El autob¨²s at¨®mico
El filme revela una ins¨®lita faceta de Gondry como cronista social limpio de moralina
Entre ese frustrante flirteo con el blockbuster de baja graduaci¨®n que fue The Green Hornet (2011) y su efervescente adaptaci¨®n de La espuma de los d¨ªas (2013) de Boris Vian, Michel Gondry decidi¨® hacer m¨²sculo (l¨²dico) con dos proyectos aparentemente menores, pero que dieron buen testimonio de su imbatible inquietud creativa: por un lado, Is the Man Who is Tall Happy? An Animated Conversation with Noam Chomsky (2013), pel¨ªcula de animaci¨®n que part¨ªa de una serie de entrevistas con el ling¨¹ista y pensador Noam Chomsky, y, por otro, este dif¨ªcilmente clasificable Nosotros y yo que ahora llega, revela una ins¨®lita faceta del director como cronista social limpio de moralina, distancia y condescendencia.
NOSOTROS Y YO
Direcci¨®n: Michel Gondry.
Int¨¦rpretes: Michael Brodie, Teresa Lynn, Raymond Delgado.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2012.
Duraci¨®n: 103 minutos.
Protagonizada por un bullicioso pu?ado de adolescentes del Bronx ¡ªtodos ellos actores no profesionales¡ª, Nosotros y yo narra el viaje a casa, en autob¨²s, de un grupo de adolescentes en su ¨²ltimo d¨ªa de clase. La tendencia de Gondry a jugar con las im¨¢genes cristaliza en su imaginativo modo de integrar flash-backs y fantas¨ªas, en la expansi¨®n viral de una broma youtubera y en el contrapunto de un autob¨²s de juguete.
Desaforado
El trayecto narrativo se abre en clave desaforada, con la ruidosa, grosera y agresiva irrupci¨®n de los matones del instituto, y se cierra en clave emotiva con el esbozo de una relaci¨®n posible, poco despu¨¦s de la revelaci¨®n de un suceso tr¨¢gico. Sorprende que el cineasta maneje temas tan delicados ¡ªempezando por el bullying¡ª sin dejar que la ligereza del conjunto suene ni fr¨ªvola, ni inapropiada.
Gondry ni siquiera engola la voz cuando las cosas se ponen realmente serias. Por debajo de todo parece discurrir una de las obsesiones que centraba Rebobine por favor (2008). Si all¨ª la apropiaci¨®n de mitolog¨ªas cinematogr¨¢ficas ajenas desembocaba en una celebraci¨®n del sentido de comunidad, aqu¨ª la circulaci¨®n de im¨¢genes ¨ªntimas u ofensivas define el funcionamiento de nuevos protocolos de ofensa y exclusi¨®n. Con todo, Gondry no es un moralista, sino uno de los grandes utopistas de la nueva imagen mutante y, en este sentido, el t¨ªtulo del proyecto deja claro que, en este autob¨²s sin ley, a¨²n existe tanto la posibilidad de construirse una identidad propia como la de luchar por una complicidad comunitaria.
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