Un periodismo excepcional
Textos largos, bien escritos y verificados. Ese es el estilo de The New Yorker y de su director, David Remnick, que publica una antolog¨ªa de perfiles de pol¨ªticos e intelectuales
En su pel¨ªcula sobre Hannah Arendt, Margarethe von Trotta desarrolla el proceso de investigaci¨®n, documentaci¨®n y escritura que protagoniza la intelectual jud¨ªa en el a?o 1961 para el semanario norteamericano The New Yorker sobre el juicio en Israel del nazi Adolf Eichmann. All¨ª acu?a el concepto de ¡°banalidad del mal¡±. Fue uno de los hitos de esta publicaci¨®n que ahora tiene 90 a?os de vida y sigue siendo la envidia de los periodistas del mundo por su enorme calidad, que conserva en los tiempos de Internet. Reci¨¦n acabada la Segunda Guerra Mundial, otro de sus profesionales, John Hersey, public¨® all¨ª el reportaje Hiroshima, con las experiencias de seis supervivientes de la bomba at¨®mica. Es otra de las cimas del periodismo de cualquier tiempo y pa¨ªs (Hiroshima va a ser reeditado por la editorial Debate en las pr¨®ximas fechas).
The New Yorker es el recipiente del periodismo m¨¢s excepcional. Aquel que se basa en la calidad inigualable de su escritura, en la profundidad de sus investigaciones, en la amplitud de espacio para sus profesionales, en el rigor de sus datos y entrecomillados (su divisi¨®n de fact checkers es m¨ªtica). Como demuestra la pel¨ªcula de Von Trotta, Arendt tuvo medios para trabajar en directo (Jerusal¨¦n), tiempo para investigar y escribir (Nueva York) y numerosas p¨¢ginas para decir lo que quer¨ªa, que fue muy pol¨¦mico. Tuvo pocos l¨ªmites a su pr¨¢ctica period¨ªstica. Naturalmente, invertir en la escritura, en la edici¨®n, en la calidad de los verificadores, en investigaci¨®n, cuesta mucho dinero. Esa es una diferencia entre The New Yorker (m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares cada n¨²mero) y muchos de sus bienintencionados ep¨ªgonos de todo el mundo.
Reportero deber¨ªa ser libro de texto obligatorio en las Facultades de Periodismo
David Remnick, americano de 58 a?os, es su director desde el a?o 1998 y tiene su despacho en un rascacielos en pleno Time Square. Se form¨® en las filas de otra publicaci¨®n m¨ªtica, The Washington Post, que le envi¨® a la URSS en el a?o 1988. Remnick se sinti¨® como John Reed o Dos Passos: ¡°Es como si te mandaran a San Petersburgo en 1916 o a Espa?a en la Guerra Civil¡±. Fruto de ese trabajo naci¨® La tumba de Lenin. Los ¨²ltimos d¨ªas del imperio sovi¨¦tico, que recibi¨® el Premio Pulitzer en 1994. Es un libro extraordinario, quiz¨¢ el cenit de su carrera, que completan otros tres textos al menos: las biograf¨ªas de Cassius Clay (Rey del mundo) y de Obama (El puente) y el que ahora se publica, Reportero, que contiene 12 perfiles de pol¨ªticos, editores, intelectuales y cantantes (Havel, Blair, Katharine Graham, Gore, Roth, DeLillo, Bruce Springsteen, Solzhenitsin, Putin, Netanyahu, Amos Oz y Arafat). Todos est¨¢n en la misma editorial.
Reportero deber¨ªa ser libro de texto obligatorio en las Facultades de Periodismo. Cada uno de los perfiles es una suma ¨®ptima de sentido observatorio, documentaci¨®n, trabajo en los m¨¢rgenes y en el centro del personaje, investigaci¨®n, psicolog¨ªa para sacarlo de sus casillas y desenmascarar su verdadero pensamiento, etc¨¦tera. Ante tal g¨¦nero period¨ªstico, concebido como lo hace este ¡ªdig¨¢moslo ya¡ª maestro de periodistas, el de la entrevista parece menor, un mero ejercicio de estilo o de relaciones p¨²blicas. No s¨¦ si es cierto, como dice la portada del libro, que se trata de ¡°los mejores art¨ªcu?los del director de The New Yorker¡±, pero es dif¨ªcil imaginar una selecci¨®n de m¨¢s calidad, con personajes tan heterog¨¦neos. Si hubiera que escoger de entre los 12 alguno de ellos, el m¨ªo ser¨ªa el perfil de ese Blair que pasa de ser la promesa de un renacer progresista profundo en el campo del laborismo a un apestado tanto para los conservadores como para la izquierda, por su apoyo acr¨ªtico a la guerra de Irak, basado en las mentiras de las armas de destrucci¨®n masiva. El director de la publicaci¨®n cita a un testigo que afirma: ¡°Blair es como un pudin muy dulce. El primer bocado est¨¢ bien, pero luego resulta nauseabundo¡±. El servilismo ante Bush apag¨® todo lo que de bueno hizo bajo sus mandatos (la tasa de inflaci¨®n m¨¢s baja desde los a?os cincuenta, un marcado descenso del desempleo, un crecimiento econ¨®mico constante cada a?o que ocup¨® el cargo de primer ministro, un logro hist¨®rico en el conflicto de Irlanda del Norte que propici¨® un cese pr¨¢cticamente total de la violencia en todos los bandos, la creaci¨®n de un Parlamento en Escocia, etc¨¦tera). Blair se lo jug¨® todo, y perdi¨®, en sus decisiones de apoyo a Bush.
?C¨®mo juzgar¨¢ la historia a Blair?, se cuestiona Remnick. Y lo mismo se podr¨ªa preguntar de todos y cada uno de los dem¨¢s personajes de este libro de periodismo excepcional para los tiempos que corren.
Reportero. David Remnick. Traducci¨®n de Efr¨¦n del Valle. y Juan Manuel Ibeas. Debate. Barcelona, 2015. 367 p¨¢ginas. 24,90 euros.
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