Antonio Jim¨¦nez Torrecillas, arquitecto vanguardista de la tradici¨®n
Al arquitecto Antonio Jim¨¦nez Torrecillas, fallecido en Granada el 16 de junio a los 52 a?os, no le tembl¨® el pulso cuando dibuj¨® uno de sus primeros proyectos. Frente a la majestuosa catedral de Granada levant¨® el Centro Jos¨¦ Guerrero, un edificio rompedor, pero sobrio, abstracto y austero que, lejos de enfrentarse a la catedral, se sumaba a ella para recomponer el paisaje de la ciudad. El centro, concluido en el a?o 2000, es un marco limpio, emblem¨¢tico y escult¨®rico para la obra del pintor, pero es tambi¨¦n, para el visitante, un ascenso en busca de la luz y, por supuesto, un mensaje de futuro: una contribuci¨®n a la evoluci¨®n de la ciudad. Como la propia catedral ¡ªque a?adi¨® la factura renacentista de Diego de Silo¨¦ a la obra g¨®tica que le precedi¨®¡ª, las mejores ciudades son las que suman y se transforman con el tiempo, las que se levantan a capas.
Ese gesto rotundo de su obra inicial poco hac¨ªa prever c¨®mo, a?os despu¨¦s, este profesor de la Escuela de Arquitectura de Granada ser¨ªa capaz de manejarse con id¨¦ntica naturalidad en la reconstrucci¨®n de la Muralla Nazar¨ª, en el Alto Albaic¨ªn, frente a la colina de la Alhambra. Con la misma idea de sumar, de respetar, de atender a lo que hab¨ªa y de contribuir a lo que habr¨¢, levant¨® en 2006 una pieza de land art pensada para preservar el paisaje junto a la ciudad. La muralla ofrece adem¨¢s la paradoja de ser a la vez muro y mirador. Construida con pavimento blando de tierra apisonada, est¨¢ salpicada de huecos, entre las lajas de tierra apiladas, por los que pasa el aire y se cuelan vistas de la ciudad. Una ciudad que sabe crecer y una ciudad que atraviesa muros.
Una finura similar la aplic¨® poco despu¨¦s, en 2008, cuando culmin¨® la transformaci¨®n de la Torre del Homenaje de Hu¨¦scar, tambi¨¦n en Granada. El antiguo torre¨®n convertido en mirador, vestido con un traje de lamas de madera, hablaba de nuevo de transformaci¨®n urbana y conservaci¨®n del patrimonio. Como lo hace la propia reconversi¨®n en Museo de Bellas Artes del Palacio de Carlos V.
Cuando le sorprendi¨® el c¨¢ncer, Jim¨¦nez Torrecillas estaba trabajando en la que ser¨¢ la primera estaci¨®n del metro de Granada, en Alc¨¢zar Genil. Como hizo por dentro y por fuera ¡ªdise?ando interiores y cuajando intervenciones urbanas¡ª, la estaci¨®n tiende, de nuevo, un puente entre los restos arqueol¨®gicos de una alberca almohade del siglo XIII ¡ªque debieron esquivar¡ª y la futura movilidad de su ciudad.
La capacidad sint¨¦tica de su primera obra ¡ªy los ecos posteriores en otras viviendas, como la levantada en Benidorm o en ¡°mi casita de la playa¡± que, entre pinos, hab¨ªa dise?ado en Rota para su familia¡ª ha convivido siempre en este excepcional arquitecto discreto con una huella artesanal en las rehabilitaciones. Moldeados a mano m¨¢s que dibujados en el plano, los proyectos de restauraci¨®n de este arquitecto respetuoso y visionario a la vez destilan afecto por su ciudad. ¡°Vivo en el mundo, pero duermo en Granada¡±, dijo en una entrevista. Hoy, triste, pero esperanzadoramente, muchas partes de esa ciudad son su legado. C¨®mo hacer crecer las urbes conociendo y entendiendo lo que han sido y apuntando lo que pueden llegar a ser es lo que explican sus intervenciones. Con la admiraci¨®n con la que segu¨ª su trayectoria, lamento que mi primer escrito sobre ¨¦l haya tenido que ser p¨®stumo.
Babelia
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