El mundo en una torre
Alejandro Cegarra retrat¨® la vida en un edificio en Caracas de 195 metros de altura cuya construcci¨®n se detuvo pero lleg¨® a ser ocupado por 5.000 personas
El caraque?o Alejandro Cegarra (1989) es fot¨®grafo gracias a una nariz. La de un colega de profesi¨®n que estaba de baja porque se la iban a operar. El jefe de fotograf¨ªa del diario venezolano??ltimas Noticias necesitaba un sustituto y pens¨® en ¨¦l porque hab¨ªa visto las fotos que sub¨ªa a su blog. Cegarra tiene "marcado ese d¨ªa", la fiesta del Primero de Mayo de 2012, cuando empez¨® a trabajar, con un reportaje sobre las marchas que recorr¨ªan Caracas. Pese a su formaci¨®n publicitaria, siempre le atrajo la fotograf¨ªa, que aprendi¨® en un estudio, aunque tambi¨¦n hab¨ªa una cuesti¨®n material: "En un pa¨ªs con escasez, los primeros recortes de las empresas son en publicidad". Aquel 1 de mayo record¨® el d¨ªa en que su madre se compr¨® una c¨¢mara y, como no sab¨ªa usarla, le dijo: "Si t¨² aprendes, te la quedas".
A los pocos meses de estar en el oficio se acerc¨® a la Torre de David y llam¨® a una puerta. Le sali¨® al paso una persona que antes de dejarle entrar llam¨® a otra para consultar, y esa a uno m¨¢s, y as¨ª hasta que le rodearon una veintena de individuos. "Al final, me abrieron las puertas de par en par", recuerda. Este edificio es una mole de 195 metros de altura y 46 plantas que comenz¨® a levantarse en 1993 pero meses despu¨¦s se par¨® su construcci¨®n por la crisis. Entonces, la Torre de David comenz¨® a llenarse de familias con pocos recursos. A Cegarra le hab¨ªan advertido que en aquel sitio, entonces con 2.000 personas que ocupaban 28 plantas, "hab¨ªa secuestradores" y era peligroso.
El fotoperiodista trabaj¨® all¨ª m¨¢s de medio a?o y comprob¨® que sus habitantes se hab¨ªan refugiado para huir de la inseguridad de otras zonas de Caracas. "En ese tiempo dispar¨¦ unas 2.000 fotos, pocas. Me pas¨¦ antes mucho tiempo hablando con la gente para gan¨¢rmelos, quer¨ªa llegar a su intimidad". Fotos de esta serie se han expuesto en el festival de Arl¨¦s, en Alemania, Inglaterra y en PHotoEspa?a. Cegarra opt¨® por el blanco y negro porque "es como dibujar a carboncillo, con trazos largos. Adem¨¢s, la torre era poco luminosa en su interior".
Cuando tom¨® esta foto, Cegarra estaba en un piso hablando con el padre de la ni?a de la bici. ?l ve¨ªa por el rabillo del ojo que la chica "iba y ven¨ªa" entre ese peque?o mundo de parab¨®licas, ropa tendida, basura y hasta una solitaria balaustrada. Entonces sali¨® de la vivienda, cambi¨® r¨¢pidamente los ajustes y dispar¨®. Tuvo suerte. "La chica ya no volvi¨® a pasar porque se cay¨® al suelo. Era mi ¨²ltima oportunidad".
Meses despu¨¦s, el Gobierno venezolano ofreci¨® viviendas fuera de Caracas a las 1.300 familias que hab¨ªa entonces en la Torre de David y se marcharon. Hoy, Cegarra trabaja para Getty. "Creo que he conseguido en tan poco tiempo estar en una agencia tan grande porque en Caracas hay que aprender muy r¨¢pido. Es un lugar en el que tienes que tener mucho cuidado a quien fotograf¨ªas. No eres bienvenido y hay que ir con la c¨¢mara medio tapada porque te la pueden robar". Cada d¨ªa se levanta muy temprano y se informa de los sucesos. Trabaja solo hasta las tres de la tarde porque "aqu¨ª la luz es muy fuerte y llena la cara de la gente de sombras". A Cegarra le queda la espina de no haber podido fotografiar a Hugo Ch¨¢vez. Lo tuvo a tiro a unos metros en un acto, pero un agente le empez¨® a interrogar. "?Tienes permiso?". Alejandro pas¨® cinco horas en un calabozo.
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