Garc¨ªa Calvo: ¡°La ignorancia y la intuici¨®n han guiado mi carrera¡±
El director de orquesta debuta en la ONE con 'Sinfon¨ªa Fausto'
Guillermo Garc¨ªa Calvo (Madrid, 1978) no consta en Wikipedia. Y no por falta de m¨¦ritos. Se deshizo del anonimato y del trabajo gregario cuando una indisposici¨®n de Daniele Gatti en la ?pera de Viena precipit¨® su debut en el teatro m¨¢s carism¨¢tico de Europa. La emergencia se convirti¨® en una oportunidad. Y la oportunidad se convirti¨® en el origen de una trayectoria que pod¨ªa haberse restringido al papel de repetidor, oficio mec¨¢nico de los pianistas cuya abnegaci¨®n sustituye a las orquestas en los ensayos preliminares de las ¨®peras.
Tan bien le salieron las cosas en aquel Macbeth accidental de 2009 que Garc¨ªa Calvo evolucion¨® en director de referencia de la compa?¨ªa vienesa. Acaba de multiplicarse en las funciones de El barbero de Sevilla (Rossini) y de L¡¯elisir d¡¯amore (Donizetti), aunque ser¨ªa una imprecisi¨®n relacionar a Garc¨ªa Calvo espec¨ªficamente con el ¡°tip tap¡± del belcantismo italiano. Wagner ha sido siempre su referencia tot¨¦mica, el argumento de su prestigio en el Teatro Campoamor de Oviedo ¡ªTrist¨¢n e Isolda, El oro del Rin, La Valquiria¡ª y el compositor encubierto de su debut, esta tarde, con las huestes de la Orquesta y Coro Nacionales de Espa?a.
Encubierto quiere decir que no dirige Wagner, pero s¨ª dirige una obra tan wagneriana y tan teatral como la Sinfon¨ªa Fausto, de Franz Liszt, suegro del compositor germano y referencia abrumadora de un concierto que aloja un estreno mundial ¡ªEl temps i la campana, del compositor catal¨¢n Ram¨®n Humet¡ª e incluye un acto de justicia.
¡°Franz Schreker est¨¢ siendo protagonista de una merecida rehabilitaci¨®n¡±, explica Garc¨ªa Calvo. ¡°Es un compositor fant¨¢stico, de enorme audacia y personalidad. Su obra, como la de Korngold, fue prohibida por el III Reich, incluida en el inventario de la m¨²sica degenerada. Y eso que la m¨²sica de Schreker se escuchaba m¨¢s que la de Richard Strauss hasta que sobrevino la condena¡±.
Reivindicaci¨®n
No cabe mayor premonici¨®n que el t¨ªtulo de la obra, cuya obertura ha programado el maestro madrile?o en su debut con la ONE. Se titula Los estigmatizados (1918) y representa una novedad que Garc¨ªa Calvo ha convertido en una especie de reivindicaci¨®n patrimonial de la cultura centroeuropea. ?l mismo se la dej¨® inocular cuando escuch¨® de ni?o y de espectador su primer concierto de la Nacional.
¡°Recuerdo perfectamente que Walter Weller dirig¨ªa la Sinfon¨ªa J¨²piter, de Mozart, y tambi¨¦n recuerdo cu¨¢nto me impresion¨® el brillo y la ligereza de aquella versi¨®n. Lo que era imposible pensar entonces desde la butaca es que alg¨²n d¨ªa estar¨ªa yo delante de la misma orquesta¡±.
Se explican las dudas porque Garc¨ªa Calvo no ten¨ªa antecedentes familiares ni mecenas. S¨ª demostr¨® un ins¨®lito virtuosismo con el piano y se propuso despu¨¦s llegar al podio no por ambici¨®n jer¨¢rquica como por el potencial sonoro que le proporcionaba un gran ¡°¨®rgano¡± sinf¨®nico.
¡°Se est¨¢ produciendo un cambio hist¨®rico en cuanto concierne a la figura del director de orquesta¡±, explica el maestro. ¡°La prioridad consiste en saber motivar, en un liderazgo basado en el incentivo, en la capacidad de mediar entre el compositor y el p¨²blico. El director no necesita la autoridad ni la disciplina f¨¦rrea de anta?o para ser respetado. Con m¨¢s raz¨®n cuando ha subido tanto la capacitaci¨®n de las orquestas¡±.
Muchas de prestigio ha dirigido Garc¨ªa Calvo desde la revelaci¨®n, entre ellas, la de la Deutsche Oper y la Sinf¨®nica de Londres. Debutar¨¢ en febrero con la Orquesta del Maggio Musicael Fiorentino y recalar¨¢ en el Palais Garnier de Par¨ªs en abril, redondeando una temporada que el joven director observa desde la misma estupefacci¨®n con que contempla su at¨ªpica carrera.
¡°At¨ªpica porque nunca ha habido una planificaci¨®n, una estrategia, ni he tenido consejeros o asesores que me hayan indicado un camino. Sinceramente, creo que mi carrera ha estado guiada por la ignorancia y por la intuici¨®n. En cierto modo, se parece a las que se hac¨ªan antiguamente. He empezado como pianista en un teatro de ¨®pera y he ido creciendo poco a poco, familiariz¨¢ndome con la compa?¨ªa, respetando y queriendo mi trabajo¡±.
Y sobreponi¨¦ndose a los contratiempos, particularmente el procesamiento judicial del sobreintendente de la ?pera de Bucarest. Hab¨ªa fichado a Garc¨ªa Calvo como titular del teatro y como apuesta renovadora, pero ha malogrado o congelado la operaci¨®n un esc¨¢ndalo financiero cuyas consecuencias sobrepasan la estupefacci¨®n al propio maestro.
Cultura y prosperidad
Nada que ver con el b¨¢lsamo de la vida cultural vienesa. Reside Garc¨ªa Calvo en la capital austriaca y admira el compromiso institucional en contraposici¨®n al modelo de restricciones vigente en Espa?a. ¡°Es un error generalizar los recortes en educaci¨®n y en cultura. Deber¨ªan protegerse m¨¢s que ning¨²n otro ¨¢mbito. Existe un malentendido que convierte la cultura en un aspecto superfluo de la sociedad. Y es todo lo contrario. M¨¢s culto es un pa¨ªs, m¨¢s pr¨®spero terminar¨¢ siendo. Y no hablo s¨®lo de m¨²sica por razones corporativas¡±.
De m¨²sica s¨ª habla para referirse al sonido de la Orquesta Nacional. Lo describe ¡°caliente¡±. Le impresiona la versatilidad de la agrupaci¨®n espa?ola, sensible a las exigencias de un entreacto vanguardista que Ram¨®n Humet concibi¨® desde la hondura y la sensibilidad po¨¦tica de T. S. Eliot.
Babelia
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