Muerte, sepultura y purgatorio
Francisco Rico, acad¨¦mico de la Lengua, inicia hoy una serie de art¨ªculos sobre Cervantes El autor ir¨¢ glosando claves y pistas de la vida y la obra del escritor
Para ma?ana, 23 de abril, a las siete y media de la tarde, la Real Academia Espa?ola invita a un ¡°solemne funeral por D. Miguel de Cervantes Saavedra y cuantos cultivaron las letras hispanas¡±. Despu¨¦s de la batalla por la alcald¨ªa de Madrid que se ha re?ido con los hipot¨¦ticos restos del novelista, es de esperar que la asistencia no se reduzca a la habitual de algunos acad¨¦micos y dos o tres devotos (con una sola devota), sino que abarrote el templo de la vieja calle de Cantarranas. Ello debiera convencer al municipio de que lo sensato es contribuir a que la Iglesia de las Trinitarias se conserve primorosa, reconoci¨¦ndola como lo que es, toda ella tumba de Cervantes (y despint¨¢ndole las enaguas al Cristo), en vez de gastarse los cuartos en una urna con huesos surtidos.
La misa de la Academia coincide hoga?o con el 23 de abril. Es el d¨ªa que desde 1749, cuando Blas Nasarre exhum¨® el documento que parece decirlo, viene d¨¢ndose normalmente como el de la muerte del escritor. La err¨®nea noticia se ha aderezado de ordinario agregando que Shakespeare muri¨® asimismo un 23 de abril, aunque de otro calendario, y desde hace poco indicando que ¨¦se es tambi¨¦n el cabo de a?o del Inca Garcilaso. En realidad, lo que anot¨® el libro de registros de la parroquia correspondiente (San Sebasti¨¢n, en la calle de Atocha) fue lo regular para el caso: no la fecha del fallecimiento, sino la del sepelio, al d¨ªa siguiente. Cervantes, pues, no muri¨® el 23, sino el 22 de abril de 1616.
Es una nimiedad, pero mejor dejarlo claro. Con todo, el dato de veras significativo del aducido libro es que Miguel ¡°mand¨® dos misas del alma¡±. ?Dos sencillas misas s¨®lo, cuando quienes pod¨ªan las encargaban por docenas o aun centenares! Junto a la prisa por acabar el segundo Quijote e imprimir obras que ten¨ªa en el caj¨®n desde decenios atr¨¢s, como las Novelas ejemplares (1613) y el teatro (1615), pocas cosas sugieren mejor las estrecheces de sus ¨²ltimos a?os.
A esas dos misas no me consta que se hayan a?adido otras que las que desde 1861 viene dedic¨¢ndole anualmente la Real Academia Espa?ola. No faltar¨¢ quien se lo reproche a ¨¦sta, alegando que lo suyo es observar un estricto laicismo y no promover actos de ninguna religi¨®n. Ojo aqu¨ª: la Academia es una asociaci¨®n de base privada, cuya relevancia p¨²blica, sin embargo, justifica que el gobierno intervenga en asuntos como la aprobaci¨®n de sus estatutos. Como sea, al ofrecerle una misa no hace ninguna profesi¨®n de fe, antes bien se limita a cumplir la voluntad del autor, qui¨¦n sabe si respetada por sus deudos. Con todo, ?se ha cerciorado la Academia de que su misa es de las que pueden conseguir indulgencia plenaria para el alma del difunto? Porque bueno estar¨ªa abrumar a Cervantes de homenajes y acaso dejarlo aburrido varios siglos en el Purgatorio.
Francisco Rico, cuya edici¨®n renovada del Quijote acaba de publicar Alfaguara, ir¨¢ comentando las efem¨¦rides cervantinas de 2015 y 2016.
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