?Por qu¨¦ sigue siendo importante ir a la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort?
Una jornada con editores y agentes, con sus m¨²ltiples citas, sirve de ejemplo de c¨®mo funciona la cita editorial por excelencia
Sigrid Kraus camina deprisa al Centro de agentes literarios que cerrar¨¢ en menos de una hora. Es jueves, y la editora va con unos minutos de retraso. Se entretuvo m¨¢s de la cuenta en la editorial Bloomsbury. Le gustar¨ªa cerrar el contrato con Hisham Matar por su novela El retorno para su sello, Salamandra. Todo est¨¢ en el aire¡
Si solo se puede ir a una feria del libro, esa es la de Fr¨¢ncfort, que cerr¨® ayer. Es la escenificaci¨®n del negocio del universo del libro durante cinco d¨ªas. Un despliegue que cuesta 250 euros el metro cuadrado para cada uno de los 7.000 expositores. Materiales, decoraci¨®n, servicios y personal aparte. La agenda de editores y agentes es un rosario de citas desde que la Feria abre sus puertas a las 9 de la ma?ana.
Para Jorge Herralde, que no se ha perdido casi ninguna cita en los 45 a?os que lleva su sello Anagrama, el jueves la jornada empez¨® muy pronto. Un desayuno de trabajo. Adem¨¢s de negocios, se enter¨®, por ejemplo, de que Andrew Wylie se hab¨ªa quedado con los derechos de Emmanuel Carr¨¨re, uno de los autores de su cat¨¢logo. Y de otros temas no contables.
Sigo viniendo a Fr¨¢ncfort porque es una inmersi¨®n en el mundo de la edici¨®n. Siempre salen ideas. Se tratan negocios delicados que solo se resuelven personalmente. No es indispensable venir, pero es agradable y muy ¨²til¡±, afirma Herralde
A las diez y media, Herralde ya estaba en su caseta, en el pabell¨®n 5, junto a todos los espa?oles. El editor est¨¢ sentado en una mesa redonda con Lali Gubern, su mujer y mano derecha, y Silvia Ses¨¦, quien ser¨¢ la editora del sello cuando Anagrama pase a Feltrinelli, en 2017. Puntual, aparece Antje Kunstman. Es la editora de Rafael Chirbes en Alemania. Se saludan efusivos, comentan algunas cosas personales. Empiezan a conversar en ingl¨¦s sobre la novela p¨®stuma del escritor valenciano, Par¨ªs-Austerlitz, que saldr¨¢ en enero. Hacia las once de la ma?ana, llega Gustavo Guerrero, consejero literario para la lengua espa?ola de Gallimard en Francia. Guerrero espera un momento en otra mesa. A los pocos minutos Kunstman se va. Tras despedirla, Herralde se abraza con Guerrero. Se ponen al d¨ªa de las cosas de la feria. Hasta que llegan a los libros que tienen juntos. Hablan de Milena Busquets, por ejemplo, la sorpresa del Fr¨¢ncfort del a?o pasado, y que en Francia ha vendido 40.000 ejemplares.
Media hora despu¨¦s se despiden. Guerrero va al gran stand de Gallimard que est¨¢ en ese mismo hall 5. El editor de Anagrama se dirige una planta m¨¢s abajo, rumbo al stand de Adelphi, donde est¨¢ su amigo y escritor Roberto Calasso. ?Por qu¨¦ venir a Fr¨¢ncfort en tiempos de Internet y de negociaciones que ya se hacen por tel¨¦fono y correos electr¨®nicos?
¡°Sigo viniendo a Fr¨¢ncfort porque es una inmersi¨®n en el mundo de la edici¨®n. Siempre salen ideas. Se tratan negocios delicados que solo se resuelven personalmente. No es indispensable venir, pero es agradable y muy ¨²til¡±, afirma Herralde.
