Envejece una buena idea

Falsa pel¨ªcula de casa encantada que hermanaba conocimiento de la tradici¨®n con mod¨¦lico manejo de la imagen digital,?Insidious (2010) despej¨® dudas sobre el talento de James Wan, padre del torture porn ¨CSaw (2004)- que ocultaba, inesperadamente, a un neocl¨¢sico. En esta segunda secuela de ese ¨¦xito, la responsabilidad de la direcci¨®n cae sobre un estrecho c¨®mplice: el actor y guionista Leigh Whannell, que en todo momento ha estado tras la escritura de la serie, am¨¦n de encarnar a Specs, la mitad de la pareja c¨®mica de cazadores de espectros que aporta distanciado contrapunto al festival de sobresaltos de cada entrega. Whannell es el segundo padre de todo este asunto y el relevo, para bien y para mal, no altera el c¨®digo de las entregas precedentes: su extrema fidelidad al planteamiento deja en el aire la evidencia del agotamiento de la f¨®rmula por pura incapacidad para el enriquecimiento de su lenguaje formal.

Insidious 3 es una precuela, cuya culminaci¨®n emotiva es la consolidaci¨®n de la relaci¨®n profesional entre los dos cazafantasmas bufos y la m¨¦dium encarnada con la acostumbrada convicci¨®n por Lin Shaye. El pr¨®logo es tedioso y el carrusel de sustos algo m¨¢s chirriante que de costumbre en esta prueba palpable del veloz envejecimiento de lo que, en principio, fue una buena idea.