Amo tu (in)diferencia

Un curioso signo de los tiempos: en el pase de prensa de esta pel¨ªcula ¨Cignora este cr¨ªtico si esto se mantendr¨¢ en las proyecciones en salas-, el novelista John Green, autor de la novela en la que se basa Ciudades de papel, se presenta, da la bienvenida al p¨²blico, declara lo satisfecho que se encuentra con esta adaptaci¨®n¡­ y pide que, si alguien siente el impulso de comentar la pel¨ªcula en redes sociales¡­ ??lo haga, por favor, usando el hashtag #Ciudadesdepapel!! Varias cosas imp¨²dicas se concentran, pues, en esos pocos minutos: quiz¨¢ la de mayor calibre sea la de dirigirse al p¨²blico asumiendo que s¨®lo existe en cuanto a potencial herramienta promocional. Tampoco hace falta que, para mantener su pureza, un escritor llegue a los extremos ermita?os de J. D. Salinger, pero escandaliza ver con qu¨¦ desparpajo Green se suma a la disoluci¨®n de fronteras entre creaci¨®n y promoci¨®n¡­ sobre todo si uno tiene en cuenta que la pel¨ªcula de Jake Schreier es una adaptaci¨®n que doma los aspectos m¨¢s ¨¢speros de su novela, cosa que a Green parece importarle bien poco.

Reputado videobloguero y, a su modo, respuesta americana y conservadora a ese modelo de neo-literatura rosa que en nuestro pa¨ªs tiene en Albert Espinosa a su m¨¢ximo practicante, Green ya hab¨ªa sido adaptado al cine en Bajo la misma estrella (2014). En Ciudades de papel, la historia de amor imposible entre su protagonista y su esquiva y enigm¨¢tica vecina de enfrente adopta la forma de una modulaci¨®n, en clave aventura juvenil, de una indagaci¨®n detectivesca. En suma, esto est¨¢ cerca (lo que no es necesariamente malo) de una peripecia de Los Cinco de Enid Blyton en busca del amor imposible.

Jake Schreier, que se dio a conocer con la sensible y casi bradburyiana Un amigo para Frank (2012), maneja el material de Green con respeto, seriedad y una justeza de tono que le impide caer en la cursiler¨ªa y la afectaci¨®n. Habr¨¢ quien, como este cr¨ªtico, sienta un profundo rechazo por el modelo de atracci¨®n en que se fundamenta la historia de amor de la pel¨ªcula: la atracci¨®n del panoli (o pagafantas) por la chica que se sabe tan especial que considera un privilegio conceder a sus interlocutores escuetas raciones de indiferencia. Con un Natt Wolff aplicado y una Cara Delevingne que desvela que la parte del le¨®n de su atractivo est¨¢ en algo tan inmaterial como su voz, el reparto tiene el potencial de meterse al p¨²blico natural de esta ficci¨®n en el bolsillo sin que se haga demasiadas preguntas, sin que se plantee siquiera si tras Ciudades de papel se oculta una celebraci¨®n de la conformidad que contempla la diferencia (y, por tanto, la disidencia) con una mezcla de amor plat¨®nico y condescendencia de integrado.