¡°Mis alumnos iban cantando a la guerra y volv¨ªan en un ata¨²d¡±
El chileno ?scar Hahn, exprofesor en la Universidad de Iowa, recibe el premio Loewe. Su libro 'Los espejos comunicantes' es una cr¨ªtica al mundo contempor¨¢neo.
Lo sorprendente no es que ?scar Hahn gane el Premio Loewe de Poes¨ªa (ayer se lo entregaron en Madrid). Lo sorprendente es que se presente a un concurso para libros in¨¦ditos ¡ªdotado, eso s¨ª, con 20.000 euros¡ª cuando cualquier d¨ªa podr¨ªa caerle el Premio Cervantes a toda su trayectoria. Nacido hace 76 a?os en Iquique, a 1.800 kil¨®metros al norte de Santiago ¡ª¡°el fin del mundo incluso para Chile¡±¡ª, el escritor explica que, ¡°sencillamente¡±, ten¨ªa un libro acabado y quer¨ªa publicarlo cuanto antes. ¡°A mi edad ya no tengo tiempo para esperar¡±, dice. ¡°No es que pensara que me voy a morir r¨¢pido. Pero quiz¨¢s s¨ª¡±.
Que ese libro, Los espejos comunicantes (Visor), est¨¦ atravesado por la muerte no sorprende en alguien cuya primera obra, Esta rosa negra, se abri¨® en 1961 con esa palabra. ¡°Mi actitud entonces era festiva, como en las danzas medievales, la de un veintea?ero convencido de que la muerte es algo que le pasa a los dem¨¢s¡±, argumenta. ¡°Los poemas de ahora nacen de la conciencia; de c¨®micos no tienen nada. La muerte es una inminencia¡±.
'Los espejos comunicantes'
?Con quien se comunican los espejos / comunicantes?//? ?Con qu¨¦ interlocutor inconcebible?/ ?Con qu¨¦ figura cautiva en el azogue?// De lo que hablan no sabemos nada/ De lo que piensan lo ignoramos todo // A veces/ cuando me veo reflejado / en un espejo de medio cuerpo/ tengo miedo de que me succione/ de la cintura para arriba/ Mi otra mitad / de la cintura para abajo/ saldr¨ªa huyendo/ como un grotesco enano// Anoche/ vi que alguien del otro lado/ del espejo hab¨ªa escrito:// "El d¨ªa llegar¨¢"// Entonce o¨ª la voz/ del cristal que me dec¨ªa:// Y las im¨¢genes almacenadas/ adentro de los espejos/ ser¨¢n vaciadas en la realidad:/ sujetos lav¨¢ndose los dientes/ mujeres maquill¨¢ndose y pein¨¢ndose/ se?oras ajust¨¢ndose el corset/ caballeros arregl¨¢ndose la corbata/ j¨®venes afeit¨¢ndose/ quincea?eras prob¨¢ndose/ el priemr sost¨¦n/ gente mir¨¢ndose desnuda// Y agreg¨® en tono solemne:// Todos los reflejos de personas/ y animales emerger¨¢n de los espejos/ e invadir¨¢n aldeas y ciudades// Ser¨¦ el d¨ªa de la confusi¨®n universal/ el d¨ªa en que nadie podr¨¢ distinguir/ entre los objetos y sus iconos/ entre los seres vivos y su imagen/ entre los hombres y las cosas// Y despu¨¦s ser¨¢ el fin del mundo// As¨ª habl¨® el espejo comunicantes/ y estall¨® en mil pedazos.
A esa conciencia ha contribuido algo muy presente en este ¨²ltimo poemario: el 11-S y las guerras de Afganist¨¢n e Irak. ?scar Hahn sali¨® de Chile en 1974 huyendo de la dictadura militar y ha pasado 30 a?os como profesor de Literatura en la Universidad de Iowa. All¨ª vivi¨® el atentado de las Torres Gemelas: ¡°Mi hija mayor me llam¨® desde Chile y me dijo que prendiera el televisor. Pens¨¦ en otro golpe de Estado. Los atentados despertaron un esp¨ªritu revanchista. Lo curioso es que j¨®venes que no pod¨ªan beber alcohol porque era malo para su salud pod¨ªan ir a la guerra a matar y morir¡±. De eso habla su poema ¡®Nueva paradoja de Zen¨®n¡¯, una recreaci¨®n moderna del mito de Aquiles. ¡°Vi c¨®mo mis alumnos iban cantando a la guerra y volv¨ªan en un ata¨²d. Eso me sacudi¨®. Tambi¨¦n la posibilidad de que mis hijos menores pudieran ir¡±.
