El retrato como encuentro

Una c¨¢mara y una tela negra han sido los fieles acompa?antes del fot¨®grafo Gabriel Barcel¨® a lo largo de cuatro a?os y miles de kil¨®metros. Un viaje por las comunidades ind¨ªgenas de Bolivia, los aymaras, los urus y los quechuas, en busca de esa mirada digna y orgullosa como pueblo y como cultura. La exposici¨®n Rostros andinos es todo un encuentro desde el retrato, un di¨¢logo en silencio entre el fot¨®grafo y el retratado, que se puede ver en la Casa de Am¨¦rica, en Madrid, hasta finales del mes de julio.

Rostros andinos es el regalo que Barcel¨®, mallorqu¨ªn de 33 a?os, quiere hacer al pueblo de Bolivia por los siete a?os que pas¨® en aquel pa¨ªs. Se fue en 2008 para una estad¨ªa de un a?o y se qued¨®. Tal fue el enamoramiento con Bolivia y las comunidades ind¨ªgenas del Altiplano que este fot¨®grafo, ya de regreso hoy a su isla natal, decidi¨® realizar este proyecto en torno a la b¨²squeda de la mirada como lenguaje universal. ¡°Mi deseo es que el espectador de estas im¨¢genes se sienta identificado con los rostros retratados¡±. De ah¨ª su empe?o en descontextualizar las fotos, sin vinculaciones con ning¨²n contexto. Rostros austeros y rigurosos mirando de frente, otros con bellas m¨¢scaras de danzas aut¨®ctonas y tambi¨¦n objetos como retratos de una manera de trabajar y de realizar los ritos. Y todas ellas en blanco y negro y con un fondo negro, esa tela de la que Barcel¨® no se desprend¨ªa nunca. En calles abarrotadas de gente en fiestas, con personas que cruzan por delante, o en medio de la nada en el Altiplano, la tela negra sirve de marco para centrar la atenci¨®n ¨²nicamente en ese rostro, en esa figura ricamente enmascarada y festiva. ¡°De esta manera quer¨ªa ensayar la intemporalidad del retratado¡±, explica el autor en la muestra de Casa de Am¨¦rica que ha montado ¨¦l mismo.

Siete segundos m¨¢gicos. Eso es lo que busca Barcel¨® en ese encuentro con el otro a trav¨¦s de la lente fotogr¨¢fica, desde ese di¨¢logo de silencio que se establece desde un principio entre el fot¨®grafo y el retratado. ¡°En un primer momento el retratado quiere proyectar la imagen que tiene de s¨ª mismo frente a la c¨¢mara. Busco entonces el silencio, un di¨¢logo sin palabras con ellos para romper actitudes y gestos y as¨ª, tambi¨¦n con ayuda del cansancio, se van relajando y olvidando que est¨¢n frente a una c¨¢mara¡±. Y llegan los siete segundos en los parece, asegura Barcel¨®, se abriera una puerta a la sinceridad y al alma de la mirada. Unos segundos que uno no puede dejar pasar.

Rostros andinos se divide en tres secciones: la propia de los rostros, otra dedicada a las danzas aut¨®ctonas, en las que se celebran la fertilidad y las cosechas, y la ¨²ltima centrada en los objetos que, dice Barcel¨®, tambi¨¦n ¡°tienen alma¡±. La muestra, con la que tambi¨¦n se ha editado un libro, incluye un making off en v¨ªdeo para que el espectador pueda descubrir las entra?as del proyecto y ese viaje largo y fruct¨ªfero en busca de la exaltaci¨®n de la dignidad de la comunidad ind¨ªgena de Bolivia . ¡°El rostro es un mapa, la mirada es un espejo, una pregunta¡±. La frase de Gabriel Barcel¨® recorre el guion que ha querido escribir a golpe de click de c¨¢mara en el Altiplano boliviano.