C¨®mo lobotomizar un cuento
En la relectura del cuento de hadas que hace Disney, esta propuesta es un anacronismo
La historia de Cenicienta podr¨ªa sintetizarse en una sola imagen: el pie de la maltratada hero¨ªna encajando a la suma perfecci¨®n en ese zapato de cristal que imagin¨® Charles Perrault. Imagen cargada de poder fetichista e inocente erotismo, emblem¨¢tica de esas corrientes de deseo y terror que acreditan a los cuentos de hadas como poderosas manifestaciones del inconsciente de una cultura.
CENICIENTA
Algunas pel¨ªculas son capaces de invalidarse por culpa de un solo plano: la manera en que Kenneth Branagh rueda el momento del pie de Cenicienta y el zapato de cristal, con evidente desinter¨¦s, desaprovechando todas las posibilidades del momento para la intensidad e, incluso, para el suspense (aunque la conclusi¨®n sea cosa sabida), invalidar¨ªa, por su torpeza y desgana, el conjunto. El problema, no obstante, es mucho m¨¢s grande que ese plano: esta Cenicienta es una porcelana Lladr¨® en movimiento, una catedral del buen / mal gusto mucho m¨¢s interesada en sus cortinajes y en el brillo de sus cristales de Sv¨¢rovsk? que en el relato que est¨¢ contando y el alma de sus personajes.
En la presente relectura cr¨ªtica del cuento de hadas que est¨¢ teniendo lugar en Disney, esta propuesta es un anacronismo, al que ni siquiera salva el evidente placer de Cate Blanchett al dar rienda suelta a un registro camp. Branagh estaba en su derecho de olvidarse de la crueldad Grimm de Into the Woods para combatir el cinismo de los tiempos volviendo a fuentes menos turbias, pero convertir Cenicienta en bisuter¨ªa no tiene justificaci¨®n posible.
Babelia
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