¡°El toreo nos alivia la nostalgia¡±
J¨®venes colombianos y mexicanos que no llegan a los 20 a?os relatan su experiencia en una escuela taurina de Madrid
Con solo nueve a?os, Camilo Hurtado sal¨ªa a escondidas de su casa para acudir a la escuela taurina de Manizales, en Colombia. Su padre, jugador de f¨²tbol profesional, esperaba que su hijo siguiera sus pasos. Con una mirada descarada y una sonrisa conquistadora, propias de la profesi¨®n, Hurtado lo cuenta como algo inevitable: el ruedo lo sedujo. El mexicano Jos¨¦ Fernando Sandoval, uno de sus compa?eros en la madrile?a escuela Marcial Lalanda, describe as¨ª su pasi¨®n: ¡°Pienso a diario en los toros, 24 horas. Nunca me hab¨ªa pasado con otra cosa¡±. Ni a ¨¦l ni a otros j¨®venes latinoamericanos que dejan atr¨¢s a sus familias para estudiar en ¡°la cuna del toreo¡±.
¡°La primera vez que me puse delante de una becerra, no ten¨ªa ni idea de c¨®mo agarrar un trasto¡±, recuerda el mexicano Mariano Sescosse, 19 a?os. Fue en una fiesta en una finca de unos amigos de sus padres. Como Mariano, los otros aprendices crecieron rodeados del mundo taurino. Quien no iba los domingos al ruedo con su padre, ten¨ªa un t¨ªo matador o un pap¨¢ picador.
Estudiar tauromaquia en Espa?a da prestigio a los j¨®venes latinoamericanos en sus pa¨ªses
La mayor¨ªa top¨® sin embargo con la primera oportunidad para torear de pura casualidad, y ya no pudo parar. ¡°Perd¨ª muchas orejas en mi tierra por la espada¡±, afirma Mariano para explicar que entonces le daba importancia al hecho de matar al morlaco. ¡°Un torero no disfruta viendo un animal sufrir, hay que fundirse con ¨¦l, acompa?arle con el pecho. Crear arte. La espada es un ritual. El toro tiene que morir porque si no, va a ir un rastro y le van a pegar un tiro en la cabeza¡±, afirma con una seguridad que sorprende en un chico aparentemente t¨ªmido, con la man¨ªa de atusarse el flequillo, que lleva acortinado hacia la derecha.
A Sescosse la profesi¨®n le corre por dentro. Al hablar, lleva el codo derecho atr¨¢s y saca pecho. ¡°Si consigues cortar dos orejas en Las Ventas, despu¨¦s toreas todas las ferias de M¨¦xico¡±, asegura. El renombre que les acompa?a de vuelta a sus pa¨ªses de origen tras haber estudiado en Espa?a es uno de los motivos que mueve a los muchachos. Jos¨¦ Luis Bote, matador retirado y uno de los directores de la escuela junto con Joselito y El Fundi, les da la raz¨®n: ¡°Si triunfan aqu¨ª, se pueden hacer capitanes generales en su tierra¡±.
Estas viejas glorias del toreo que ejercen ahora como profesores son un aliciente m¨¢s para los chicos. ¡°Cuando mi mam¨¢ llam¨® a mi pap¨¢ para decirle que estaba embarazada, ¨¦l estaba viendo al maestro Joselito salir por la puerta grande y le contest¨®: ¡®Si es ni?o se llamar¨¢ Jos¨¦ Miguel¡±, cuenta el mexicano Jos¨¦ Miguel Arellano, 17 a?os.
Estos j¨®venes llegan siendo menores de edad ¡ªuno de los requisitos de la escuela¡ª y tienen que aprender a cocinar, limpiar, planchar, hacer la compra... Y lidiar con el papeleo: vienen con permisos de estudiante que deben renovar cada a?o o seis meses. Todo solos. En un pa¨ªs nuevo, en una ciudad donde no conocen a nadie. Pero para ellos, toda inconveniencia tiene un pase:
¡°Al principio de estar ac¨¢, el toreo me aliviaba la nostalgia¡±, recuerda Juan David Manjarr¨¦s, 18 a?os, que lleg¨® a Madrid hace dos.
De cuatro a nueve de lunes a viernes, y de diez a una los s¨¢bados, los alumnos estudian teor¨ªa y la ponen en pr¨¢ctica con el material del centro y sus capotes, que llevan sus nombres escritos. ¡°Santiago Viloria¡±, se lee en el env¨¦s amarillo de uno, mientras su propietario lo pasea por el albero en una media ver¨®nica. Su due?o, un chico colombiano de 18 a?os, mira fijamente al que ser¨ªa el toro (uno de sus compa?eros lleva unos cuernos en la mano), que se prepara para embestir. Con la pierna izquierda extendida atr¨¢s y el capote frente al cuerpo, Viloria desaf¨ªa al supuesto animal con un grito arrastrado y una sacudida del capote. Los cuernos se acercan y ¨¦l los dirige con la tela. Sincronizados, como si fuera un baile, el aprendiz gira el torso conforme pasa la bestia, para no darle la espalda.