Cuando llega al stand de Adelphi ya lo espera Calasso. Se saludan, y dos minutos despu¨¦s el italiano recibe una llamada en el m¨®vil. Se retira un momento. El escritor y editor italiano ha adquirido la mayor¨ªa de acciones de Adelphi. Calasso vuelve y retoma la conversaci¨®n con Herralde¡
Fr¨¢ncfort sigue siendo un bar¨®metro no solo para negocios, sino de tendencias. En estas conversaciones es donde uno se hace una idea del estado de la cuesti¨®n", dice Guerrero
Arriba, Gustavo Guerrero se ha citado con Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia. Son las doce pasadas. Hablan de literatura latinoamericana. ?l le pregunta si ha visto un par de libros muy buenos. Djament se va. Guerrero adelanta que la nueva novela de H¨¦ctor Abad Faciolince, La Oculta, la editar¨¢ Gallimard en primavera. Est¨¢ entusiasmado y cuenta que la portada le gusta mucho.
¡°Aqu¨ª es importante la conversaci¨®n, la proximidad, la microtertulia. Fr¨¢ncfort sigue siendo un bar¨®metro no solo para negocios, sino de tendencias. En estas conversaciones es donde uno se hace una idea del estado de la cuesti¨®n. Si no hubiera venido no tendr¨ªa los ecos de la novela de Alberto Barrera, Patria o muerte, ganadora del premio Tusquets, que publicaremos en 2016¡±, cuenta Guerrero.
En otro pasillo del mismo pabell¨®n, Palmira M¨¢rquez, de la agencia Dos Passos, se exili¨® del Centro de agentes. Ha preferido pagar m¨¢s pero tener un espacio personal y privado para atender a sus clientes. A las doce y media recibe a Johanna Castillo, editora y vicepresidenta ejecutiva de Atria Books, del grupo Simon & Schuters. Castillo llega con una carpeta y un libro. Hablan de Cuando ¨¦ramos ¨¢ngeles, de Beatriz Rodr¨ªguez, que Seix Barral publicar¨¢ en enero; de Cabaret Biarritz, de Jos¨¦ C. Vales; y de La sonata del silencio, de Paloma S¨¢nchez-Garnica.
¡°Es importante que nos veamos para ponernos cara, despu¨¦s de varias llamadas telef¨®nicas y correos electr¨®nicos. Fr¨¢ncfort sigue siendo la cita incuestionable, a pesar de sus horas bajas¡±, explica M¨¢rquez.
Cuando Castillo se despide le dice a Palmira M¨¢rquez que cuando pase por Nueva York la llame para tomar un caf¨¦. Esos gestos de amistad los vivi¨® el d¨ªa anterior, sobre esta misma hora, una y media de la tarde, la agente Antonia Kerrigan. Lleva por lo menos 30 a?os asistiendo a Fr¨¢ncfort. Despacha en el Centro de agentes, en la colmena donde m¨¢s de 500 agencias literarias negocian buena parte de lo que se leer¨¢ en los pr¨®ximos meses. Ese mi¨¦rcoles, Kerrigan recibe a Bruce Mcpherson, de la editorial McPherson & Company. Se saludan, hablan de sus nietos, se ense?an las fotos que llevan en los tel¨¦fonos m¨®viles. R¨ªen. Luego empieza el trabajo. Pherson le habla de algunos libros que a Kerrigan le pueden interesar.
Son importantes las relaciones personales. Hay m¨¢s agentes que nunca. Tal vez algunos son antiguos editores o libreros que la crisis los ha obligado a reconvertirse", cuenta Kerrigan
Media hora despu¨¦s se despiden y Kerrigan va tres plantas m¨¢s abajo a una cita con Gilliam Fizet, de la editorial canadiense Anansi, de House of Anansi Press. Ahora Kerrigan hace de subagente va a interesarse ella por algunos autores. El a?o pasado les compr¨® los derechos de La corredora, de Carrie Snyder, que Alfaguara ha publicado este a?o.
¡°Antes se hac¨ªan m¨¢s negocios en Fr¨¢ncfort. Pero a¨²n es fundamental porque se cierran unos cuantos. Pero, sobre todo, son importantes las relaciones personales. Hay m¨¢s agentes que nunca. Tal vez algunos son antiguos editores o libreros que la crisis los ha obligado a reconvertirse. Tambi¨¦n te deprime ver tanto libro. Esto es una ruleta porque no sabes qu¨¦ va a funcionar, pero cada vez que se habla de un libro debe ser con el entusiasmo de la primera vez¡±, cuenta Kerrigan.
