El despertar cin¨¦filo

Las pel¨ªculas cin¨¦filas, las que basan buena parte de sus esencias en los gui?os art¨ªsticos, en los homenajes, en la explosi¨®n de nostalgia por aquel tiempo en que se descubrieron algunas de las obras que inyectaron la bendita droga de no poder dejar de ver cine, tienen algo ganado y algo perdido desde el inicio. La victoria es la imposibilidad del que conecta con la sensibilidad del director para abandonarlo a la intemperie del desinter¨¦s. La derrota es que la autenticidad se resquebraja a cada paso ajeno a la propia pel¨ªcula.

Yo, ¨¦l y Raquel es al mismo tiempo una tragedia juvenil, una comedia de instituto y un exquisito cat¨¢logo de saber cin¨¦filo. Y su director, Alfonso G¨®mez-Rej¨®n, estadounidense de Texas, un volc¨¢n de creatividad. Quiz¨¢ de demasiada creatividad. Pero, ?eso existe? S¨ª, cuando no se puede evitar querer ser art¨ªstico en cada plano, lo que lleva a que buena parte de las veces se descubran excelentes composiciones mientras en otras den ganas de regalarle un tr¨ªpode. Grandes angulares, encuadres con mucho aire por arriba, composiciones con el personaje en los extremos izquierdo y derecho de la pantalla, acelerones. A veces en concordancia con la narrativa y el estado psicol¨®gico de los personajes. A veces porque s¨ª.

Basada en una novela de Jesse Andrews adaptada por ¨¦l mismo, Yo, ¨¦l y Raquel, premio del P¨²blico en Sundance, podr¨ªa ser el Love story de la generaci¨®n hipster (aqu¨ª tambi¨¦n hay leucemia), pero es sobre todo un triunfo del tono, de la combinaci¨®n del drama con la comedia. Y, reflexi¨®n personal, resulta imposible que no te caiga bien un tipo que comparte tantos gustos contigo, y no los obvios (Seconds, Amenaza en la sombra, Las zapatillas rojas...), y que tiene una diana de los arqueros Powell y Pressburger en su habitaci¨®n adolescente.