El arte busca desarmar la guerra en Colombia
Una cumbre mundial para hablar del papel del arte y la cultura en la construcci¨®n de la paz, re¨²ne a m¨¢s de 400 artistas en Bogot¨¢
La paz que busca Colombia no solo se escenifica en una mesa donde se sientan a negociar dos enemigos. Esa es tan solo una parte, la primera. Pol¨ªtica, s¨ª. Pero hay mucho m¨¢s. As¨ª lo han constatado, durante esta semana, cientos de artistas colombianos y de 37 pa¨ªses que se reunieron en Bogot¨¢ para reflexionar sobre c¨®mo el arte y la cultura son fundamentales para construir la paz. La mayor¨ªa ha coincidido en que las pr¨¢cticas art¨ªsticas movilizan a los ciudadanos y permiten repensar el conflicto, por lo que piden que el Gobierno los reconozca como parte activa de todo lo que se avecina si se firma la paz con la guerrilla de las FARC.
¡°El arte es memoria de lo que se quiere recordar y olvidar y espejo de lo que no se quiere repetir¡±, dijo la ministra de Cultura, Mariana Garc¨¦s en la Cumbre Mundial de Arte y Cultura para la Paz de Colombia, que termina este domindo. All¨ª se escucharon testimonios sobre c¨®mo las v¨ªctimas hacen resistencia desde el arte y c¨®mo los artistas crean a partir del dolor, de los relatos de la violencia, de c¨®mo los cuentan los medios de comunicaci¨®n, de la importancia de la educaci¨®n art¨ªstica y de s¨ª es posible reconciliarse a trav¨¦s del arte.
Perla de la Rosa, directora de teatro y actriz mexicana que ha trabajado con v¨ªctimas de feminicidio en su pa¨ªs, cont¨® c¨®mo su experiencia aporta a la reparaci¨®n simb¨®lica. Confiesa que aunque el arte tiene un gran poder transformador, siguen qued¨¢ndose por fuera ¡°los que realmente tenemos que ablandar¡±. ?C¨®mo acercar al arte a los que han hecho la guerra y a los que la han padecido?, se pregunta. Para esta actriz, el teatro le aporta a la paz si se hace con solidaridad, ¡°ese que busque dar un consuelo¡±, y record¨® lo que dijo una mujer al final de una de sus obras: ¡°Esto es muy duro, pero necesario¡±.
El mensaje de Estela Carlotto, presidenta de la Asociaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo, de Buenos Aires, fue perseverar en encontrar la verdad y la justicia, algo que para ella es la ¡°verdadera reconciliaci¨®n¡±
De esa crudeza tambi¨¦n habl¨® el periodista y fot¨®grafo colombiano Jes¨²s Abad, quien ha documentado el conflicto armado en los ¨²ltimos 25 a?os. Sus fotograf¨ªas hablan del horror. Hombres llorando devastados y ni?os aferrados a una gallina en medio de la huida. Pero tambi¨¦n hablan de c¨®mo las v¨ªctimas se sobreponen al dolor. Abad siempre regresa al lugar de la tragedia porque prefiere registrar la vida que la guerra. ¡°Es un testimonio contra los actores de la guerra, los grupos armados, los pol¨ªticos corruptos que hacen m¨¢s da?o que las balas en este pa¨ªs¡¡±, dijo durante la presentaci¨®n de su libro Mirar de la vida profunda.
El dolor, pero con un prop¨®sito, tambi¨¦n es el eje fundamental del trabajo art¨ªstico de Antonio Casta?eda, quien hace 40 a?os lleg¨® a Bogot¨¢ huy¨¦ndole a la violencia y fue testigo de c¨®mo en su barrio, la mal llamada ¡°limpieza social¡± desapareci¨® a decenas de personas. Desde entonces sus creaciones que involucran a comunidades vulnerables, surgen de las historias de las v¨ªctimas. ¡°Se trata de hacer visible lo invisible, de construir desde lo destruido¡±, explica. Su testimonio podr¨ªa equipararse al de Afrika Bambaataa, uno de los precursores del Hip Hop en el mundo, quien habl¨® del poder reunificador de esta cultura.
Para el escritor Santiago Gamboa (La guerra y la paz, 2014), la construcci¨®n de la paz en Colombia tendr¨¢ que vivirse como una segunda independencia y si bien la cultura no cuenta con la fuerza f¨ªsica para detener una guerra, si puede emitir sentencias perdurables. ¡°?Qui¨¦n recuerda las sentencias de Nuremberg? Los historiadores. Pero las sentencias humanas escritas por autores como Primo Levi o Jorge Sempr¨²n, su testimonio sobre los campos de concentraci¨®n, son alegatos mucho m¨¢s intensos y perdurables¡±, dijo.
A la cumbre tambi¨¦n acudieron v¨ªctimas y defensores de derechos humanos como Estela de Carlotto, presidenta de la Asociaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo, quien hace ocho meses se reencontr¨® con su nieto robado durante la dictadura argentina. Carlotto tuvo un encuentro con madres colombianas cuyos hijos fueron asesinados por los militares para presentarlos como guerrilleros muertos en combate. Su mensaje fue perseverar en encontrar la verdad y la justicia, algo que para ella es la ¡°verdadera reconciliaci¨®n¡±.
Pero no todos fueron tan optimistas. De los invitados, el que m¨¢s debate gener¨® fue el escritor colombiano Fernando Vallejo (1945), quien fiel a su estilo descarnado y sin tapujos, ley¨® una diatriba casi sin respiro por cerca de 20 minutos donde se despach¨® contra la clase pol¨ªtica colombiana y el proceso de paz con las FARC, al que calific¨® de ¡°conversaciones de impunidad¡±. En medio de los aplausos de sus seguidores, pero tambi¨¦n de algunas rechiflas, Vallejo termin¨® su discurso diciendo que ¡°estas jornadas por la paz son una farsa".
No lo piensan as¨ª los m¨¢s de 400 artistas que participaron de la cumbre y los miles de espectadores que como Liliana Gamboa est¨¢n convencidos de que el arte y la cultura tienen una fuerza constructiva que se opone a esa otra fuerza destructiva que tiene el lenguaje de la guerra.
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