Un ¡®late night¡¯ estadounidense graba en Cuba medio siglo despu¨¦s
El comediante Conan O'Brien emite un episodio de su programa desde La Habana
¡°Hola, bienvenidos a Cuba. Soy Conan O¡¯Brien y eso es todo lo que s¨¦ decir en espa?ol¡±. Ciertamente, poco m¨¢s alcanz¨® a pronunciar en este idioma el conductor de Conan, uno de los late night shows m¨¢s conocidos de la televisi¨®n por cable estadounidense. Lo cual no le impidi¨® grabar un episodio en Cuba, que fue emitido la noche del mi¨¦rcoles entre gran expectaci¨®n.
Desde que Jack Paar, uno de los primeros presentadores del cl¨¢sico de las noches estadounidenses The Tonight Show, se traslad¨® a Cuba en 1959 para entrevistar a un entonces joven Fidel Castro, ning¨²n moderador de los abundantes late night que copan las noches de la televisi¨®n norteamericana hab¨ªa vuelto a grabar en la isla.
Ha tenido que pasar m¨¢s de medio siglo y un cambio radical en la pol¨ªtica estadounidense hacia la isla para que O¡¯Brien pudiera convertirse en el primer showman que regresa a la isla para realizar todo un programa -de 75 minutos- en La Habana. Una dulce venganza quiz¨¢s para el pelirrojo que tambi¨¦n moder¨® brevemente The Tonight Show que ahora presenta su rival de la peque?a pantalla Jimmy Fallon.
Fiel a su estilo, el comediante lleg¨® con el objetivo de ser ¨¦l sobre todo el objeto de las risas y burlas de unos cubanos que lo miraban, entre asombrados y horrorizados, pasearse por la capital cubana para indagar sobre los estereotipos sobre la isla.
Y no dej¨® casi ning¨²n t¨®pico de lado: desde tocar con una banda de salsa cubana hasta apuntarse a unas clases de baile para aprender unos pasos de salsa y ¡°rrrrrumba¡±, como dec¨ªa con su fuerte acento. O¡¯Brien tambi¨¦n intent¨® (sin ¨¦xito) aprender algo de espa?ol y visit¨® un museo de ron en el que se ¡°emborrach¨®¡± ante la avergonzada mirada de la joven empleada que intentaba explicarle los distintos rones en oferta. Durante los cuatro d¨ªas que estuvo grabando con un peque?o equipo en La Habana, O¡¯Brien tuvo tiempo tambi¨¦n para plantarse en una f¨¢brica de puros, donde tampoco dej¨® a nadie indiferente. Entremedias, muchos mojitos y daiquir¨ªs, paseos en coches cl¨¢sicos estadounidenses y hasta en un Lada sovi¨¦tico, as¨ª como una vuelta por el famoso Malec¨®n, el paseo mar¨ªtimo de la capital cubana.
Lo que no abund¨® en su programa fueron menciones a la situaci¨®n pol¨ªtica de la isla, algo que le reproch¨® desde las p¨¢ginas de opini¨®n del diario Miami Herald el escritor cubano-americano Humberto Fontova.
¡°Resulta curioso c¨®mo gente que vive del sarcasmo lo desconecta del todo cuando se trata de la Cuba de Castro¡±, lament¨® el autor en una columna titulada ¡°Conan O¡¯Brien ignora el lado oscuro de Cuba¡±.
Desde el comienzo del programa, grabado a mediados de febrero, O¡¯Brien hab¨ªa dejado claro que su intenci¨®n no era m¨¢s que ¡°hablar con los cubanos y tratar de conocerlos¡± mejor.
¡°No quer¨ªa adoptar un tono mordaz. Y no quer¨ªa ser pol¨ªtico. Quer¨ªa ir como un comediante que se r¨ªe de s¨ª mismo y hace re¨ªr a los cubanos¡±, declar¨® a la prensa antes de la emisi¨®n del cap¨ªtulo cubano.
Aun as¨ª, durante el cap¨ªtulo O¡¯Brien no pudo evitar alg¨²n que otro momento de seriedad y alusi¨®n al cambio pol¨ªtico experimentado desde que el presidente Barack Obama anunci¨® el 17 de diciembre la normalizaci¨®n de las relaciones con Cuba.
¡°Pese a las diferencias entre nuestros gobiernos, hay tanto que compartimos¡±, coment¨® en un momento del programa, en el que tambi¨¦n hizo menci¨®n de las ¡°dificultades¡± que afronta el proceso de acercamiento.
Ni el propio O¡¯Brien se atrevi¨® a considerar como una muestra del cambio en las relaciones el hecho de que las autoridades cubanas le permitieran grabar sin limitaciones -seg¨²n dijo-su programa. Al fin y al cabo, ya otros, como el chef estadounidense devenido en presentador de viajes gastron¨®micos-culturales, Anthony Bourdain, han grabado con anterioridad incluso al anuncio de Obama programas en Cuba.
No obstante, declar¨® O¡¯Brien al anunciar el episodio cubano, ¡°puede que no sea una mala forma de diplomacia enviar a un comediante. Quiz¨¢s no sea una mala primera oleada¡±.
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