Los tiempos de una, grande y libre
Una exposici¨®n repasa en Zaragoza las cuatro d¨¦cadas del r¨¦gimen de Franco
En cierta medida 2015 es un punto final. El a?o del empate. La fecha que equipara la duraci¨®n de la guerra y dictadura (1936-75) con la de la democracia. Cuarenta a?os, d¨ªa arriba, d¨ªa abajo, a un lado y a otro de la barrera. Ya hay m¨¢s de 18 millones de espa?oles que han nacido tras la muerte de Franco. A esa generaci¨®n que no conoci¨® la Secci¨®n Femenina, el garrote vil, la cartilla de racionamiento, la censura en el cine, la opresi¨®n religiosa, la propaganda del NO-DO, los libros de texto creacionistas ¨C¡°Dios ha creado todo lo que hay en el mundo¡±¨C, el consultorio de Elena Francis, el ba?o de Palomares, el atentado de Carrero Blanco, los desfiles de la Victoria o los partes del equipo m¨¦dico habitual va dirigida la exposici¨®n 40 a?os con Franco, organizada por el Ayuntamiento de Zaragoza, a modo de antolog¨ªa hist¨®rica sintetizada de lo que fue la dictadura, justo en este a?o en el que se cumplen 40 a?os de su desintegraci¨®n pol¨ªtica. La dimensi¨®n divulgativa es, para el comisario, el catedr¨¢tico de Historia contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza, Juli¨¢n Casanova, uno de sus mayores alicientes. M¨¢s de un millar de estudiantes han reservado su visita a la muestra, que se ha abierto en dos espacios, el Palacio de Montemuzo y la Casa de los Morlanes.
El recorrido de la exposici¨®n, en la que han participado seis historiadores, arranca en el patio renacentista del palacio, bajo una gran bandera del r¨¦gimen, que fusion¨® s¨ªmbolos de los Reyes Cat¨®licos y Carlos III con un lema de nuevo cu?o: Una, grande y libre. Junto al recorrido pol¨ªtico que se realiza a partir de una serie de biograf¨ªas escogidas (Jos¨¦ Ib¨¢?ez Mart¨ªn, Agust¨ªn Mu?oz Grandes, el cardenal Pla y Danial, Mercedes Sanz Bachiller, Pilar Primo de Rivera, Laureano L¨®pez Rod¨® o Manuel Fraga) y textos introductorios, se despliega un escogido material para evocar la vida cotidiana de la ¨¦poca. Cuarenta a?os que no fueron uniformes. En la inmediata posguerra se suceden d¨ªas de represi¨®n y penuria: se exponen cartillas de racionamiento y salvoconductos de la Direcci¨®n General de Seguridad, como el emitido el 21 de abril de 1943 que permit¨ªa a Luisa Blecua L¨®pez, de 27 a?os, ¡°poder circular por la zona fronteriza con Francia¡± en la provincia de Huesca. Hoy, cuando los espa?oles se mueven por casi toda Europa con un simple DNI, suena a ciencia-ficci¨®n que hace menos de un siglo la gente no pudiese desplazarse libremente de una provincia a otra.
En los documentos est¨¢ la literatura de lo siniestro: se muestran expedientes de los tribunales de responsabilidades pol¨ªticas y consejos de guerra de Miguel Hern¨¢ndez, Clara Campoamor, Lluis Companys o Joan Peir¨®, entre otros. Pero son las instalaciones y los objetos los que evocan la atm¨®sfera de aquellos d¨ªas de rechistar poco y humillar mucho. En una sala dedicada a la educaci¨®n se reproduce un aula franquista, con pupitres y mesa del profesor, su obligada trinidad (un crucifijo flanqueado por los retratos de Primo de Rivera y Franco) y material pedag¨®gico para el adoctrinamiento. En el Libro Colorado de la enciclopedia Estudio, una edici¨®n de 1959, se dedica una lecci¨®n a ¡°los buenos patriotas¡±, donde se lee: ¡°Siempre que nuestra Patria ha corrido alg¨²n peligro, los buenos patriotas han empu?ado las armas para defenderla. As¨ª lo hizo tambi¨¦n el General¨ªsimo Franco cuando Espa?a marchaba hacia su ruina¡±.
Varios audiovisuales repasan los acontecimientos m¨¢s notables ocurridos entre 1939 y 1975 en lo pol¨ªtico (parte del 1 de abril con el final de la guerra, desfile de la Victoria, visitas de Einsenhower y Eva Per¨®n, atentado de Carrero Blanco), en lo socioecon¨®mico (abandono rural, apuesta desarrollista por las ciudades y emigraci¨®n a Europa) y en lo cultural, con numerosos fragmentos de pel¨ªculas de Berlanga, Saenz de Heredia, Nieves Conde, Mercero o Saura. El espacio dedicado a cultura incluye desde programas de mano de pel¨ªculas, fotogramas, carteles, expedientes de censura y los pertinentes avisos eclesi¨¢sticos que se colgaban en las iglesias sobre la clasificaci¨®n de las pel¨ªculas: infantil, infantil con reparos, j¨®venes, mayores, mayores con reparos y gravemente peligrosa, categor¨ªa que le fue adjudicada a Remolino de pasi¨®n, un s¨¢bado de gloria.
A su lado se reproduce la informaci¨®n del Obispo de Canarias sobre Gilda, estrenada en 1946: ¡°Velando por la necesidad de atajar el grav¨ªsimo mal espiritual que amenaza a muchas almas de nuestros diocesanos y en cumplimiento de uno de los m¨¢s sagrados deberes de nuestro cargo pastoral, prohibimos la dicha pel¨ªcula cinematogr¨¢fica Gilda y nos amonestamos, amad¨ªsimos hijos, haciendo saber a los empresarios que no pueden exhibir esta pel¨ªcula, y a los fieles, que no podr¨¢n presenciarla sin gravar su conciencia con pecado mortal¡±. Tanto el cine como la radio y la televisi¨®n fueron elementos cruciales para la mano alargada del r¨¦gimen. "Como otros totalitarismos del siglo XX, el franquismo entendi¨® lo importante que era controlar el cine y los medios audiovisuales", se?alan los historiadores.
A su altura estaban las tarjetas que difund¨ªa la Secci¨®n Femenina entre las mujeres. ¡°Mujer, el tiempo que pierdes lamentablemente en vac¨ªas diversiones, g¨¢nalo en tu propio beneficio y en el de Espa?a¡±. ¡°Tu misi¨®n ¨²nica y verdadera es el hogar. La Secci¨®n Femenina te prepara para tan alta tarea mientras cumples el servicio social¡±. M¨¢s al grano: ¡°La ropa interior debe mudarse y lavarse con mucha frecuencia¡±.
Ninguna risa arranca el espacio consagrado a la represi¨®n y a las c¨¢rceles, marcado por la reproducci¨®n de un garrote vil, aplicado por ¨²ltima vez en Espa?a para ejecutar en 1974 al anarquista Salvador Puig Antich y al alem¨¢n Georg Welzel. No fueron los ¨²ltimos muertos del franquismo. El 27 de septiembre de 1975, dos meses antes del fallecimiento del dictador, fueron fusilados cinco miembros de ETA y del FRAP.
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