En pabellones distintos y una hora despu¨¦s, John Naranjo opina lo mismo que Antonia Kerrigan. Es un peque?o editor colombiano invitado en un programa de la feria, junto a otros 18 editores de diferentes pa¨ªses, en un periplo por Alemania visitando editoriales y otros puntos de la cadena de valor del libro. Es el due?o de Rey Naranjo que publica novela gr¨¢fica, novelas y ensayos literarios con una mirada y presentaci¨®n original para promover a autores latinoamericanos.
Cuenta la relaci¨®n que se ha establecido, y al llegar con citas previas se hace una feria m¨¢s sensata y eficaz¡±, asegura Tarrida.
Esa tambi¨¦n es la misi¨®n que tiene el barcelon¨¦s Crist¨®bal Pera, pen¨²ltimo fichaje de la Agencia Literaria Wylie. El famoso agente no est¨¢ en el ¨¢rea 6.3 donde est¨¢n los dem¨¢s agentes. Andrew Wylie, con una cartera de casi un millar de autores, tiene un gran stand propio. A las dos y media del jueves llega all¨ª Joan Tarrida, de Galaxia Gutenberg, acompa?ado de Mar¨ªa Cifuentes, su editora de ensayo. Tienen cita con el agente especializado en no ficci¨®n, James Pullen. Se sientan en una de las nueve mesas del stand donde varios agentes charlan con otros editores y agentes. Cada mesa tiene un libro-cat¨¢logo con 235 autores con novedades literarias que la agencia quiere promover en Fr¨¢ncfort.
A la mesa de al lado de la de Tarrida llega Wylie y se sienta con dos clientes. Hacia las tres Tarrida se despide de James Pullen. Han hablado de varios libros que intentan contar la historia reciente para comprender mejor el presente. Y alguno de econom¨ªa. Los agentes de Wylie se reservan algunos libros para contarlos a sus clientes cara a cara. Tarrida compra los derechos de Mundos aparte, de Odd Arne Westad, sobre la Guerra fr¨ªa. Cuando terminan las reuniones, el editor de Galaxia se saluda con el llamado Chacal, Wylie, conversan un momento y se despiden.
¡°Esta feria es importante por todo esto de las relaciones. Siguen siendo clave. Cuenta la relaci¨®n que se ha establecido, y al llegar con citas previas se hace una feria m¨¢s sensata y eficaz¡±, asegura Tarrida.
En la planta de abajo, la editorial Bloomsbury, a las cinco de la tarde, abre unas cuantas botellas de vino y alg¨²n champ¨¢n para celebrar la edici¨®n ilustrada de Harry Potter y la piedra filosofal, de J. K. Rowling, que ha dibujado Jim Kay, all¨ª presente. Sigrid Kraus, su editora de Salamandra para el mundo hispanohablante, llega al festejo. Habla con Kay, y este le obsequia un dibujo especial de su Harry Potter que acaba de retocar. Se despide y sale volando para su cita con Laurence Laluyaux, de la agencia Rogers, Coleridge & White. Va con un poco de retraso. Ya son las cinco y media pasadas y se muestra ilusionada porque se decidir¨¢ si es ella quien se queda con los derechos para Espa?a de la nueva novela de Hisham Matar, El retorno. Tiene que jugar bien sus cartas. La novela anterior ya la public¨®. Y de esta ha seguido todo el proceso, desde su gestaci¨®n cuando el autor tuvo la idea. R¨ªe nerviosa.
Llega a la mesa de la agente. Espera unos minutos mientras Lulayaus termina de atender a Luis Solano, de Libros del Asteroide. Se despiden. Kraus lo saluda. Se sienta y se saluda de beso con la agente. Hablan, mueven las manos, pasan las p¨¢ginas de unos cat¨¢logos, se detienen¡ Unos quince minutos despu¨¦s, Sigrid Kraus sonr¨ªe. Lo ha conseguido. Lo editar¨¢ ella. Ha sido de las ¨²ltimas en cerrar una negociaci¨®n el jueves. All¨ª en esa colmena de m¨¢s de 500 agencias literarias donde se negocia buena parte de lo que se leer¨¢ en los pr¨®ximos meses.
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