La magdalena de Proust era una tostada
Unos manuscritos de sus borradores revelan las dudas del novelista franc¨¦s
Primero fue un pan tostado mezclado con miel, despu¨¦s una galleta tradicional, dura, y, finalmente, una magdalena, esos bizcochos blandos, de textura algodonada y ligeramente dulces. Esa fue la evoluci¨®n de uno de los elementos clave de la literatura creados por Marcel Proust (1871-1922) en su ciclo narrativo En busca del tiempo perdido, cuyo primer volumen, Por el camino de Swan, se public¨® el 14 de noviembre de 1913. Y esa metamorfosis del alimento que dispara los recuerdos involuntarios en el escritor franc¨¦s para, a partir de ah¨ª, contar el universo de su vida y viajar por los laberintos del Tiempo y la memoria, ser¨¢ publicada este juevesen Francia por ?ditions des Saint-P¨¨res.
La verdad es que la palabra magdalena, ya aparec¨ªa en un borrador de 1910, con el t¨¦rmino de galleta. Marcel Proust, ¡°pretend¨ªa cancelar la c¨®moda simplicidad del hecho de recordar; adem¨¢s aspiraba a procurar a un ni?o el c¨²mulo de preocupaciones e inquietudes neur¨®ticas que podr¨ªan corresponder a un adulto sofisticado y consciente de s¨ª mismo. Sin embargo, para ¨¦l no bastaba con dejar constancia de la memoria, sino que pretend¨ªa brindar a la emoci¨®n que la envuelve las met¨¢foras y los s¨ªmiles m¨¢s exquisitos. Algunos de ellos eran sumamente rebuscados y complejos, pero brillantes en su minuciosidad, resultado de abundante reflexi¨®n y an¨¢lisis¡±, escribi¨® el autor irland¨¦s Colm T¨®ib¨ªn, en este diario con motivo del centenario de la obra.
As¨ª lo registr¨®, para siempre, Proust, en Por el camino de Swan, la primera parte de su ciclo narrativo: ¡°Hac¨ªa ya muchos a?os que, de Combray, cuanto no fuera el teatro y el drama de acostarme hab¨ªa dejado de existir para m¨ª, cuando n d¨ªa de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo ten¨ªa fr¨ªo, me propuso tomar, contra mi costumbre, un poco de t¨¦. Me negu¨¦ al principio pero, no s¨¦ por qu¨¦, cambi¨¦ de idea. Mand¨® a buscar uno de esos bollos cortos y rollizos llamados peque?as magdalenas que parecen haber sido moldeados dentro de la valva acanalada de una vieira. Y acto seguido, maquinalmente, abrumado por aquella jornada sombr¨ªa y la perspectiva de un triste d¨ªa siguiente, me llev¨¦ a los labios una cucharilla de t¨¦ donde hab¨ªa dejado empaparse un trozo de magdalena. Pero en el instante mismo en que el trago mezclado con migas del bollo toc¨® mi paladar, me estremec¨ª, atento a algo extraordinario que dentro de m¨ª se produc¨ªa. Un placer delicioso me hab¨ªa invadido, aislado, sin que tuviese la noci¨®n de su causa. De improviso se me hab¨ªan vuelto indiferentes las vicisitudes de la vida, inofensivos sus desastres, ilusoria su brevedad, de la misma forma que opera el amor, col¨¢ndome de una esencia preciosa; o mejor dicho, aquella esencia no estaba en m¨ª, era yo mismo¡±.
Desenga?o y belleza. En busca del tiempo perdido es la manera art¨ªstica en que Marcel Proust (1871-1922) nos recuerda que todo es finito, que el universo y la perpetuidad est¨¢n en los detalles y de que solo nuestras ilusiones y sue?os pueden aspirar a la eternidad. Una obra que nos lleva por la ruta de la verdad real e inesperada. Gran conocedor del coraz¨®n y la raz¨®n de los lugares abisales de nuestra alma e identidad y de nuestros deseos desconocidos y dormidos pero atentos a despertar a la m¨¢s leve se?al. Siete libros que nos muestran en un lenguaje convertido en arte la vida misma y, sobre todo, qui¨¦nes somos en realidad, qu¨¦ queremos y anhelamos de verdad. Una lecci¨®n magistral y cautivadora sobre el teatro que es la vida, sobre el simulacro que se necesita para que el mundo siga girando. A pesar, o gracias, a los corazones rotos.
Las tres versiones manuscritas est¨¢n incluidas en un cofre de tres cuadernos Moleskine que publica el pr¨®ximo jueves la editorial ?ditions des Saint-P¨¨res.?Proust es considerado uno de los autores m¨¢s influyentes de Francia del siglo XX y, en la actualidad, en Francia todav¨ªa utilizan la expresi¨®n "magdalena de Proust" para referirse a una se?al sensorial provocada por un recuerdo. "Estos tres cuadernos que nunca antes se hab¨ªan visto permiten volver sobre la genealog¨ªa literaria del momento m¨¢s emblem¨¢tico del universo proustiano", afirma la editorial en un comunicado.
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