¡®Las impurezas¡¯ (1): ¡®Los elegidos¡¯
Natxo L¨®pez, guionista de series como '7 vidas' e 'Hispania' inicia su relato de verano. Hoy, dos protagonistas se besan al final de una fiesta
Se besaron sin ganas, porque tocaba hacerlo, porque eran los ¨²nicos que quedaban en la fiesta. Hac¨ªa rato que la m¨²sica del radiocasete sonaba repetida. Algunas amigas de Ella todav¨ªa bailaban, escoltadas por amigos de ?l que a¨²n se manten¨ªan en pie.
El beso les supo extra?o. Ella pens¨® que ?l sab¨ªa a tabaco. ?l, que Ella le mord¨ªa demasiado fuerte. Ella daba por sentado que eso era lo adecuado, que los chicos quer¨ªan que les mordieras para que te consideraran una chica apasionada. A ?l lo que en realidad le preocupaba era someter los efluvios de su es¨®fago.
-?Quieres que vayamos fuera? ¨CDijo ?l.
Ella estaba nerviosa. Los padres de ambos se conoc¨ªan bien, pero exist¨ªa la posibilidad de que aquel chico intentara propasarse.
-Bueno ¨CContest¨®.
El paseo les reconfort¨®, la hierba estaba fresca y escaparon del ambiente denso y de los gritos de las chicas con falda a las que intentaban coger en volandas. Caminaron hasta el l¨ªmite del jard¨ªn y se sentaron en el banco. ?l encendi¨® un cigarro tratando de resultar interesante.
-Eres muy guapa.
-Qu¨¦ va.
?l dio otra calada y le ofreci¨® el cigarro. Ella acept¨® sin fumar. Sab¨ªa que ?l intentar¨ªa besarla de nuevo y que luego le tocar¨ªa los pechos. Es lo que le que hac¨ªan los chicos. Y hab¨ªa que pararlos, en las ciudades peque?as las cosas tienen un ritmo.
?l hab¨ªa mentido; Ella no era guapa. Tampoco ?l resultaba atractivo. Ninguno de ellos supl¨ªa su falta de hermosura con una personalidad interesante. Eran los del grupo de cola de sus respectivas cuadrillas, los que hac¨ªan bulto, los restos de la fiesta que acaban juntos como las impurezas marinas que se depositan al final de la playa.
Ella habr¨ªa preferido dejarse besar por el organizador del guateque, Moncho, cazador e hijo de cazadores, de flequillo desafiante. A Moncho le habr¨ªa dejado llegar a donde quisiera. Pero Ella era consciente de su estatus en el grupo y de que esa oportunidad no llegar¨ªa.
?l, por su parte, hab¨ªa llegado decidido a besar a cualquier chica de la fiesta que se dejara, preocupado por demostrar de una vez por todas su hombr¨ªa ante los colegas.
El silencio se apoderaba del momento y ninguno se atrev¨ªa a dar ning¨²n paso. De dentro llegaban los ecos desva¨ªdos de un Cara al sol entusiasta y poco afinado. Se miraron a los ojos, pero la luz amarilla de las farolas ocultaba las pupilas. ?l trataba de coger fuerzas para hablar.
-?Quieres pedirme de salir?
-S¨ª.
-Vale.
?l la bes¨®. La segunda vez fue m¨¢s f¨¢cil, Ella no mordi¨® tanto. Y, en un gesto que habr¨ªan de repetir tantas veces, dej¨® que introdujera su mano entre los botones de la blusa.
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