Josef Koudelka, el loco de la mirada salvaje
La Fundaci¨®n Mapfre dedica una retrospectiva al llamado fot¨®grafo de los refugiados
Fue su colega de la agencia Magnum, Ian Berry, quien le defini¨® como ¡°un loco de mirada salvaje¡± cuando le vio subido en un tanque tomando fotograf¨ªas sin parar durante la invasi¨®n de Praga por parte del ej¨¦rcito sovi¨¦tico. El loco era Josef Koudelka (1938, Boskovice, Rep¨²blica Checa) y estaba empe?ado en mostrar al mundo lo que ocurr¨ªa en aquella invasi¨®n. Consigui¨® que las im¨¢genes se conocieran, pero empez¨® para ¨¦l un largo exilio durante el que fue un indocumentado que se ten¨ªa que esconder de noche a las fronteras y dormir en el suelo como tantos otros. Artista m¨¢s que fotoperiodista, desde entonces dirigi¨® el foco de su c¨¢mara a todos aquellos desastres que tienen que ver con la mandad del hombre: la invasi¨®n, la marginaci¨®n, el exilio y la discriminaci¨®n. La Fundaci¨®n Mapfre, en coproducci¨®n con el Instituto de Arte de Chicago y el Museo Paul Getty, ofrece hasta el 28 de noviembre la mayor retrospectiva que se le ha dedicado hasta el momento. Son 150 fotograf¨ªas agrupadas por temas que recorren toda una vida.
Puede que por la terrible actualidad del drama de los refugiados que estos d¨ªas desgarra Europa o porque los amantes de su trabajo son una aut¨¦ntica multitud, lo cierto es que la presentaci¨®n de la exposici¨®n de Koudelka rebas¨® ayer por la ma?ana todas las previsiones de asistencia de medios. Y el artista no decepcion¨®. La convocatoria era a las 11 y ¨¦l entr¨® en la sala con cinco minutos de retraso disculp¨¢ndose por no haberse podido resistir a animarse con una ca?a de cerveza. Vestido con una camisa verde olivo sobre pantal¨®n oscuro, a sus 78 a?os hizo gala de una vitalidad envidiable. Sonriente y divertido con la concurrencia, salud¨® puesto en pie a los asistentes y declin¨® el servicio del traductor de ingl¨¦s para hablar en una mezcla de lenguas que defini¨® como ¡°esperanto latino¡±, resultado de 45 a?os de viajes, tratando de comunicarse con las gentes de cada lugar.
¡°Despu¨¦s de marcharme de Praga en 1970¡±, empez¨® contando, ¡°uno de los pa¨ªses que descubr¨ª fue Espa?a. Tengo muy buen instinto y me identifiqu¨¦ r¨¢pido con este pa¨ªs. Antes pas¨¦ por Italia, pero les falta la m¨²sica popular que tanto me gusta¡±.
Josef Koudelka en torno a los 20 a?os, se estren¨® formalmente en la fotograf¨ªa retratando obras de teatro. Romp¨ªa la cuarta pared y en el ensayo general previo al estreno, recog¨ªa con su c¨¢mara todos los aspectos de la funci¨®n. Desde los gestos de los primeros actores hasta los movimientos de los tramoyistas. Le sirvi¨® para hacer sus primeros ensayos art¨ªsticos que ya no abandonar¨ªa nunca. Ingeniero aeron¨¢utico de profesi¨®n, dio la espalda al elegante mundo de los aviones para dedicarse a retratar gitanos, los permanentes exiliados y maltratados a lo largo de la historia; un tema que ocupa una de las partes centrales de la exposici¨®n. ¡°A la gente no le gusta estar con ellos, pero les encanta verles retratados. Es un hecho. Me permitieron entrar en sus vidas porque yo siempre me he presentado como uno de los suyos. As¨ª pude tomar im¨¢genes en sus reuniones m¨¢s ¨ªntimas y dolorosas como un funeral, o mostrar sus rostros mientras charlaban de sus asuntos. Nunca me rechazaron¡±.
Pero sus trabajos con los gitanos son conocidos; m¨¢s lo son sus series sobre emigraci¨®n y refugiados. La exposici¨®n recoge escenas de migraciones en Espa?a, Francia, Irlanda o Inglaterra entre otros muchos sitios. A veces le basta contar el tema con un grupo de personas, otras veces recurre al detalle de unos trapos que se juntan formando un techo que sirva de refugio.
?Piensa retratar a los refugiados procedentes de la guerra que estos d¨ªas vemos intentando entrar en Europa? ¡°No. Lo he hecho durante 50 a?os y tengo 78. Mi tiempo empieza a ser limitado y ya no puedo hacer cualquier cosa. No tengo ni la fuerza ni la capacidad. Pero me identifico con todos y cada uno de ellos porque yo he pasado por toda esa mierda. S¨¦ lo que son las noches de invierno escondido cerca de la frontera, me acuerdo perfectamente del miedo, de la angustia. Pero las fotograf¨ªas ahora las tienen que hacer otros¡±.
Sobre la fuerza de las fotograf¨ªas a la hora de cambiar el acontecimiento de la historia, Koudelka responde que depende de la emoci¨®n que esa imagen pueda transmitir. ¡°Es un debate que me parece idiota. La imagen solo es buena si despierta emociones. Ocurre igual que con la pintura. Nada m¨¢s llegar a Madrid, solt¨¦ la bolsa y me fui al Museo del Prado para volver a ver las pinturas negras de Goya. ?Alguien necesita que se las expliquen? Nadie. Con seguridad. Tienen tal carga de emoci¨®n que todo el que las contemple se le conmueve lo m¨¢s ¨ªntimo¡±. A?ade Koudelka que la emoci¨®n tambi¨¦n se puede encontrar en gestos como en una pintada callejera que contempl¨® en 1971 en San Sebasti¨¢n. "En un muro hab¨ªan escrito: la libertad no se da, se toma".
La ¨²ltima parte de la exposici¨®n est¨¢ dedicada a obras de gran formato que empez¨® a realizar en 1986. Son aut¨¦nticos murales que hablan de ruinas y de territorios arrasados por las guerras o por el paso del tiempo. Aqu¨ª se encuentra las ruinas monumentales de Palmira en Siria antes de ser reducidas a polvo por los terroristas del EI. ¡°El pr¨®ximo a?o, voy a dedicar una exposici¨®n a este tema en Par¨ªs. Visit¨¦ Palmira en tres ocasiones y tengo material suficiente para rescatar esa tremenda historia¡±.
Cuando al terminar la internaci¨®n alguien le plantea si a¨²n se sigue reconociendo en ¡°aquel loco de mirada salvaje¡±, el artista responde que ha intentado averiguar qui¨¦n es ¨¦l: ¡°No lo s¨¦. Todav¨ªa me sigo sorprendiendo a m¨ª mismo¡±.
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