Una jornada festivalera (casi) perfecta
Cracker, Reigning Sound, Mastodon, Off! y Wovenhand ejercen de p¨®ker de ases en la clausura del Azkena Rock Festival
Por muy prometedor que sea un cartel, lo normal en cualquier jornada de un festival es la irregularidad. Incluso las bandas que m¨¢s expectaci¨®n despiertan, o las m¨¢s apetecibles desde una perspectiva exclusivamente musical, pueden caer v¨ªctima de circunstancias variadas e ineludibles. En general, cuando uno va a un festival puede darse con un canto en los dientes si ve un par de buenos conciertos al d¨ªa. Pasables lo son casi todos, y muchos de ellos resultan interesantes desde alg¨²n punto de vista, pero buenos, lo que se dice buenos, no acaban resultando tantos. Lo dicho, un par al d¨ªa es una buena cifra, aderezada con alg¨²n descubrimiento inesperado, alguna curiosidad e incluso alg¨²n pesti?o al que poder poner a parir durante d¨ªas en conversaciones de amigos y redes sociales. Por eso, asistir a una jornada festivalera en la que se encadenen cinco conciertos de altura es todo un hito.
As¨ª se vivi¨® ayer en el cierre de la edici¨®n de este a?o del Azkena Rock Festival, y se hizo sin trampas, con un pu?ado de bandas que, en su mayor¨ªa, ven¨ªan a presentar su ¨²ltimo disco, no s¨®lo a ejecutar festivamente su pertinente lista de hits. En este caso, el m¨¦rito recae sobre la organizaci¨®n, que dise?¨® un programa basado en bandas que, con estilos muy diferentes, coinciden en la circunstancia clave de encontrarse en un excelente momento de su carrera.
Reigning Sound y Cracker, por ejemplo, acaban de facturar sendos ¨¢lbumes superlativos: los primeros el a?o pasado, con uno de los t¨ªtulos m¨¢s justamente alabados de 2014; los segundos hace unos meses, con un ¨¢lbum doble que podemos considerar desde ya como uno de los discos m¨¢s interesantes de este a?o. David Lowery y Johnny Hickman, cabezas pensantes de Cracker, estrenaron su Berkeley to Bakersfield en Vitoria con una formaci¨®n renovada, ejecutando un concierto absolutamente redondo en el que fueron del rock al country, al pop y de vuelta al country-rock, sin perder en ning¨²n momento un s¨®lo ¨¢pice de personalidad. Abrieron con dos cl¨¢sicos de su repertorio, One Fine Day y Gimme One More Chance, y enseguida se metieron de lleno en el fascinante cancionero de su nuevo disco, dividido espec¨ªficamente en un disco de rock (Berkeley) y un disco de country (Bakersfield). En directo alternaron cortes de uno y otro, como los contundentes March Of The Billionaires y El Cerrito, el tradicional California Country Boy o el crepuscular Where Have Those Days Gone, antes de volver a alguno de sus cl¨¢sicos como Euro-Trash Girl. Lowery y Hickman dominan el escenario de forma pasmosa pero, ante todo, tienen canciones incontestables y un gran sonido en directo. Como f¨®rmula resulta bastante imbatible.
Algo parecido ocurre con Greg Cartwright y sus reinventados Reigning Sound: no necesitan mucho m¨¢s que sus canciones para ofrecer un concierto estupendo, porque son as¨ª de buenas. Cartwright y los suyos ocuparon el escenario m¨¢s peque?o del festival y lo convirtieron en un aut¨¦ntico fest¨ªn de garaje sesentero con ramalazos de R&B primigenio y pub-rock, y lo hicieron canci¨®n a canci¨®n, sin despeinarse, con una banda s¨®lida y la fant¨¢stica voz del l¨ªder capitaneando temas tan redondos como Stop and Think It Over, Bound To Let Me Down, Your Love Is A Fine Thing, If You Can¡¯t Give Me Everything, North Cackalacky Girl, You Got Me Hummin¡¯, Never Coming Home o su versi¨®n del Black Sheep de Sam the Sham and the Pharaohs.
Sin salirnos del sur de Estados Unidos, pero cambiando radicalmente de estilo, lleg¨® el turno de Mastodon, que en cierta forma ejerc¨ªan como cabezas de cartel de la jornada. El apabullante cuarteto es responsable de la nada f¨¢cil tarea de llevar sonidos metaleros a la primera l¨ªnea de la actualidad musical, conquistando algunos aspectos del mainstream sin comprometer demasiado su l¨ªnea estil¨ªstica. Su cita en Vitoria se encontraba dentro de la gira de presentaci¨®n de su nuevo ¨¢lbum, One More ¡®Round The Sun, y no hicieron ninguna concesi¨®n en ese aspecto: aunque sonaron temas extra¨ªdos de casi todos sus ¨¢lbumes, el nuevo registro fue el protagonista, conectando con el p¨²blico particularmente con singles del mismo como Motherload, Chimes At Midnight o High Road. Aunque el aspecto vocal de la banda se resiente mucho en directo, su capacidad instrumental es tremenda y en directo suenan como una aut¨¦ntica apisonadora, incluso en pasajes de una gran complejidad. Tampoco tienen miramientos a la hora de ejecutar un instrumental como Bladecatcher (una apuesta bastante arriesgada en un contexto festivalero) antes de atacar su fabuloso Black Tongue, ni de cerrar el con el progresivo tiempo medio de The Czar, lo que deja bien claro su compromiso con su propia identidad. Muy pocas bandas podr¨ªan hacer lo que hacen estos t¨ªos, y menos a¨²n podr¨ªan hacerlo tan bien.
La buena racha continu¨® con el supergrupo Off!, compuesto por miembros de bandas tan emblem¨¢ticas como Black Flag, Redd Kross o Rocket From The Crypt, que descargaron un concierto de hardcore y punk perfecto de principio a fin. El cuarteto angelino bebe de todas las fuentes del g¨¦nero y dispara de forma urgente tema tras tema sin flaquear un segundo, con fuerza y car¨¢cter. Keith Morris tuvo que aderezar el setlist con presentaciones y agradecimientos que ser¨ªan innecesarias si no se diese el caso de que cada tema de la banda duraba poco m¨¢s de un minuto de media. A¨²n as¨ª, la casi treintena de temas que tocaron en los pocos m¨¢s de cuarenta minutos de concierto fueron un aut¨¦ntico mazazo de punk genuino y muy dif¨ªcil de mejorar.
Tras la irrelevante actuaci¨®n de los tambi¨¦n irrelevantes (al menos a estas alturas) Ocean Colour Scene, lleg¨® el colof¨®n del festival y del p¨®ker de ases de la segunda jornada de mano del reverendo David Eugene Edwards y sus Wovenhand, que tambi¨¦n presentaban disco. Muy consciente del festival en el que se encontraban y de la hora a la que ten¨ªan que tocar (casi las dos de la madrugada), Edwards opt¨® por ejecutar un concierto agresivo y el¨¦ctrico, pr¨¢cticamente sin pausas y sustentado sobre un repertorio que aun¨® la caracter¨ªstica energ¨ªa cham¨¢nica de la banda con un sonido denso y claustrof¨®bico que mantuvo en trance a la audiencia a lo largo de algo menos de una hora. No hizo falta mucho m¨¢s para poner un cierre perfecto a una jornada casi perfecta. Cinco conciertos de categor¨ªa del tir¨®n. Nada menos.
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