Tarde de traumatismos, entrega y decepci¨®n
Francisco Jos¨¦ Espada se qued¨® solo ante el peligro. Tuvo que matar los seis novillos tras las cogidas de Mart¨ªn Escudero y Joaqu¨ªn Gald¨®s
La novillada fue movid¨ªsima. A poco de comenzar ya estaba el primer novillero en la enfermer¨ªa; momentos despu¨¦s de que saliera el tercero era Joaqu¨ªn Gald¨®s (los dos se presentaban en Las Ventas) el que visitaba a los m¨¦dicos. Y ninguno de los dos llevaba cornada, sino unos fuertes golpes en la cabeza, con p¨¦rdida de conciencia que aconsej¨® su traslado a un centro sanitario.
El Montecillo / Mart¨ªn, Espada, Gald¨®s
Cuatro novillos de El Montecillo y dos ¡ªsegundo y sexto¡ª de Dolores Rufino?Mart¨ªn ,correctos de presentaci¨®n, mansos, descastados y deslucidos; noble el sexto.
Mart¨ªn Escudero: cogido en la faena de muleta. Sufri¨® traumatismo craneoencef¨¢lico con p¨¦rdida de conocimiento. Pron¨®stico reservado.
Francisco Jos¨¦ Espada: dos pinchazos, casi entera atravesada y un descabello (silencio); estocada tendida y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo y bajonazo (silencio); pinchazo y casi entera (oreja); bajonazo ¡ªaviso¡ª (petici¨®n y vuelta); sartenazo, pinchazo ¡ªaviso¡ª, pinchazo y cinco descabellos (ovaci¨®n).
Joaqu¨ªn Gald¨®s:cogido cuando capoteaba a su primero. Sufre traumatismo craneoencef¨¢lico con p¨¦rdida de conocimiento. Pron¨®stico reservado.
Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. Decimoctavo festejo de la feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada.
Y Francisco Jos¨¦ Espada se qued¨® solo ante el peligro. Tuvo que matar los seis novillos y a punto estuvo de salir por la puerta grande si no lo impide el presidente, que, a cambio, se gan¨® una bronca monumental por no conceder la oreja del quinto novillo despu¨¦s de que lo liquidara de un feo bajonazo, lo que no import¨® al generoso p¨²blico, que pidi¨® con fuerza un premio injusto.
Lo cierto es que a Espada hay que reconocerle el enorme esfuerzo que despleg¨® durante toda la tarde; su entrega, acrecentada a medida que avanzaba el festejo, y, tambi¨¦n, la decepci¨®n que dej¨® en los tendidos porque no pudo o no supo sacar rentabilidad de la oportunidad que la mala suerte de sus compa?eros le brind¨®.
Mala suerte, sin duda, la de Mart¨ªn Escudero y Gald¨®s. Ambos se presentaban en esta plaza cargados de ilusiones y han acabado en la cama de un hospital.
Manso y muy deslucido fue el primer novillo de la tarde, de ¨¢spera embestida, con la cara por las nubes y corto recorrido. Mart¨ªn hab¨ªa comprobado su mala condici¨®n en los primeros compases con la muleta y cuando trataba de citarlo con la zurda result¨® volteado de mala manera, y, una vez en el suelo, lo corne¨® a placer. El muchacho qued¨® desmadejado e inconsciente y as¨ª fue trasladado a la enfermer¨ªa, de la que ya no sali¨®.
Novillada desmembrada
?El peruano tuvo a¨²n menos tiempo para demostrar lo que lleva dentro. En los primeros capotazos con los que recibi¨® al tercero sufri¨® una fea voltereta, m¨¢s seca que la de su compa?ero, pero con las mismas consecuencias. Qued¨® inerte en el suelo, y el parte m¨¦dico de ambos hace menci¨®n a un traumatismo craneoencef¨¢lico y conmoci¨®n cerebral.
Qued¨® desmembrada la novillada, y todo para un chaval que se encontraba con la posibilidad de confirmar las buenas vibraciones que le han tra¨ªdo por dos veces a esta feria de San Isidro.
No era la novillada la m¨¢s aparente para el triunfo, pero ah¨ª estaba un joven dispuesto a vender caro su af¨¢n por ser figura del toreo. Y es verdad que lo intent¨® con todas sus fuerzas; consigui¨® que el p¨²blico se le entregara; hizo un tremendo esfuerzo y mejor¨® su propia concepci¨®n del toreo¡, pero no pudo ser.
La corrida de hoy
Toros de Puerto de San Lorenzo, para los diestros Antonio Ferrera, Miguel Abell¨¢n y Daniel Luque.
Se pele¨® valeroso con la nula calidad de los novillos, sorte¨® los ga?afones, los parones, y las embestidas inciertas de casi todos ellos, pero qued¨®, al final, la sensaci¨®n de que la lucha no hab¨ªa tenido el final esperado y deseado. Le cort¨® una oreja al manso cuarto, m¨¢s por generosidad del paternal p¨²blico que por sus m¨¦ritos, le pidieron con fuerza la del quinto, con el que solo estuvo crecido y valent¨®n, pero mat¨® muy mal. Y en los dem¨¢s, cumpli¨® sin m¨¢s.
?Qu¨¦ quiere decir ¡®cumpli¨®¡¯? He ah¨ª el problema. Los lidi¨® con la t¨¦cnica moderna, la del plan de estudios de la mayor¨ªa de los novilleros actuales, que viene a decir que se torea en l¨ªnea recta, despegado, al hilo del pit¨®n y siempre hacia fuera. Es decir, el toreo mudo, que no dice nada, que convierte a los toreros en pegapases insulsos, pesados y aburridos.
Ese fue el problema. Espada demostr¨® muy poco mando con los enga?os. Esper¨® al segundo y al cuarto de rodillas en toriles, y los capotazos surgieron acelerados y sin poso; solo fue capaz de dibujar dos ver¨®nicas aceptables en el sexto. Y con la muleta, acept¨® la pelea, aguant¨® tarascadas y se arrim¨® sin cuento, pero cuando hubo que torear destacaban sus carencias. Eso ocurri¨® ante el sexto, el m¨¢s noble y de largo recorrido. Aprovech¨® el viaje del toro y lo mulete¨® por ambas manos, pero fue un toreo sin gracia, sin alma, vulgar¡
En fin, una tarde rota. Las ilusiones, atropelladas y traumatizadas.
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