La vida del autor de t¨ªtulos como Arte de morir o Mal de amor hab¨ªa cambiado para siempre otro 11 de septiembre, el de 1973, fecha del golpe de Pinochet. Pas¨® 10 d¨ªas detenido: ¡°No fue mucho, pero en las primeras horas fusilaban por cualquier cosa¡±. ?l, sin embargo, nunca temi¨® por su vida: ¡°La angustia era diferente¡±, cuenta el poeta. ¡°Una noche un guardia pidi¨® que levantaran la mano los cat¨®licos. La levantamos todos porque pens¨¢bamos que nos soltar¨ªan, pero dijo: ¡®Empiecen a rezar; los van a fusilar en la madrugada¡¯. Aquello me afect¨®, claro, pero no lo cre¨ª. Tuve la intuici¨®n de que no iba a morir¡±.
Adem¨¢s de miles de muertos, los dos 11-S de su vida provocaron una misma v¨ªctima, dice el escritor: la verdad. ¡°Se pervierte el lenguaje y se habla de guerra limpia, de bajas colaterales...¡±. Empieza entonces un trabajo para limpiadores y poetas: ¡°A la poes¨ªa le toca restablecer la verdad en el lenguaje. No es una posici¨®n pol¨ªtica, es una postura ¨¦tica¡±. Cuando se le pregunta por el poder real de la poes¨ªa, el nuevo premio Loewe recuerda el caso de tres desconocidos a los que su poema ¡®El doliente¡¯ les sirvi¨® de consuelo en medio del desastre y la enfermedad. ¡°Pasar¨¢n estos d¨ªas...¡± arranca ese soneto de Apariciones profanas (2002). ¡°Supongo que los poemas hacen el efecto que han dejado de hacer las oraciones: consolar. Tal vez un poema sea una oraci¨®n sin dios¡±.
La represi¨®n en su pa¨ªs oblig¨® al autor chileno a instalarse en Estados Unidos. Poco antes lo hab¨ªan invitado al famoso Taller Internacional de Escritores y all¨ª volvi¨®. El nombre de Iowa City est¨¢ asociado a los de autores ilustres como Tennessee Williams, John Cheever o John Irving. ?scar Hahn recuerda especialmente a Raymond Carver, al que frecuent¨® en 1978: ¡°Era de mi edad, alto, con cara de ni?o. Hab¨ªa publicado un par de libros pero todav¨ªa no era el Carver famoso¡±. Tomaban caf¨¦ y hablaban de literatura con los estudiantes. ¡°Le dieron la beca Guggenheim, que te permite ir a cualquier sitio, y ¨¦l se qued¨® en Iowa. La gente se iba, qu¨¦ s¨¦ yo, a Par¨ªs; ¨¦l, no¡±. Hahn est¨¢ convencido de que un taller no crea un escritor de la nada pero ¡°le ayuda a aprender en un a?o lo que tardar¨ªa diez por su cuenta; eso s¨ª, si no lleva algo dentro...¡±. ?l, por ejemplo, lo llevaba sin saberlo. De adolescente su novia le pidi¨® que le escribiera un acr¨®stico y ah¨ª empez¨® todo: ¡°Yo no sab¨ªa ni lo que era, ni me interesaba la poes¨ªa. Me lo escribi¨® un amigo. La muchacha me dijo que le escribiera uno delante de ella y no me qued¨® m¨¢s remedio. Acababa de descubrir algo¡±. Y hasta hoy, porque el amor es, con la muerte, el otro gran tema de su obra.
