¡°Las palabras tienen poder¡±
Para Ferrez, la literatura ha cambiado la vida de muchas personas de su barrio marginal
Reginaldo Ferreira da Silva, Ferrez, vive desde siempre en su barrio de Cap?o Redondo, una de esas zonas pobres, peligrosas y apartadas de S?o Paulo, a una hora de todo. No es un sitio f¨¢cil para vivir. Una calle larga flanqueada de tiendas y garajes en edificios de una sola planta que dejan espacio para bocacalles laterales que se pierden en callejones que se pierden en descampados. El mismo d¨ªa de la entrevista muri¨® una persona cerca, seg¨²n informaba una radio que s¨®lo informa de calamidades. Pero Ferrez, de 40 a?os, escritor, asegura que no piensa irse de aqu¨ª. Por dos razones. La primera, porque aqu¨ª se siente alguien, seg¨²n explica. La segunda, porque del magma de pobreza, desparpajo y vida intensa que emana de esta zona extrae la manera de hablar y de obrar de sus personajes. Acaba de volver de Par¨ªs, del sal¨®n del libro, y ahora se engolfa en la presentaci¨®n en Brasil de su ¨²ltimo volumen de cuentos en portugu¨¦s Os Ricos Tamb¨¦m Morrem, repleto de historias peque?as de gentes de su barrio. Cree en el poder de la palabra y la literatura para cambiar la vida de las personas. Si creen que es ingenuo, vengan aqu¨ª a dec¨ªrselo.
Pregunta. ?En qu¨¦ consiste este libro?
Respuesta. Est¨¢ pensado para que lo comenten en la calle, para que se r¨ªan coment¨¢ndolo. Yo quer¨ªa volver a sentir lo que sent¨ª con mis primeros libros, Cap?o pecado o Manual Pr¨¢tico do ?dio. Yo no poseo nada m¨¢s que el que la gente lea mis historias y las comente conmigo, que se r¨ªan cuando las cuento. No son historias reales, pero el tono y la manera de hablar s¨ª que lo son. Son de aqu¨ª.
P. Usted defiende un tipo de literatura denominada combativa.
R. No la reh¨²yo. En todos los sitios a los que voy, cuando hablo de literatura combativa, siempre hay un autor que dice que ¨¦l no se siente comprometido, que no se siente prisionero de esto o de lo otro. Yo eso lo veo muy bien, muy bonito, no hay como escribir eso, salir a la esquina, ver un t¨ªo muerto y no sentir nada. Si usted es capaz de hacer eso, estupendo. Pero yo no puedo.
P. Hay muchos escritores, sobre todo en Europa, que ven ese debate del compromiso literario muy viejo, muy superado ya ¡
Para nosotros nunca es f¨¢cil. Cuando los dem¨¢s est¨¢n mal, nosotros estamos peor
R. Bueno, pues ahora que Europa est¨¢ entrando en crisis, tal vez vuelvan a ser combativos los europeos.
P. ?Cree que los libros pueden cambiar la vida de las personas aqu¨ª en Cap?o Redondo?
R. No es que lo crea, tengo pruebas de eso todos los d¨ªas. Aqu¨ª hay gente que ha llegado a la facultad y que el primer libro que ley¨® fue el m¨ªo. Yo no soy el salvador de nadie. Pero tampoco soy un contraejemplo. A m¨ª el chico de la periferia no me va a ver fumando marihuana o pegando a mi mujer. Si yo voy a hablar con un ni?o y estoy borracho, ?qu¨¦ ejemplo voy a dar? Todo el mundo bebe en la favela. No hace falta uno m¨¢s. Todo escritor tiene ese lado bohemio, un poco loco, de querer beber o fumar¡ pero esto es otro mundo. Aqu¨ª el padre que bebe generalmente pega a su hijo adolescente. As¨ª que no mola nada eso de ir de bebedor, de bohemio¡.
P.?Usted ha hablado de esos adolescentes de la favela que ya se aventuran por los centros comerciales de las zonas m¨¢s nobles de la ciudad como un ejemplo de una nueva sociedad brasile?a¡
Aqu¨ª, al homosexual se le pega, acaba mutilado, se le trata como a basura
R.?S¨ª, porque eso es la prueba de que estamos ante un nuevo pa¨ªs. La gente tiene que entender que ha habido un ascenso econ¨®mico, que algunos de clase baja-baja pasaron para media-baja y que tienen que participar de las cosas buenas que esa franja de consumo aporta. Ir a un centro comercial es parte de eso, comprar tenis de marca es parte de eso, ir en avi¨®n tambi¨¦n¡ S¨®lo que aqu¨ª en el barrio tenemos una manera nuestra de hacer esas cosas y las ¨¦lites en Brasil tienen que entenderlo.
P. Pero la crisis ha llegado a Brasil y tambi¨¦n a los barrios de la periferia¡
Hay ciertas conversaciones o¨ªdas en un taxi que acaban matando a un chaval de la periferia
R.?Para nosotros nunca fue f¨¢cil. Cuando los dem¨¢s est¨¢n mal, nosotros estamos peor. Y desde diciembre la cosa empeor¨® todav¨ªa m¨¢s. Hoy mismo estaba dando otra entrevista y la camarera vino y dijo: ¡°Di ah¨ª que con el sueldo que gano no me llega ni para comer¡±. Es verdad. Est¨¢ muy jodido todo.
P.?Usted ha criticado mucho que la iglesia, sobre todo la evang¨¦lica, se introduzca tanto en las favelas¡
R.?Yo no s¨¦ lo que es peor, si la iglesia o la droga. Aqu¨ª hay mucha pe?a que no piensa por ella misma. Y cuando un pastor dice tonter¨ªas y se mete con los homosexuales no sabe lo que es ser homosexual en estos barrios. Aqu¨ª al homosexual se le pega, acaba mutilado, se le trata como a basura. Pero ese pastor no tiene noci¨®n de lo criminal que es su discurso, del da?o que hace. Esos t¨ªos tienen el don de la palabra, y cuando tienes el don de la palabra convences al que te da la gana.
Ahora que Europa est¨¢ en crisis, tal vez se vuelva m¨¢s combativa
P.?Atribuye mucho valor a la palabra¡
R.?Las palabras tienen poder. Un ejemplo: pongamos que me monto en un taxi y el taxista comienza a meterse con Dilma, a quejarse, a decir que los chavales j¨®venes tienen que morir si son ladrones¡. Ah¨ª yo le digo: Vale. C¨¢llese. ?l sigue: Usted es del PT. Y yo: No, no soy de nada, pero estoy cansado. Mire, o usted me oye tambi¨¦n o se queda callado o para y me bajo. Y en ese tipo de conversaciones comienza a morir un chaval de la periferia.
P.??Por qu¨¦?
R.?Porque esas conversaciones llegan a alguien. El due?o de la tienda presiona, el pol¨ªtico presiona y la polic¨ªa ejecuta. Todo el mundo presiona, porque las palabras tienen poder. Aqu¨ª a la periferia viene gente del nordeste, son gente muy pobre, llegan aqu¨ª, trabajan, sufren mucho, sufren un huevo para tener algo, y si alguien llega y les roba, pues ese t¨ªo piensa que el ladr¨®n tiene que morir ah¨ª mismo. Porque ese ha sido el tratamiento que ¨¦l ha recibido de la vida. Y cuando ven que alguien defiende eso como candidato pol¨ªtico, pues le votan. Aqu¨ª no hay ninguna orientaci¨®n pol¨ªtica.
P.??Y eso no le desanima?
R. Desanima de la hostia, pero es lo que hay.
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