse y decirle que estaba muy interesado en conocerlo. Falla era muy estricto con sus alumnos y no cog¨ªa a cualquiera, pero este chico le cay¨® en gracia, quiz¨¢ porque lo vio como el hijo que nunca tuvo. Estuvo muy pendiente de ¨¦l y cuando se fue a estudiar a la Residencia, se preocup¨® de que no se juntara con algunas compa?¨ªas que consideraba perjudiciales para ¨¦l, que fuera m¨¢s pausado en las entrevistas y m¨¢s recatado con su homosexualidad", cuenta el escritor, que dice que Falla vio el torrente literario que ten¨ªa Lorca y le incit¨® a que dejara un poco de lado la m¨²sica, aunque siguiera estudi¨¢ndola. "Gracias a Falla, Lorca ampli¨® sus estudios musicales y conoci¨® todas las vanguardias que ven¨ªan de Europa, y Lorca recitaba sus obras a Falla y le daba a conocer lo que hac¨ªan otros literatos".
Pero Lorca y Falla eran dos personalidades muy diferentes, la austeridad frente al derroche, la jarana en contraposici¨®n al misticismo. "El Carmen de la Antequeruela, residencia del compositor, muestra a un Falla muy aprensivo, austero, que casi solo sal¨ªa para ir a misa a la parroquia cada d¨ªa. Lorca, sin embargo, era muy vitalista, le encantaba salir y la noche, conocer gente, vivir la vida. Poco a poco Lorca se fue separando ideol¨®gicamente de Falla: el m¨²sico era muy religioso y el poeta m¨¢s semanasantero. A¨²n as¨ª, siguieron llev¨¢ndose muy bien, y Lorca segu¨ªa diciendo en las entrevistas que Falla era una persona de referencia en su vida", cuenta el estudioso. Lorca tambi¨¦n entr¨® en contacto en la Residencia de Estudiantes con los compositores de la Generaci¨®n del 27 o de la Rep¨²blica, como los hermanos Halffter, Jes¨²s Bal y Gay, Rosa Garc¨ªa Ascot, Bacarisse¡ Falla le impuls¨® a la investigaci¨®n, y fueron juntos por los pueblos de Andaluc¨ªa buscando las canciones populares. "Lorca presum¨ªa de ser una de las personas que m¨¢s canciones conoc¨ªa, lo ¨²nico que lamentamos es que no las transcribiera, porque era muy vago y adem¨¢s consideraba que si las pasaba a pentagramas perd¨ªan su esencia, por ello solo las grab¨® en gram¨®fono. Cuando estuvo en La Barraca, todas sus representaciones eran muy musicales y cuando llevaba a escena Bodas de sangre o La zapatera prodigiosa realizaba canciones escenificadas como fin de fiesta, repartiendo la melod¨ªa entre los distintos personajes", cuenta De la Ossa.
Tambi¨¦n es crucial la relaci¨®n que Lorca y Falla establecieron en torno al flamenco, que culmin¨® en la organizaci¨®n del concurso del Cante Jondo en Granada en 1922. En aquel encuentro, los dos artistas buscaban la ra¨ªz de la m¨²sica espa?ola en los or¨ªgenes del flamenco. "Diferenciaban entre lo que llamaban cante jondo, que era el canto primitivo andaluz que guardaba las esencias, y los cantes flamencos que se estaban volviendo m¨¢s comerciales, los que los se?oritos andaluces estaban imponiendo cuando se llevaban a los gitanos a sus cortijos. El concurso del Cante Jondo, que cay¨® bastante mal, no quer¨ªa acoger a cantantes profesionales, sino a la gente de los pueblos", agrega De la Ossa, que habla de que Lorca plasm¨® en varias conferencias dictadas una serie de escritos muy hermosos sobre el flamenco, que solo ten¨ªan antecedente en los textos de Dem¨®filo.
"Lorca dict¨® muchas conferencias a lo largo de su vida, como la maravillosa Teor¨ªa y juego del duende, una de sus ponencias que alude a esos t¨¦rminos de duende, ¨¢ngel y musa, que son inherentes a la condici¨®n de artista. En Arquitectura del cante jondo, profundiza m¨¢s a¨²n sobre las esencias del flamenco y le da importancia a la guitarra. Incluso en su ¨²ltima carta, publicada hace unos meses en EL PA?S, ¨¦l dice que se considera flamenco".
El libro recoge tambi¨¦n la experiencia de Lorca en relaci¨®n a las m¨²sicas que conoci¨® en su viaje a Am¨¦rica, desde Nueva York a Buenos Aires. "Lorca era una persona que absorb¨ªa todo. Fue uno de los primeros que trajo el son cubano a la Pen¨ªnsula, en Nueva York se interes¨® por el jazz y lo llev¨® a su piano; conoci¨® a Carlos Gardel en Argentina. All¨¢ donde fue bebi¨® de las m¨²sicas que fue conociendo, igual que hizo en sus viajes por Espa?a. Todas esas experiencias configuraron su personalidad, tan importante como la literaria".
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