Esa obra, reunida en Archivo expiatorio (Visor), fue reconocida en Chile en 2012 con el Premio Nacional de Poes¨ªa. Algunos han visto en este poeta de apellido alem¨¢n el gozne entre escuelas enfrentadas: la antipoes¨ªa de Nicanor Parra y la verbosidad de Gonzalo Rojas. En Los espejos comunicantes hay un poema a la memoria de este ¨²ltimo. ¡°No es que comulgue con su canon, es que Gonzalo era mi amigo¡±, explica. ¡°La polarizaci¨®n de la que habla es cierta porque Chile es un pa¨ªs que tiende al sectarismo: Neruda o Huidobro; Nicanor o Gonzalo. Pero no hay recetas: el que se la puede, se la puede. Yo siempre he hecho lo m¨ªo con la mayor autenticidad que puedo¡±. De ah¨ª que mezcle sin reparos a San Juan con Miles Davis, la tradici¨®n con los Transformers: ¡°?Cu¨¢ndo funcionan las cosas en un poema? Cuando te nacen con verdad¡±.
La poes¨ªa como incendio
"Los verdaderos poemas son incendios". Esta frase de Vicente Huidobro fue recordada y comprobada ayer por casi 200 personas durante la entrega del XXVII Premio Loewe de Poes¨ªa, en Madrid. Fueron testigos de una doble coincidencia: por primera vez el galard¨®n m¨¢s prestigioso de la poes¨ªa en espa?ol, uno para autores reconocidos y otro para la Creaci¨®n Joven, ha distinguido a dos latinoamericanos: el chileno ?scar Hahn con Los espejos comunicantes y la colombiana Mar¨ªa G¨®mez Lara con Contratono, editados por Visor; y los dos autores est¨¢n unidos por el maestro Huidobro: Hahn como conocedor de su obra y G¨®mez Lara por su admiraci¨®n hacia ¨¦l, tanto que su libro se abre con la frase "Los verdaderos poemas son incendios".
As¨ª lo comprobaron todos. Los ganadores leyeron poemas, y el p¨²blico sus llamaradas po¨¦ticas. All¨ª estaban desde los anfitriones Enrique Loewe, presidente honor¨ªfico de la Fundaci¨®n que lleva su nombre, y su hija Sheila, su directora, hasta la alcaldesa Ana Botella, la directora general de Cultura y del Libro del Ministerio de Cultura, Teresa Lizaranzu, y los embajadores de Chile, Francisco Marambio, y de Colombia, Fernando Carrillo. Adem¨¢s escritores como Jorge Edwards, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Soledad Pu¨¦rtolas, Luis Garc¨ªa Montero, Vicente Molina Foix, Javier Lostal¨¦, Pablo Garc¨ªa Baena, Luis Antonio de Villena, Fernando Delgado, Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre, Ignacio Elguero o Antonio Lucas y Elena Medel, ganadores en 2014. Adem¨¢s, Alicia G¨®mez-Navarro, directora de la Residencia de Estudiantes; Carlos Urroz, director de Arco; Juan Barja, director del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid; el artista Eduardo Arroyo, o la cineasta, y exministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde.
Edwards present¨® a Hahn y este ley¨® el poema que da t¨ªtulo al libro, Los espejos comunicantes, y dio las gracias porque una empresa de moda y lujo se acuerde de la pariente pobre de la literatura. G¨®mez Lara (Bogot¨¢, 1989) rindi¨® homenaje a Ida Vitale, la poeta uruguaya que escribi¨® un texto de presentaci¨®n: "Contratono muesta la necesaria conjunci¨®n de una voluntad po¨¦tica y de una expresi¨®n que asume las m¨²ltiples fuentes que el aluvi¨®n humano venido de tantos puntos hizo coexistir en Latinoam¨¦rica".
Es un poemario con el que la poeta quiere conmover al lector con, dice ¡°una voz con la cual le digo algo, que busca ponerse en el lugar de la gente corriente, en situaciones distintas, que ha tenido una p¨¦rdida¡±. Busca territorios conocidos pero desde el extra?amiento, ¡°la palabra para salvarse¡±. Entonces ley¨® un poema que su vez fue su presentaci¨®n personal y literaria: ¡°Nac¨ª el mismo d¨ªa que Emily Dickinson / casi dos siglos despu¨¦s / y las cosas han cambiado un poco / desde entonces. / No tuve / su entereza ante el dolor / ni su o¨ªdo sutil para las revelaciones / (...) al caminar regamos / nuestra nada en las esquinas...¡±.
Babelia
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