Narraci¨®n, s¨ªntesis e historia liberal: el legado de Raymond Carr
Su obra, 'Espa?a, 1808-1939', publicada en Oxford en 1966, proporcion¨® por primera vez al lector en ingl¨¦s una explicaci¨®n global de la historia contempor¨¢nea espa?ola
Los hispanistas brit¨¢nicos y norteamericanos fueron los primeros historiadores que se aproximaron a la historia contempor¨¢nea de Espa?a con un bagaje intelectual y acad¨¦mico riguroso. En un momento en que la historiograf¨ªa espa?ola sobre el siglo XX apenas exist¨ªa ¨Cdepurada y rota la tradici¨®n liberal¨C e iniciaba su proceso de construcci¨®n, esos historiadores extranjeros cargaron con el peso de elaborar una interpretaci¨®n hist¨®rica alternativa a la impuesta por el franquismo.
La obra de Raymond Carr, Spain, 1808-1939, publicada originalmente en Oxford en 1966 (traducida al castellano por Ariel en 1969), constituy¨® la piedra angular de esa historiograf¨ªa y proporcion¨® por primera vez al lector en ingl¨¦s una explicaci¨®n global de la historia contempor¨¢nea de Espa?a, la historia de un fracaso por la ausencia de una aut¨¦ntica revoluci¨®n burguesa. La burgues¨ªa fue incapaz entre nosotros de desempe?ar su misi¨®n hist¨®rica. El liberalismo no pudo, dir¨ªa Carr, derribar el poder de la oligarqu¨ªa terrateniente y hacer posible la modernizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica.
Sin burgues¨ªa ni dem¨®cratas liberales, con las estructuras del Antiguo R¨¦gimen pesando demasiado y con notables desequilibrios no resueltos, el primer experimento democr¨¢tico ¨Cla Segunda Rep¨²blica¨C fracas¨® y trajo como resultado la guerra civil. Carr trataba de responder a la pregunta ¨Cque ya estaba impl¨ªcita en The Spanish Labyrinth (1943) de Gerald Brenan¨C de por qu¨¦ la historia de Espa?a culminaba, tras un proceso de diferenciaci¨®n y anomal¨ªas respecto a la europea, en una guerra civil. Sus primeros disc¨ªpulos educados en Oxford ¨CJ. Romero Maura (La Rosa de Fuego, Grijalbo, 1974) y J. Varela Ortega (Los amigos pol¨ªticos, Alianza, 1977)¨C aportaron nuevos datos a esa preocupaci¨®n.
El liberalismo espa?ol hab¨ªa sido incapaz de "modernizar" una sociedad tradicional en la que se impuso un r¨¦gimen de clientelas como ¨²nico sistema posible. La Restauraci¨®n se interpretaba as¨ª como un per¨ªodo de transici¨®n entre la autocracia isabelina ¨Csustentada en el golpismo militar¨C y el afianzamiento de una sociedad democr¨¢tica moderna.
Liberal es el t¨¦rmino que mejor defin¨ªa a Raymond Carr. Liberal porque, procediendo de un pa¨ªs con una profunda tradici¨®n democr¨¢tica y parlamentaria, rechaz¨® tanto las versiones de la historia contempor¨¢nea de Espa?a de la propaganda franquista como las interpretaciones elaboradas desde la extrema izquierda y el obrerismo organizado en el exilio. Seg¨²n su interpretaci¨®n, s¨®lo una democracia parlamentaria, libre de extremismos, podr¨ªa haber evitado la tragedia. En este sentido, la Rep¨²blica fue el primer experimento democr¨¢tico ante el que sent¨ªa simpat¨ªa, una democracia, no obstante, demasiado d¨¦bil y que no pudo sobrevivir.
Carr era tambi¨¦n liberal por su posici¨®n intelectual reacia a considerar la historia de los movimientos populares, de las clases sociales y de los protagonistas colectivos, porque consideraba a los factores socioecon¨®micos ¡°realidades imperceptibles¡± e imposibles de verificar. Su historia estaba centrada en los grandes personajes, sostenida por el empirismo y el individualismo metodol¨®gico, tan cultivados en la tradici¨®n acad¨¦mica de Gran Breta?a. La pol¨ªtica ¨Cy especialmente las actuaciones de los pol¨ªticos¨C aparec¨ªan as¨ª como la ¨²nica realidad perceptible para el historiador.
Miles de estudiantes de todo el mundo encontraron en ese libro de Raymond Carr su manual de referencia para aprender la historia contempor¨¢nea de Espa?a. Se convirti¨® en el cabeza de una escuela que ha elaborado algunos de las mejores libros sobre ese pasado, donde est¨¢n nombres como Paul Preston, Martin Blinkhorn, Shlomo Ben-Ami y Frances Lannon; o los espa?oles Joaqu¨ªn Romero Maura, Jos¨¦ Varela Ortega y Juan Pablo Fusi. Tuve la suerte de conocerlo, de compartir debates y tertulias en Inglaterra y de aprender mucho de ¨¦l, de la belleza literaria y elegancia narrativa con las que constru¨ªa sus historias. ?se era Raymond Carr, un maestro de historiadores.
Juli¨¢n Casanova es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza.
Babelia
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