R¨ªos navegables en Colombia
'Tejedores de agua' toma la cultura fluvial como eje central para mostrar las nuevas narrativas art¨ªsticas en construcci¨®n
Aunque el Conde Duque sea el lugar m¨¢s inh¨®spito de toda la ciudad, casi del mundo ¡ªcon perd¨®n¡ª; aunque ni en la entrada ni en ning¨²n otro lugar haya siquiera una copia del cat¨¢logo para que el visitante lo pueda consultar ¡ªy vale la pena este cat¨¢logo dise?ado por Irma Boom¡ª, Tejedores de agua merece el paseo por lo interesante de la propuesta de comisariado. De hecho, el arte colombiano que se pudo ver en Arco era estimulante, pero a menudo exclu¨ªa asuntos esenciales para buena parte de la producci¨®n del pa¨ªs en los ¨²ltimos 15 a?os: la propia idiosincrasia de la construcci¨®n de una identidad que en este momento excepcional negocia sus significados y vive una vida exuberante. Lo demuestra la escena actual alternativa colombiana, que pasa por un momento dorado con espacios como El Parqueadero del Banco de la Rep¨²blica ¡ªun laboratorio para talleres, producci¨®n y espacios en residencia¡ª o la Fundaci¨®n Gilberto Alzate Avenda?o, ambos en Bogot¨¢; Casa Tres Patios en Medell¨ªn; o La Tertulia en Cali. En estos lugares se buscan nuevas narrativas en medio de la utop¨ªa maravillosa que vive Colombia.
Es el esp¨ªritu Tejedores de agua, comisariada por Jos¨¦ Roca, director de Flora, a medio camino entre galer¨ªa y residencia de artistas en el barrio bogotano de San Felipe donde el cambio se hace patente ¡ªgaler¨ªas en vez de talleres¡ª, y Alejandro Mart¨ªn, que acaba de incorporarse a La Tertulia en Cali. Tejedores parte del concepto del r¨ªo, esencial en Colombia, donde la navegaci¨®n fluvial ha sido el medio m¨¢s eficaz para moverse. Los r¨ªos son, adem¨¢s, el lugar de intercambio. Se trata de la met¨¢fora de un viaje que a lo largo de la historia parece acompa?ar la construcci¨®n de "la colombianidad", cuando Eduardo Zalamea, a mediados de la d¨¦cada de 1930, escribe Cuatro a?os a bordo de m¨ª mismo, donde se explora ese viaje interior que tiene mucho de inici¨¢tico para artistas como Fran?ois D¨¦sir¨¦ Roulin, quien en la d¨¦cada de 1820 busca su propio relato en el relato de los "otros" a las orillas del r¨ªo Magdalena. Si al final el r¨ªo es el lugar donde todo ocurre, en la muestra, inaugurada en el Bard de Nueva York, se recurre a la diversidad de medios para reflexionar sobre esa idea de contaminaciones culturales que forma parte de la historia de los r¨ªos en Colombia.
El modo en el cual se hace es inteligente: mezclando las videopostales de Nicol¨¢s Consuegra; con los muebles tejidos por personas locales de Lucy Salamanca; el herbario de flores de pl¨¢stico de diferentes lugares, remedo de la Expedici¨®n de Mutis, de Albero Baraya, o los dise?os de David Consuegra de finales de 1960, que parten de patrones prehisp¨¢nicos. En aquel momento muchos vuelven los ojos a cierto territorio propio: "Aqu¨ª no tenemos un Louvre, pero tenemos el Museo del Oro, y me voy all¨ª y salgo con la boca abierta, del gran sentido de la forma innato en aquellas gentes tan remotas¡", comenta el pintor Villamizar en 1975. As¨ª pues, lo especial de Tejedores ¡ªy por eso merece la visita¡ª radica en un espacio inesperado: en la mezcla po¨¦tico-pol¨ªtica que hace de las relaciones entre las palabras y las cosas un malabarismo b¨¢sico para percibir los niveles m¨¢s sutiles de la realidad.
Tejedores de agua: el r¨ªo en la cultural visual y material contempor¨¢nea de Colombia. Comisariada por Jos¨¦ Roca y Alejandro Mart¨ªn. Centro Conde Duque. Madrid. Hasta el 12 de abril.
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