Oda a ¡®Mad Men¡¯
Hubiese vendido a un precio razonable mi alma por crear un personaje como Don Draper
Dej¨¦ sonriente a Don Draper en un cruce de caminos de la Am¨¦rica profunda. Termina Mad Men pero he decidido no ver el ¨²ltimo cap¨ªtulo. As¨ª, esta gran novela americana ¡ªen este caso s¨ª vale el t¨®pico¡ª quedar¨¢ abierta permanentemente en m¨ª como una enciclopedia a la que acudir para escudri?ar el alma de nuestros semejantes, donde entremos y salgamos a capricho, sin necesidad de conocer el final. Decid¨ª que el ¨²ltimo plano de la entrega anterior al fin abriera un suspense dentro de m¨ª.
Hubiese vendido a un precio razonable mi alma por crear un personaje como Don Draper. Ya que Matthew Weiner tuvo el acierto de inventarlo y el para siempre legendario Jon Hamm darle vida, me conformo con contemplar su manera de sentarse, la destreza al servirse una copa, el desorden permanente de sus claroscuros. Cierra esta temporada Mad men, la ¨²nica obra televisiva que conozco sin altibajos, con siete cap¨ªtulos en los que Draper va despoj¨¢ndose de s¨ª mismo. Como un mueble de mudanza en la soledad de su casa vac¨ªa, enjaulado en las entreplantas, dejado de la mano de Dios en cualquier carretera¡ Durante toda la serie no ha hecho m¨¢s que esculpir un anuncio de s¨ª mismo, adoptar otros nombres, navegar entre varias familias, vestirse y desnudarse ante sus amantes, guardar la compostura en presencia de sus hijos, abrir su m¨¢s aut¨¦ntica condici¨®n en la noche disfuncional de su oficina frente la fascinante Peggy. El mundo en avalancha, en pleno friso de los sesenta, donde se abri¨® paso una nueva mentalidad pero predominaban las pulsiones de siempre, antecediendo el puro presente. Los hombres como ni?os; las mujeres, en silencio, manejando los hilos. La brutalidad del lenguaje en mitad de aquel ambiente moral y f¨ªsicamente tan poco respirable, a tientas entre el sexismo descarnado y la nicotina volante. La enjundia hecha est¨¦tica de toda la condici¨®n humana. Mad Men: esa obra de arte. Ahora que ha terminado, sigan disfrut¨¢ndola. Hagan como yo, vuelvan a empezar.
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