El Ejido y sus alrededores se quedan sin la librer¨ªa Sintagma
Obtuvo el premio al Mejor Librero Cultural, era la ¨²nica librer¨ªa en la regi¨®n y era un agente cultural y de promoci¨®n de la lectura
En el Ejido hay un poco menos de vida. El lunes quedaban ya pocos libros en las estanter¨ªas de los 20 metros cuadrados de Sintagma, cuando, poco a poco, la gente empez¨® a llegar. Hacia la una de la tarde todo eran amigos, lectores, conocidos y clientes alrededor de Manuel Garc¨ªa Iborra. ?l no sab¨ªa nada de esa cascada de personas que lo saludaban, lo abrazaban, le daban las gracias, se lamentaban con ¨¦l de la crisis, de la insensibilidad de las instituciones y de la sociedad. Todos compraban alg¨²n libro, otros varios libros, y unos cuantos le ped¨ªan que les firmara los ejemplares. Ese d¨ªa lo trataban como a un gran autor.
Y solo era el propietario de una librer¨ªa.
Pero no de una librer¨ªa cualquiera. Era la ¨²nica de El Ejido (Almer¨ªa) y varios kil¨®metros a la redonda. Aquel era el ¨²ltimo d¨ªa que estaba abierta, despu¨¦s de 13 a?os. Cada d¨ªa cierran dos librer¨ªas en Espa?a. Manuel Garc¨ªa ya sabe lo que es convertirse en due?o de una de ellas.
Hac¨ªa de agente cultural y cumpl¨ªa una labor social; era un sembrador de ilusiones en un municipio des¨¦rtico en cuanto a actividades culturales
Y as¨ª fue como El Ejido perdi¨® un poco de vida. No solo era una librer¨ªa esencial y emblem¨¢tica, era much¨ª¨ª¨ª¨ª¨ªsimo m¨¢s. Hac¨ªa de agente cultural y cumpl¨ªa una labor social; era un sembrador de ilusiones en un municipio des¨¦rtico en cuanto a actividades culturales, de r¨¢pido enriquecimiento debido a la agricultura de invernadero, y con alto porcentaje de inmigrantes. El Ejido, el Mar de pl¨¢stico, dice Garc¨ªa ¡°es una zona de trabajadores agr¨ªcolas, no universitarios y con bajo ¨ªndice de lectura, pero donde los padres quieren que sus hijos lean¡±.
Ya no lo har¨¢n desde Sintagma que promov¨ªa y fomentaba la lectura con actividades para ni?os y para adultos a trav¨¦s de charlas o presentaciones de libros. No ten¨ªa el glamur de las grandes o reconocidas librer¨ªas de ciudades, ni sus amigos eran reconocidos escritores o editores, pero asist¨ªa y orientaba a una comunidad en medio de un desierto literario y cultural. Fue un promotor y fomentador de la lectura y del libro con peque?as actividades para ni?os y para adultos a trav¨¦s de charlas o presentaciones de libros. De la estirpe de librer¨ªas dinamizadoras que dan un valor diferente, no tangible, que se implica en la vida cultural de la zona y busca crear experiencias. Eso le vali¨® ser distinguida en 2007 con el Premio Librero Cultural que otorga CEGAL (Confederaci¨®n Espa?ola de Gremios y Asociaciones de Libreros) y el Ministerio de Cultura.
Por Sintagma pasaron cerca de 150 escritores, cuya visita se convert¨ªa en el acontecimiento cultural de la semana o del mes en El Ejido. El ¨²nico contacto de sus pobladores con creadores como Ana Mar¨ªa Matute, Fernando Savater, Lorenzo Silva, Rafael Chirbes, Ricardo Men¨¦ndez Salm¨®n, Antonio Orejudo o muchos escritores locales.
Sintagma la fundaron en 2002 Manuel Garc¨ªa Iborra, entonces estudiante de filolog¨ªa hisp¨¢nica, y Matilde G¨®mez, estudiante de Psicopedagog¨ªa. Unidos por el amor amor y el amor a los libros. Aunque desde hace dos a?os, debido a la crisis econ¨®mica y del sector, G¨®mez ten¨ªa otro trabajo que ayudaba a la econom¨ªa familiar.
El lunes, Manuel Garc¨ªa, abri¨® a las diez de la ma?ana como de costumbre. Todo el verano la librer¨ªa estuvo en liquidaci¨®n, desde que en julio anunciara, muy bajito, su cierre. Entonces los pocos que se enteraron empezaron a pasar por all¨ª, hasta que lleg¨® la una de la tarde de su ¨²ltimo d¨ªa y lo sorprendieron casi cien personas, cuenta el librero, v¨ªa telef¨®nica, con una voz af¨®nica, tal vez producto de las tantas charlas del lunes, mezclada con la tristeza inocultable del tono.
¡°No pudimos aguantar m¨¢s. Llev¨¢bamos dos a?os mal¨ªsimos, pero comet¨ªamos la insensatez de sacar dinero de donde no hab¨ªa y vivir cada vez m¨¢s modestamente. Y este 2015 ya fue peor. La moral ya no estaba debilitada, pr¨¢cticamente no exist¨ªa¡±, explica Manuel Garc¨ªa. ¡°Tienes fe en que las cosas cambien, por eso sigues¡ pero, al final, cerrar parece el ¨²nico destino¡±
El anuncio del cierre y el cierre mismo fue como sus due?os. Con discreci¨®n y serenidad y agradecimiento por el tiempo feliz que han tenido. ¡°No quer¨ªa cargar de responsabilidad a nadie, ni a las instituciones ni a la sociedad¡±, asegura Manuel Garc¨ªa. M¨¢s que lamentar el cierre de Sintagma, lo que le da pena es la falta de sensibilidad de la sociedad y las administraciones para no salvar las librer¨ªas. ¡°Parece que no tienen en cuenta el enorme valor que da una librer¨ªa, su aportaci¨®n a la gente no es tangible, pero es esencial la lectura y la prescripci¨®n de libros en una comunidad¡±, afirma. Y es relativamente f¨¢cil, a?ade, que las instituciones participen en la conservaci¨®n de estos espacios: ¡°No es cuesti¨®n de dinero, es cuesti¨®n de reconocer los aspectos importantes en la formaci¨®n de una persona y ordenar estrat¨¦gicamente lo que hay alrededor del libro y las librer¨ªas y establecer algunas campa?as¡±.
El librero sospecha que no hay marcha atr¨¢s Que estos cierres se van a precipitar en los pr¨®ximos dos a?os. Ahora los lamentos no sirven de mucho, dice Eva Cosculluela, vicepresidenta de CEGAL, porque ¡°si los editores o la gente hubieran hablado o apoyado m¨¢s a las librer¨ªas cuando estaban abiertas quiz¨¢ no estar¨ªamos viviendo esto¡±.
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