Modernidad
TVE ha decidido recurrir a sus "glorias" de anta?o para ver si puede recuperarse de su desastroso presente
Ser¨ªa arduo no otorgarle la raz¨®n al doliente y l¨²cido Jorge Manrique cuando, tras la muerte de su padre, escribe: ¡°Cu¨¢n presto se va el placer, c¨®mo, despu¨¦s de acordado, da dolor; c¨®mo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor¡±. O al antiguo traficante de caballo Carlito Brigante, en busca de imposible redenci¨®n, reconocer: ¡°Con el tiempo no cambias, solo pierdes fuerza¡±.
A diferencia de empresas con estrategias inteligentes (no hablemos de ideolog¨ªas, las enterraron convenientemente hace tiempo y las empresas nunca se han regido por ellas, solo por el ¨¦xito traducido a dinero) como laSexta, que ha descubierto con sentido de la l¨®gica que la clientela de Podemos, o simplemente de los infinitos ciudadanos que est¨¢n hasta los genitales del fango que representan los de siempre, pod¨ªa ser suya a cambio de un periodismo tan inaplazable y potente como el que encarna Jordi ?vole, o que la informaci¨®n mas cre¨ªble sobre el repugnante estado de las cosas, tambi¨¦n consiga despertar las higi¨¦nicas sonrisas y carcajadas del espectador, algo que logra con notable regularidad Wyoming, ese asunto permanentemente ruinoso para el contribuyente conocido como TVE ha decidido recurrir a sus ?glorias? de anta?o para ver si puede recuperarse de su desastroso (no exageremos, solo inane) presente.
Su sentido del espect¨¢culo de calidad ha tenido la genial y revolucionaria idea de recuperar al gracios¨ªsimo ventr¨ªlocuo y nada viscoso personaje Jos¨¦ Luis Moreno. Tambi¨¦n a Buruaga, aquel pulcro ordenanza de la vergonzosa y honesta madame Aguirre en las plurales e inolvidables tertulias pol¨ªticas de Telemadrid, y a Bert¨ªn Osborne, ese machote de toda la vida, aunque hombre cultivado, que tanto me recuerda a Sinatra en su estilo cantar¨ªn, para que haga de Oriana Fallaci en entrevistas que intuyo apasionantes.
Y me merece respeto como comunicador y como persona Paco Lobat¨®n, aunque terminara ligeramente harto de aquel humanista y l¨ªrico programa titulado ?Quien sabe d¨®nde?, que deber¨ªa haberse terminado llamando Wanted, en el que acababan trinc¨¢ndote aunque la libre voluntad del desaparecido hubiera sido la de largarse de su mundo sin dar explicaciones a nadie.
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