Una Palma de Oro sorprendente, aunque aceptable, a Audiard
Tengo la sensaci¨®n de que este a?o ha aumentado la duraci¨®n de la ceremonia de clausura de Cannes. O, al menos, a m¨ª me ha resultado interminable
Tengo la sensaci¨®n de que este a?o ha aumentado la duraci¨®n de la ceremonia de clausura de Cannes. O, al menos, a m¨ª me ha resultado interminable. Y a¨²n m¨¢s empalagosa que de costumbre. Ignoro el nombre de los guionistas que escriben los textos que recitan los personajes que entregan los galardones, pero su aliento po¨¦tico era excesivo. Las explicaciones l¨ªricas sobre lo que suponen los guiones, la direcci¨®n, la interpretaci¨®n, me han parecido tan afectadas como cursis. Uno acaba harto de lo que seg¨²n ellos significa amar el cine, los sue?os y la magia que le impregnan, todo el consabido, tierno y trascendente rollo.
Aunque el jurado lo presidieran los hermanos Coen, de los que no he sabido nunca el cine que admiran, aunque imagino que entre sus compatriotas figuran directores como Robert Altman y David Lynch, han decidido bendecir abusivamente al cine franc¨¦s. La Palma de Oro a Dheepan, dirigida por Jacques Audiard, ha causado cierta sorpresa. Es una buena pel¨ªcula que relata la cruda supervivencia en Par¨ªs de una falsa familia de inmigrantes. Huyendo del horror y del conflicto permanente en Sri Lanka, un guerrero derrotado, una mujer y una ni?a que acaban de conocerse falsifican su identidad y se unen para que les permitan salir del pa¨ªs. Audiard narra con credibilidad y atractivo los intentos de los que no poseen nada para buscarse la vida en un mundo y un idioma que desconocen, que les condena a la clandestinidad, al riesgo permanente y a trabajos lamentables en el afortunado caso de que los encuentren. No tiene la fuerza de Un profeta, que tal vez sea la mejor pel¨ªcula que ha rodado, pero el dramatismo y la veracidad que desprende la situaci¨®n de estos personajes, tan perdidos y anhelantes por encontrar un hueco en el nuevo mundo, es notable.
El premio de interpretaci¨®n femenina lo han compartido la francesa Emmanuelle Bercot por su olvidable actuaci¨®n en Mi rey y la extraordinaria y sutil Rooney Mara dando vida a una joven desconcertada y atemorizada al enamorarse de una mujer bastante mayor que ella, casada y sofisticada en Carol, la pel¨ªcula que m¨¢s me ha gustado de la secci¨®n oficial y que ha tenido que conformarse con un reconocimiento tan r¨¢cano. Y el premio de interpretaci¨®n masculina le ha ca¨ªdo del cielo al actor franc¨¦s Vincent Lindon, se?or que m¨¢s que sobrio parece disponer de un solo gesto por su trabajo en La ley del mercado, cine social nada memorable que cuenta fatigosamente las tribulaciones para reinventarse de un cincuent¨®n que ha perdido su trabajo. Si comparas su interpretaci¨®n con la de Michael Caine en Juventud, te asalta el rubor. Pero Caine ya tiene dos Oscar, es una venerada leyenda del cine internacional, habr¨¢n pensado que no necesita m¨¢s premios. Lo de siempre.
La pel¨ªcula h¨²ngara Hijo de Sa¨²l ha conmovido a casi toda la cr¨ªtica. Tambi¨¦n al jurado que le ha otorgado su Gran Premio. El macabro escenario es un campo de exterminio nazi. El muy joven director L¨¢szl¨® Nemes planta la c¨¢mara en el rostro de un prisionero jud¨ªo, obsesionado con enterrar dignamente a un ni?o y no abandona este agobiante primer plano hasta el final. El espanto que se practica a su lado lo escuchamos y lo sentimos pero no se ve. Bueno, yo lo siento bastante menos que en pel¨ªculas escalofriantes sobre el Holocausto como La lista de Schindler y El pianista. Nemes utiliza un lenguaje experimental y al parecer emocionante para describir aquel infierno. Reconozco su originalidad, pero casi prefiero el clasicismo y enterarme cristalinamente de lo que me est¨¢n contando que utilizaban Spielberg y Polanski.
El supuesto maestro del cine taiwan¨¦s, o del cine moderno a secas, un se?or llamado Hou Hsiao-Hsien, cuyo solo nombre me provoca temblores, ha contado al recibir el premio al mejor director lo complicado que es recibir financiaci¨®n para el cine de autor, convencido de que es lo que ¨¦l hace. Pero miro su cargante filmograf¨ªa y constato que no es exigua. Si la autor¨ªa est¨¢ representada por el incomprensible y m¨¢s que tedioso cine de este hombre, ya solo me van a gustar los artesanos y los directores convencionales que s¨¦ lo que me est¨¢n narrando.
Y el Premio del jurado a La langosta, del pretencioso destroyer y muy de moda director griego Giorgos Lanthimos, tampoco me convence. El arranque es original y tiene su gracia pero despu¨¦s la pierde toda.
Ha sido un Cannes con nivel bastante aceptable. Sin demasiadas pel¨ªculas apasionantes, para m¨ª lo son Carol, Juventud y la ¨²ltima y maravillosa entrega de la productora Pixar titulada Inside Out, pero no han proliferado excesivamente los engendros para modernos, esas pel¨ªculas que comienzan y terminan su in¨²til vida en su paso por los festivales.
Babelia
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