Bogot¨¢, una enorme urbe bipolar
El Museo de Arte Moderno re¨²ne obras de 60 artistas colombianos que muestran su visi¨®n de la capital, la ciudad m¨¢s visitada del pa¨ªs, enfrentada al pesimismo
Dentro del Museo de Arte Moderno de Bogot¨¢, un contempor¨¢neo edificio que se alza en el centro de la capital, una serie de fotograf¨ªas muestra a travestis que acuden cada lunes al Cementerio Central para pedirle favores a muertos que hacen milagros. Al lado hay retratos de ni?os g¨®ticos, que la artista Mar¨ªa Isabel Rueda bautiz¨® como vampiros de la sabana bogotana. Y tambi¨¦n est¨¢ John, a secas, uno de esos personajes que bien podr¨ªa mostrar lo camale¨®nica que puede ser esta ciudad con ocho millones de habitantes. John, fotografiado por Fernando Cano, vive de cuidar carros y a diario, como si se tratara de un performance, asume distintas apariencias: un punk, un vigilante, un funcionario p¨²blico, un payaso, un conejo.
Estas im¨¢genes hablan de la diversidad de una ciudad de la que se lleg¨® a pensar, seg¨²n Mar¨ªa Elvira Ardila, curadora del MamBO y de la muestra Bogot¨¢, belleza y horror, que estaba "2.600 metros m¨¢s cerca de las estrellas". La frase es un eslogan de la capital colombiana, que aprovecha su altura sobre el nivel de mar para describir su potencial. Pero Ardila habla en pasado y explica que la exposici¨®n, que re¨²ne las obras de 60 artistas colombianos hasta el pr¨®ximo d¨ªa 12, se pregunta qu¨¦ le pas¨® a Bogot¨¢, la ciudad colombiana m¨¢s visitada por extranjeros, pero que al mismo tiempo se enfrenta al pesimismo ocasionado por problemas de movilidad e inseguridad.
De hecho, la muestra se empez¨® a gestar hace m¨¢s de dos a?os, cuando Ardila tuvo que sufrir la impuntualidad de sus estudiantes por culpa de los monumentales atascos. Sus clases empezaban a las siete de la ma?ana. "Me puse a pensar que la ciudad ten¨ªa unas din¨¢micas propias y que no pod¨ªa cerrarles la puerta por llegar tarde", recuerda ahora.
La curadora toma como referencia la Bogot¨¢ del exalcalde Antanas Mockus, un matem¨¢tico que apost¨® por la cultura ciudadana hace 15 a?os. "Esa Bogot¨¢ fue una ciudad ut¨®pica, que pod¨ªa estar al nivel de una gran ciudad en el sentido del respeto, de no violentarse y donde la ciclov¨ªa pas¨® a ser como la playa de los bogotanos", dice.
Estas im¨¢genes hablan de la diversidad de una ciudad de la que se lleg¨® a pensar,?que estaba "2.600 metros m¨¢s cerca de las estrellas"
Poco a poco, Ardila arm¨® la cartograf¨ªa de la muestra, retomando sus propias anotaciones sobre proyectos que hablan de la Bogot¨¢ del pasado y del presente. "Quer¨ªa que los artistas tuvieran voz", dice, para mostrar una ciudad diversa, rodeada de cerros maravillosos, donde abunda el humor y la belleza, pero tambi¨¦n el caos y las zonas oscuras. As¨ª lo muestran, por ejemplo, las im¨¢genes del 9 de abril de 1948, cuando asesinaron al candidato presidencial Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n, o un viejo televisor que emite un partido de f¨²tbol a la misma hora que se daba, el 6 de noviembre de 1985, la toma del Palacio de Justicia a manos de la desaparecida guerrilla del M-19. Algo que en efecto sucedi¨®.
La Bogot¨¢ presente habla de Soacha, una localidad al sur de la capital, de donde sacaron con enga?os a decenas de j¨®venes para luego asesinarlos y presentarlos como guerrilleros muertos en combate a cientos de kil¨®metros. Esta pr¨¢ctica macabra, que involucra a miembros del Ej¨¦rcito, sali¨® a la luz hace siete a?os y se conoce tristemente como falsos positivos, los mismos que la artista Catalina Satizabal retom¨®, en un ejercicio de denuncia, al fotografiar a tres de las madres de estos j¨®venes, enterradas en tierra, como hicieron con sus hijos cuyos cuerpos quedaron perdidos en fosas comunes.
Hay obras que provocan risa, como una instalaci¨®n que muestra las caras personalizadas de las busetas que recorren Bogot¨¢, otras asombro, como una colecci¨®n de cielos bogotanos grabados con un m¨®vil y muchas rechazo, como el v¨ªdeo Clase de cuchillos del artista Edwin S¨¢nchez, quien graba a un ladr¨®n que le explica c¨®mo fabrica cuchillos para luego atacar las partes m¨¢s fr¨¢giles del cuerpo. "Se trata de una ciudad llena de contrastes y problem¨¢ticas, pero por otro lado de una ciudad imaginada, una tierra prometida y resplandeciente", dice la curadora.
De ah¨ª la idea de ciudad bipolar. "Quieres llegar a tu casa, quieres ver personajes que como John la definen, pero no quieres que te roben". Gloria Zea, directora del MamBO desde 1969, define la muestra en una frase: "Esto que ves es como un grito de protesta".
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