Gabo vive entre los colombianos
La vida y la obra del Nobel toman su pa¨ªs cuando se cumple un a?o de su muerte
A un a?o de la muerte de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, los colombianos empiezan a conmemorar su vida y su obra con toda clase de homenajes que coinciden en que el mejor tributo es leerlo. Por eso, como aperitivo, la Biblioteca Nacional exhibe desde ayer la primera m¨¢quina de escribir el¨¦ctrica del Nobel, una Smith Corona que compr¨® en 1964 en Ciudad de M¨¦xico y donde escribi¨® su obra cumbre, Cien a?os de soledad. Tambi¨¦n est¨¢ el diploma y la medalla que Gabo recibi¨® en 1982 cuando gan¨® el Nobel de literatura, objetos donados a Colombia por su familia porque as¨ª lo quer¨ªa ¡°el m¨¢s universal de los colombianos¡±.
Esta biblioteca, ubicada en pleno centro de Bogot¨¢ y a la que Gabo acudi¨® muchas tardes de s¨¢bado a leer a los grandes poetas del Siglo de Oro espa?ol, cuenta con cerca de 1.200 libros y archivos audiovisuales que hacen referencia al escritor, de los cuales 321 son ejemplares traducidos a m¨¢s de 20 idiomas, desde el quechua hasta el japon¨¦s. Al mejor estilo de una feria, pero dedicada solo al autor colombiano, los visitantes encontrar¨¢n reliquias como la traducci¨®n que se hizo al chino de Cien a?os de soledad en 1984.
El resto de bibliotecas del pa¨ªs, que suman m¨¢s de 1.400, se unen al inicio de los homenajes al escritor, proponiendo que ni?os y j¨®venes jueguen a la ¡°m¨¢quina de la memoria¡±, una convocatoria que busca refrescar el significado de algunas palabras que forman parte del m¨ªtico mundo de Macondo, un ejercicio en el que ya han participado cientos de colombianos. Paz: ¡°estado de cosas para no morir en el intento¡±, dice uno. Biblioteca: ¡°lugar donde se encuentran todos los conjuros imaginables contra la desdicha y el aburrimiento¡±, dice otro. Todo es parte de la campa?a ¡°Gabo vive entre nosotros¡± del Ministerio de Cultura.
Su ciudad natal Aracataca, en la Costa Caribe colombiana, tambi¨¦n lo record¨® a un a?o de su fallecimiento. Desde muy temprano, a las 4 de la madrugada, cientos de personas salieron a participar en una alborada, al son de cumbias y juegos pirot¨¦cnicos, que fue organizada por la Fundaci¨®n Realismo M¨¢gico, la alcald¨ªa y la Universidad del Magdalena. Despu¨¦s de madrugar, los cataque?os, en especial los ni?os, asistieron a una mesa redonda sobre el legado de Gabo en la biblioteca Remedios la bella, que hace honor a uno de sus fant¨¢sticos personajes. En la tarde, escritores e historiadores se reunieron en el colegio que lleva su nombre para hablar sobre las huellas de su pueblo natal en sus novelas.
En Barranquilla, tambi¨¦n en el Caribe, en donde Gabo se consolid¨® como periodista, se inaugur¨® una instalaci¨®n en la que los visitantes pueden admirar r¨¦plicas de objetos del universo macondiano. Y en el centro del pa¨ªs, en la fr¨ªa Bogot¨¢ que el escritor describi¨® como ¡°de lloviznas heladas donde viv¨ªan los poetas¡±, los capitalinos despertaron con un gigantesco y colorido mural con la imagen del Nobel coronado con la palabra Macondo, desplegado a lo largo y ancho de un edificio de ocho pisos. El alcalde, Gustavo Petro, promotor de la obra, explic¨® que quer¨ªan rendir un homenaje a Garc¨ªa M¨¢rquez y a su mundo, ¡°que es el mundo colombiano del Caribe, de Macondo, el realismo m¨¢gico que nos muestra por qu¨¦ hemos sido violentos, por qu¨¦ estamos en guerra pero tambi¨¦n por qu¨¦ nos merecemos una segunda oportunidad sobre la tierra¡±, dijo el pol¨ªtico a medios locales.
Ese es tan solo el aperitivo. El plato fuerte empezar¨¢ el pr¨®ximo martes, cuando abra sus puertas la Feria Internacional del Libro de Bogot¨¢, FILBO, que por primera vez en su historia, y rompiendo la tradici¨®n, decidi¨® tener como invitado de honor a Macondo, ese lugar imaginario que cobrar¨¢ vida en un pabell¨®n ideado por tres expertos de la obra del colombiano y un grupo de artistas.
Ser¨¢n 3.000 metros cuadrados interactivos dedicados a la imaginaci¨®n del m¨¢s grande escritor que ha tenido Colombia. ¡°Un justo homenaje al creador de un lugar que, que a pesar de ser imaginario, tiene para miles de lectores de todo el mundo una existencia mucho m¨¢s concreta que innumerables sitios de la geograf¨ªa universal¡±, dice la poeta colombiana Piedad Bonnett.
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