La FNPI de ¡®Gabo¡¯
La Fundaci¨®n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano ha acogido ya a 50.000 alumnos
A fi con ¨¦l para alg¨²n tipo de colaboraci¨®n. Aquel se?or era Jaime Abello, que hab¨ªa recibido el encargo, mejor la misi¨®n, del propio Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, de crear una Fundaci¨®n para el est¨ªmulo, calidad y proyecci¨®n del periodismo en Am¨¦rica Latina, y le hab¨ªa dicho que para todo lo que la Fundaci¨®n quisiera hacer en el mundo, EL PA?S ten¨ªa prioridad absoluta de colaboraci¨®n. As¨ª es como naci¨® el 18 de marzo de 1995 la Fundaci¨®n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, cuyo director general era y sigue siendo mi gran amigo Jaime Abello. Y n¨®tese que se habla de periodismo iberoamericano, no latinoamericano, lo que algo indica sobre los sentimientos geopol¨ªticos del gran Nobel colombiano.
En la primavera de 1995 di el primer taller o cursete para la Fundaci¨®n en nombre de la Escuela de Periodismo de EL PA?S. Fue breve, de tres d¨ªas, y de lo que entonces yo cre¨ªa poder hablar sin echar mano de ning¨²n g¨¦nero de literatura: Periodismo Internacional. Se llev¨® a cabo en la Casa de Espa?a de Cartagena de Indias, hermos¨ªsimo palacete de la que yo considero la ciudad m¨¢s maravillosa de Espa?a, y fue todo un ¨¦xito. El propio Gabo me hizo el grand¨ªsimo honor de inaugurarlo y desde entonces, he dado todos los a?os uno o m¨¢s cursos, cursetes o talleres, am¨¦n de participar invitado por la Fundaci¨®n en innumerables seminarios o reuniones para hablar de lo divino y lo humano, pero, sobre todo, de lo m¨¢s divino que hay entre lo humano, que es Colombia con sus avatares y cuitas.
Han sido los m¨ªos eventos period¨ªsticos sobre g¨¦neros, funcionamiento de la redacci¨®n, responsabilidad de los editores, periodismo digital en estos ¨²ltimos a?os, y el internacional que ya he mencionado, entre otros. Cerca de una treintena de manifestaciones en Cartagena y Bogot¨¢, pero tambi¨¦n M¨¦xico, Bolivia, Venezuela, Rep¨²blica Dominicana, y medio continente latinoamericano. Pero hay una actividad que destaca; lo que llamo el curso largo, anual, de cuatro semanas, ma?ana y tarde, que se celebra en Cartagena desde 2002, y que me perdone el lector la arrogancia, me parece la joya de la corona.
En sus 13 ediciones, contando la de este a?o, habr¨¢n pasado por mi curso m¨¢s de 200 j¨®venes periodistas, a raz¨®n de entre 15 y 18 cada vez, todos ellos latinoamericanos, de lengua espa?ola y portuguesa, y con una experiencia profesional de no m¨¢s de tres o cuatro a?os, cuando ya son un libro pero que est¨¢ todav¨ªa abierto. La Fundaci¨®n, en su conjunto, ha organizado de marzo de 1995 a mayo pasado m¨¢s de 700 actividades entre cursos, talleres, seminarios y dem¨¢s fantas¨ªas, con asistencia de casi 50.000 alumnos. Entre los maestros de la Fundaci¨®n figuran reputados periodistas como Mar¨ªa Teresa Ronderos, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, Mart¨ªn Caparr¨®s, Jon Lee Anderson, M¨®nica Gonz¨¢lez, Juan Villoro, Alberto Salcedo, Javier Dar¨ªo Restrepo, Alex Grijelmo, Mario Tasc¨®n, ?lvaro Sierra y Juan Gossa¨ªn; un verdadero Gotha de la profesi¨®n a ambos lados del Atl¨¢ntico. La FNPI otorga cada a?o, y desde 2014 en Medell¨ªn, premios de periodismo en las categor¨ªas: Texto, Cobertura, Imagen, Innovaci¨®n y Reconocimiento a la Excelencia Period¨ªstica, este ¨²ltimo para alguien con toda una carrera a sus espaldas.
Eso que yo llamo curso largo es, en s¨ªntesis, un compacto del curso de la Escuela de Periodismo de EL PA?S, de la que soy tambi¨¦n profesor. Consiste en una inicial exploraci¨®n te¨®rica para fijar la idea de g¨¦neros, para entrar cuanto antes en el terreno pr¨¢ctico, cotejando los trabajos con modelos internacionales, donde figura prominentemente EL PA?S, pero tambi¨¦n Le Monde y prensa brit¨¢nica o norteamericana, aut¨¦nticos inventores del periodismo contempor¨¢neo. En los ¨²ltimos a?os, la docencia abarca tanto el impreso como el digital, para lo que cuento con la asistencia inapreciable de Bernardo Mar¨ªn, subdirector jefe de la web de mi peri¨®dico. Se trata, por tanto, de un curso totalmente enfocado a la pr¨¢ctica period¨ªstica, con la disquisici¨®n te¨®rica estrictamente necesaria para que se comprenda que nada debe ser casual, y que un criterio, ¨²nico pero no eterno sino evolutivo, debe dirigir todos los movimientos de la publicaci¨®n. Por eso, el nombre del curso es C¨®mo se escribe un peri¨®dico, a lo que a?adiremos la apostilla impreso y digital. ?O, mejor, digital e impreso?
Solo me resta consignar que en ese curso aprendo yo tanto como los alumnos, porque los exhorto a que me hablen del periodismo de sus pa¨ªses respectivos, en lo que se ha convertido en una experiencia grat¨ªsima, forjadora de amistades entre ellos, los alumnos, y yo mismo, que se auguran duraderas. Se corre el tel¨®n, el curso largo 2015, el 27 de este mes, est¨¢ a punto de comenzar.
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