Jim Campbell enciende el efectismo
Deudoras de la tecnolog¨ªa digital, las obras lum¨ªnicas del artista estadounidense dejan atr¨¢s la senda de la originalidad creativa y apuestan por la an¨¦cdota ingeniosa
Se suele decir que la luz es el pincel de la fotograf¨ªa pero la luz, como materia en el arte, no cobr¨® entidad hasta que en 1960 Julio Le Parc fund¨® en Par¨ªs el Groupe de Recherche d¡¯Art Visuel (GRAP), donde se forjaron el op art y el arte cin¨¦tico.
La precariedad pretecnol¨®gica de los primeros a?os sesenta hizo que aquellos pioneros tuvieran que desbordar creatividad art¨ªstica a raudales para conseguir resultados eficaces en sus investigaciones fenomenol¨®gicas sobre las cualidades de la luz, el color, el espacio y el movimiento. Cincuenta a?os despu¨¦s, Jim Campbell (Chicago, 1956) tiene a su disposici¨®n una amplia bater¨ªa de ordenadores, secuenciadores y matrices de diodos led que le permiten ensayar efectos lum¨ªnicos sobre cualquier tipo de imagen, tanto est¨¢tica como en movimiento.
Todas las obras son sorprendentemente ingeniosas y el autor muestra c¨®mo han sido formadas
Todas las obras de Jim Campbell son sorprendentemente ingeniosas y en ellas su autor se complace en mostrar el procedimiento de formaci¨®n de las im¨¢genes, por lo que el receptor se siente satisfecho al reconocer tanto las formas que se muestran como el procedimiento con que estas se hacen efectivas, comprendiendo c¨®mo los puntos luminosos construyen difusas siluetas en movimiento.
Parte de la satisfacci¨®n del espectador se debe a que no puede permanecer pasivo ante la obra, su cerebro tiene que trabajar, siguiendo las leyes enunciadas por los psic¨®logos de la Gestalttheorie, para completar las figuras, que aparecen difuminadas, y otorgar sentido a los puntos de luz parpadeante hasta conformar im¨¢genes que son vagamente reconocibles, ya que la se?al ha sido reducida a los m¨ªnimos perceptivos.
Frente a las cualidades conceptuales y cin¨¦ticas que caracterizaron a las m¨¢s importantes corrientes del arte de los a?os sesenta, la obra de Jim Campbell desciende a los estratos m¨¢s anecd¨®ticos de la representaci¨®n figurativa, sirvi¨¦ndose de siluetas de personas tomadas en medios cotidianos que el espectador debe reconstruir en su mente. El resultado es ¡°encantador¡±, palabra que en ingl¨¦s (de?lightful) contiene el t¨¦rmino ¡°luz¡± (light), lo que cuadra muy bien para calificar estas obras, propias de los gabinetes de curiosidades del Barroco.
Con este tipo de trabajos se corre el riesgo de apartarse de la senda de la creatividad, propia del arte, para caer en la explotaci¨®n de la sorpresa y del efecto que es consustancial a la tecnolog¨ªa digital aplicada a las matrices de ledes, propia de los medios publicitarios. La originalidad creativa de los pioneros de los a?os sesenta ha sido sustituida aqu¨ª por el mero efectismo, tan ingenioso como sorprendente.
Jim Campbell. Ritmos de luz. Fundaci¨®n Telef¨®nica. Madrid. Hasta el 28 de junio.
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