El salto cultural
Desde los a?os noventa Colombia ha desarrollado un din¨¢mico esquema cultural que ha sobrepasado sus fronteras territoriales y simb¨®licas
De Colombia siempre se ha dicho que se habla el mejor espa?ol de Am¨¦rica, y sus ¨¦lites han tenido tradicionalmente un particular apego a la cultura. En El poder de la gram¨¢tica, un art¨ªculo de Mario Jursich, editor de la revista El Malpensante, se subraya que de 1886 a 1930 fueron presidentes cinco gram¨¢ticos conservadores., aunque se advierte de que no todos los mandatarios han pasado a la historia como eruditos. Julio C¨¦sar Turbay, 1978-1982, pas¨® con fama de abrutado y se convirti¨® en materia de una saga de chistes.
¡°Est¨¢ Turbay en el Palacio d¨¢ndole instrucciones a su secretaria.
¡ªSe?orita, ?p¨®ngame la reuni¨®n con los ministros el viernes a la una!
¡ªSe?or presidente, ?viernes se escribe con be o con uve?
¡ªSe?orita, mejor p¨®ngamela el lunes¡±.
Fue durante su gobierno cuando sali¨® del pa¨ªs por motivos pol¨ªticos el escritor que subi¨® a Colombia al cielo de la cultura, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. El autor de Cien a?os de soledad gan¨® el Nobel en 1982 y muri¨® en M¨¦xico en la primavera de 2014, cerrando una era de la creaci¨®n colombiana que ha dado paso a otra, cuyas bases se han ido asentando desde los noventa, marcada por el salto a los circuitos globales, la profesionalizaci¨®n y la superaci¨®n de lastres simb¨®licos.
Uno fue el ¡°privilegio a las expresiones europeas y hegem¨®nicas¡±, dice Gonzalo Castellanos V., escritor y gestor cultural. ¡°Desde hace dos d¨¦cadas la visi¨®n cultural se centra en aportar recetas frente a ese desbalance y en superar los criterios de cultura de ¨¦lite; en dise?ar respuestas frente a la exclusi¨®n social y a la violencia y en dar espacio al concepto social de los derechos culturales¡±. Castellanos explica que dentro de este nuevo esquema las pol¨ªticas culturales han sobrepasado los l¨ªmites de las instituciones p¨²blicas ¡°para abarcar una visi¨®n intersectorial, de participaci¨®n comunitaria y de asociaci¨®n p¨²blico-privada¡±.
La revalorizaci¨®n de las culturas populares ha sido una marca de esta nueva ¨¦poca. ¡°Una caracter¨ªstica hist¨®rica de Colombia ha sido la vitalidad extraordinaria de las expresiones regionales. M¨¢s all¨¢ de la bien conocida cumbia hay una rica variedad musical en todo el pa¨ªs, as¨ª como existen decenas de tipos de arepas y de sancochos, de carnavales y fiestas locales¡±, se?ala Jaime Abello, director de la Fundaci¨®n Garc¨ªa M¨¢rquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, quien a?ade que al tiempo que se aprecia lo pasado se est¨¢ dando la transici¨®n de la ¡°primac¨ªa de lo popular¡± a la ¡°profesionalizaci¨®n del sector en el marco de las llamadas industrias creativas¡±, con ejemplos de eventos como el Carnaval de Barranquilla, el Hay Festival de Literatura de Cartagena, la Feria del Libro de Bogot¨¢ o la feria artBO de artes visuales.
El arte contempor¨¢neo es punta de lanza del nuevo momento cultural. En Arco 2015, Colombia ha sido el pa¨ªs invitado. A M¨¦xico DF y a?S?o Paulo se ha unido Bogot¨¢ como capital de la vanguardia art¨ªstica latinoamericana. Y las tendencias de sus creadores son reflejo de evoluci¨®n pol¨ªtica. Si en los a?os 80 la violencia del narco y del conflicto con las guerrillas absorb¨ªa la tem¨¢tica art¨ªstica, ahora los contenidos, sin dejar de lado los problemas que a¨²n se tratan de solucionar, son m¨¢s diversos. ¡°Creo que la violencia satur¨® el panorama, hasta el punto de ser validado internacionalmente como El tema colombiano. Hoy se est¨¢n abordando otras po¨¦ticas muy interesantes. Hay m¨¢s apertura tem¨¢tica¡±, opina la curadora Carolina Ponce de Le¨®n. En el ¨¢mbito del teatro, que pasa por una fase dulce ¡ªse habla de una ¡°Primavera teatral¡±¡ª, tambi¨¦n se aprecian otros matices en la relaci¨®n con el conflicto. ¡°Es una ¨¦poca muy, muy buena¡±, dice el dramaturgo Fabio Rubiano, que cita el trabajo de Felipe Vergara sobre la violencia. ¡°Es uno de los que se mete en las zonas de conflicto. Conoce la realidad de primera mano. Lo que me interesa es que a pesar de estar en medio del horror, no escribe en tono de denuncia o de histeria informativa: llantos, gritos, quejas, loops quejumbrosos interminables que no le hacen ning¨²n favor a las v¨ªctimas que pretenden favorecer¡±.
El peso del conflicto y el ensimismamiento en lo nacional ya no marcan como antes. ¡°En los ¨²ltimos a?os la producci¨®n se ha diversificado. La cultura se ha logrado deshacer de ciertos complejos de inferioridad y es cada vez menos autorreferencial. En ese sentido, le ha dado un giro a su mirada. Ahora tiene una perspectiva m¨¢s compleja sobre su pa¨ªs y sobre el mundo. Sus narrativas son m¨¢s sofisticadas, m¨¢s ambiciosas y menos locales¡±, reflexiona el periodista Felipe Restrepo Pombo, director en M¨¦xico de la revista Gatopardo.
La cultura colombiana levanta la cabeza despu¨¦s de d¨¦cadas sobrecargada por la violencia pero no laminada, como advierte el escritor y columnista Ricardo Silva, que reivindica su potencial literario actual. ¡°Creo que la cultura, que como todo en el pa¨ªs ha sucedido mientras ha sucedido la guerra, siempre ha estado viva. Y creo que su situaci¨®n, hoy, es por lo menos buena. Si asumimos como cierto eso de que un hombre sano es aquel que es capaz de contar su propia historia, habr¨ªa que reconocer que una de las muestras de sanidad que da Colombia, en medio de su delirio y su torpeza, son sus novelas y sus obras¡±.
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