Disfrutar de las embestidas que te regala el toro, acompa?arle con el pecho y sentirte torero¡± El alumno Mariano Sescosse
La escuela no dispone de animales propios pero, en lo que va de a?o, ha llevado a sus aprendices a unos cinco tentaderos. La posibilidad de participar en m¨¢s y mejores tentaderos y novilladas es lo que m¨¢s seduce a los j¨®venes para mudarse a Espa?a. M¨¢s incluso que el prestigio y las otrora figuras de la profesi¨®n. El ¡°disfrutar de las embestidas que te regala el toro, acompa?arle con el pecho y sentirte torero¡±, en palabras de Sescosse.
No todos los alumnos de la escuela pueden, sin embargo, participar en estos eventos. Primero, han de alcanzar cierto nivel. ¡°No hacemos ex¨¢menes como tal, pero controlamos el avance de cada uno¡±, explica el maestro Bote. En noviembre, cuando la temporada taurina acaba en Espa?a, los j¨®venes latinoamericanos vuelven a casa y aprovechan para pasar la Navidad con sus familias y participar en festivales en sus pa¨ªses. As¨ª no dejan de practicar.
Aunque todos dicen ser conscientes del peligro, no les parece freno suficiente. A Manjarr¨¦s un toro le volte¨® mientras se preparaba para un certamen el a?o pasado: ¡°Es parte de la profesi¨®n. Un corredor de autos sabe que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que chocar. Uno de motos, que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢ que caerse. Esto es lo mismo. El miedo se siente antes de salir, pero desaparece con la primera ver¨®nica¡±.
"El animal no te pide el DNI"
La escuela taurina Marcial Lalanda no acepta alumnos menores de nueve a?os ni mayores de edad. Los aprendices pueden, sin embargo, permanecer en el centro hasta que les sale un apoderado o debutan como novilleros con caballos. ¡°El toro no te pide el DNI¡±, afirma Jos¨¦ Luis Bote al explicar que no hay una edad ideal para ingresar o salir de la instituci¨®n. Eso s¨ª, ¡°cuanto m¨¢s joven, m¨¢s esponja¡±, asegura el director.
Cuando los alumnos son m¨¢s ni?os, las clases son m¨¢s parecidas a una actividad extraescolar que a una carrera profesional. ¡°La disciplina y la concentraci¨®n necesarias se les exigen m¨¢s adelante¡±, afirma Bote.
Preparaci¨®n f¨ªsica es la primera clase de la tarde. Durante unos 90 minutos, trabajan resistencia, potencia y fuerza. ¡°Es dif¨ªcil comprender que hace falta entrenamiento para ser capaz de quedarse parado¡±, explica el profesor. Aprender c¨®mo firmar un contrato, relacionarse con los empresarios, ponerse y quitarse el traje o mantenerlo limpio forman parte de la asignatura Autosuficiencia. Una clase especialmente importante para los extranjeros ¡ªque representan una sexta parte del alumnado¡ª, ya que, adem¨¢s de darse de alta en la seguridad social, necesitan obtener un permiso de trabajo para participar en las novilladas. Suertes del toreo, Lidia y Formaci¨®n complementaria son el resto de materias.
La escuela hace mucho hincapi¨¦ en la importancia de que sus alumnos compaginen el instituto o el trabajo con el estudio de la tauromaquia. ¡°Triunfar en esta profesi¨®n es muy dif¨ªcil, por no decir un milagro¡±, asegura Bote. Por eso, el centro no exige asiduidad en la asistencia: ¡°Si no pueden venir un d¨ªa, ya lo recuperar¨¢n¡±.
Para que los j¨®venes con menos posibilidades de ser alguien en el mundo taurino no descuiden sus estudios, la escuela mantiene a los padres informados de las capacidades de sus hijos. ¡°Si vienen aqu¨ª a pasar el rato, tambi¨¦n les avisamos¡±, afirma Bote y explica que, a ese respecto, no hacen distinci¨®n entre nacionales y extranjeros. ¡°Venir aqu¨ª y dejar a tu familia es un sacrificio grande que exige tener muchas ganas de ser torero. Pero si los chavales pierden el tiempo, avisamos a sus padres o tutores¡±, explica.
Los seis alumnos latinoamericanos de la escuela detuvieron su formaci¨®n escolar para venir a Espa?a. Algunos todav¨ªa tienen que terminar el bachiller. Otros lo acabaron justo antes de venir. La mayor¨ªa pretende retomar sus estudios en el futuro. En Espa?a o en sus hogares; presencial u online; todos tienen planes alternativos o simult¨¢neos al toreo. Medicina, Periodismo, Gastronom¨ªa, Comercio internacional... son algunas de las opciones que barajan.
Babelia
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