Un minuto de silencio por la afici¨®n en Madrid
¡°Atenci¨®n, por favor¡±, se oy¨® por los altavoces de la plaza. ¡°Al finalizar el pase¨ªllo se guardar¨¢ un minuto de silencio en memoria de la afici¨®n de Madrid, tristemente desaparecida¡±. Y as¨ª fue; al t¨¦rmino del desfile inicial, la plaza entera se puso en pie, y se mantuvo en actitud silente en recuerdo de la que fue una afici¨®n exigente y referente del toreo mundial.
La escena es ficci¨®n, pero alguien, alguna vez, deber¨ªa recordar a esos miles de aficionados que hicieron de esta plaza santo y se?a de la tauromaquia cl¨¢sica, en la que se exig¨ªan toros con trap¨ªo y fortaleza y toreros heroicos, y se premiaban faenas trascendentes. Alg¨²n d¨ªa habr¨ªa que recordar a esos buenos aficionados, como aquel Salvador Valverde Salva, con su grito de guerra ¡°?A qui¨¦n defiende la autoridad?¡±.
La corrida de hoy
Toros de El Pilar, para Juan Jos¨¦ Padilla, Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares y Miguel ?ngel Perera.
Pero la afici¨®n est¨¢ desaparecida. Algunos, como Salva, ya fallecidos, y los dem¨¢s, en sus casas, cansados del enga?o y el fraude en que los taurinos y la autoridad han convertido esta fiesta.
A buenas horas, hace unos pocos a?os, se hubiera aprobado la corrida de N¨²?ez del Cuvillo, sin el trap¨ªo necesario para esta plaza; impensable, adem¨¢s, que se hubieran lidiado entre la conformidad de la mayor¨ªa. Los cinco toros que murieron en el ruedo habr¨ªan sido devueltos a los corrales porque eran absolutamente inv¨¢lidos. Y prueba de que la afici¨®n no existe es que no pas¨® nada.
Pas¨®, eso s¨ª, que la empresa se ahorr¨® un dinero, a lo que colaboraron los toreros intentando que los toros no se cayeran y el presidente tuviera que devolverlos.
Hablando de otra cosa: ?c¨®mo es posible que un toro atl¨¦tico se derrumbe sin motivo aparente antes de que se cumpla un minuto de su salida al ruedo? Si no es un problema sanitario, ?de qu¨¦ se trata? ?Acaso, han tomado algo y les ha sentado mal? ?Alg¨²n reconstituyente, tal vez? Por cierto, ?habr¨¢ decidido el presidente el an¨¢lisis de las v¨ªsceras? Seguro que no.
Volvamos a la afici¨®n. Es desesperante comprobar c¨®mo este p¨²blico de paso y triunfalista aplaude a un picador (el caso de Oscar Bernal en el cuarto) por no picar; es para llevarse las manos a la cabeza que el tendido jalee los medios pases de un Talavante tan ins¨ªpido como su lote y negado con la espada toda la tarde.
Es inconcebible e inadmisible que se admita que Castella alardee de valor ante un proyecto de cad¨¢ver como el segundo, o que se cantara su faena al sobrero, largu¨ªsima, intermitente, en la que mezcl¨® una buena tanda de derechazos ante un noble toro que humillaba de ensue?o con otras fases en las que cit¨® con el pico de la muleta, fuera cacho y sin atisbo de hondura. ?Y hubo quien pidi¨® hasta la segunda oreja¡!
Se esforz¨® Urdiales por hacer honor a su cartel, y tras pasaportar a su moribundo primero, brind¨® el segundo a Curro Romero, presente en el tendido. Arm¨® una faena en la que destac¨® m¨¢s la pl¨¢stica de su figura que la templanza de su buena concepci¨®n del toreo. Pesado se puso al final y casi escucha el tercer aviso. ?Y dio una vuelta al ruedo entre la indiferencia del respetable¡!
Hay que frotarse los ojos para comprender lo que est¨¢ ocurriendo en esta plaza. Esta no es Madrid, sino un coso de pueblo, orejero y bullanguero. Es la consecuencia l¨®gica de la expulsi¨®n de los buenos aficionados. Hace unos d¨ªas, el empresario dec¨ªa que ¡°la plaza de Las Ventas est¨¢ ahora menos crispada¡±. Cu¨¢nta raz¨®n tiene. Porque ya no es Madrid. Por todo ello, por Salva y los buenos aficionados, gu¨¢rdese, de verdad, un minuto de silencio.
CUVILLO / URDIALES, CASTELLA, TALAVANTE
Toros de N¨²?ez del Cuvillo, ¡ªel quinto, devuelto¡ª, mal presentados, inv¨¢lidos y descastados. Sobrero de El Torero, justo de presencia, blando y noble.
Diego Urdiales:estocada (silencio); ¡ªaviso¡ª estocada ¡ª2? aviso¡ª y cinco descabellos (vuelta por su cuenta).
Sebasti¨¢n Castella: casi entera (silencio); ¡ªaviso¡ª estocada (oreja).
Alejandro Talavante: tres pinchazos ¡ªaviso¡ª pinchazo y media (silencio); dos pinchazos, media y un descabello (silencio).
Plaza de las Ventas. 21 de mayo. Decimocuarta corrida de la feria de San Isidro. Lleno de ¡®no hay billetes¡¯. Asistieron el Rey Don Juan Carlos y la Infanta Elena desde la meseta de toriles.
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