Amos Oz: ¡°Critico a Israel y no soy antisemita¡±
El pol¨¦mico escritor, pacifista y eterno aspirante al Nobel, vuelve sobre la historia de Israel en 'Judas'. ¡°He escrito esta novela porque me han llamado muchas veces traidor¡±
Cambi¨® su apellido paterno, Klausner, tras dejar a su familia de inmigrantes jud¨ªos lituanos y ucranios para ingresar en un kibutz a los 15 a?os. Esta determinaci¨®n de transformaci¨®n de la realidad le ha acompa?ado toda la vida y le ha llevado a enfrentarse desde el pacifismo a la corriente mayoritaria de opini¨®n en Israel favorable a la ocupaci¨®n de Palestina. Amos Oz (Jerusal¨¦n, 1939) recibe a Babelia en chanclas en el sal¨®n de un ¨¢tico en un distrito burgu¨¦s del norte de Tel Aviv. Parece cansado y alega problemas de salud sin definir para excusar su presencia en Espa?a ante la pr¨®xima presentaci¨®n de su ¨²ltima novela, Judas (Siruela).
PREGUNTA. ?Existe a¨²n el Jerusal¨¦n en el que naci¨®? No he encontrado el callej¨®n donde transcurre su novela Judas.
RESPUESTA. Ha desaparecido. Todo ha cambiado: 50 o 60 a?os en Jerusal¨¦n es como 200 a?os en el resto de Israel. Echo de menos su belleza de para¨ªso perdido. Judas no es ni un documental, ni una especie de memorias. En esta novela se escucha el eco de los dos principales acontecimientos de la historia de Jerusal¨¦n: el sacrificio de Isaac, reflejado en la muerte de un hombre joven [en la guerra de la independencia de Israel, 1948-1949], y la crucifixi¨®n de Jes¨²s.
P. ?Es una ficci¨®n sobre la historia de esta tierra y sus conflictos?
R. En el coraz¨®n de esta novela est¨¢ la historia de tres personas muy diferentes. Un viejo que rechaza con fuerza todas las religiones y todas las ideolog¨ªas del mundo, cada una de las cuales se inicia con sue?os de redenci¨®n, aunque todas acaban con inquisiciones, yihad, cruzadas, gulags, c¨¢maras de tortura, y acepta el mundo tal y como es. Se ve confrontado a un joven idealista, Shmuel, que cree que es posible cambiar el mundo. Que tiene p¨®steres?de Fidel Castro y del Che Guevara en la pared de su habitaci¨®n. Y en medio se encuentra una mujer muy atractiva, Atalia Abravanel, que est¨¢ enfadada con un mundo que ha permanecido en manos de los hombres durante miles de a?os, un mundo al que han convertido en un matadero. Al final, los tres casi [enfatiza] se aman los unos a los otros. Ese cambio es una especie de milagro laico.
P. Usted plantea posibilidades. Si Abravanel [el padre de Atalia] hubiese impuesto sus ideas pacifistas a Ben Gurion en la Ejecutiva Sionista¡ Si Jes¨²s no hubiera muerto en la cruz y se hubiese dedicado a reformar el juda¨ªsmo¡
R. La novela est¨¢ repleta de grandes preguntas. Pero no puede pedirle las respuestas. Esta es una obra de m¨²sica de c¨¢mara, un cuarteto de cuerda con diferentes voces.
P. Para un grupo, para una naci¨®n, ?un traidor es siempre alguien que merece ser fusilado?
R. He escrito esta novela porque me han llamado muchas veces traidor. La primera vez, cuando ten¨ªa ocho a?os, en Jerusal¨¦n. Mis amigos me acusaban de traici¨®n por hablar con un sargento ingl¨¦s, por no secundar la Intifada jud¨ªa contra los brit¨¢nicos. La ¨²ltima vez que me llamaron traidor fue en el verano de 2014, cuando critiqu¨¦ la actuaci¨®n de Israel en la guerra con Ham¨¢s en Gaza. A veces un traidor es alguien que est¨¢ un poco por delante de su ¨¦poca. Alguien que cambia a los ojos de los que nunca cambian. A Lincoln le llamaron as¨ª millones de estadounidenses porque liber¨® a los esclavos negros. O a Gorbachov, por los cambios que propici¨® en el bloque sovi¨¦tico¡ El principal traidor en la novela es Shmuel: no quiere a su padre ni a su madre.
P. Usted tambi¨¦n abandon¨® a su familia. Incluso se cambi¨® el apellido.
R. Me reconozco en muchos actos de traici¨®n. A veces es un t¨ªtulo de honor.
P. El tr¨ªo de Judas parece una especie de familia que sufre.
R. No es una historia dulce de amor. Es una historia sobre gente que, en medio de un gran dolor, est¨¢ cerca de amarse entre s¨ª. Pero tambi¨¦n es la historia del amor de Judas por Jes¨²s.
P. En el texto se dice: ¡°Judas es el primero, el ¨²nico y el ¨²ltimo de los cristianos¡±.
R. Mire, en Israel no se ense?a el Nuevo Testamento en las escuelas. A los 16 a?os pensaba que no podr¨ªa entender el arte del Renacimiento, ni la m¨²sica de Bach, o las novelas de Dostoievski¡ sin haber le¨ªdo los Evangelios.
P. ?Era su b¨²squeda de la cultura europea?
R. Le¨ª el Nuevo Testamento y am¨¦ a Jes¨²s. Es imposible no hacerlo. Pero estaba descontento con el tratamiento dado a la historia de Judas. No por razones religiosas jud¨ªas, sino por un esp¨ªritu detectivesco que ten¨ªa a esa edad. ?Cu¨¢nto dinero supon¨ªan las 30 monedas de plata? Pude averiguar que no era demasiado dinero, y Judas no era un hombre pobre de Galilea como los dem¨¢s ap¨®stoles. ?Por qu¨¦ iba a vender a su maestro, a su profesor, a su Dios, por el equivalente actual a unos 600 euros? Por las mismas razones que aportar¨ªa un detective, no puedo creerme la historia de Judas. No tiene base. Y es el Chern¨®bil del antisemitismo cristiano en m¨¢s de 2.000 a?os. Los jud¨ªos son odiados en muchos lugares por esa historia.
Judas quer¨ªa salvar al mundo, que el Reino de los Cielos comenzara inmediatamente, que Jes¨²s lograra el ¡®prime time¡±
P. ?Busca entonces la redenci¨®n de Judas y la de los jud¨ªos en esta novela?
R. Creo que la versi¨®n alternativa que da Shmuel sobre Judas es m¨¢s convincente que la de los Evangelios. Acierta al se?alar que quer¨ªa salvar al mundo, que el Reino de los Cielos comenzara inmediatamente. Estaba convencido de que si Jes¨²s era crucificado en Jerusal¨¦n en Pascua lograr¨ªa el prime time. Para ¨¦l, que resucitaba a los muertos y caminaba sobre las aguas, deber¨ªa ser f¨¢cil bajar vivo de la cruz.
P. Jes¨²s tambi¨¦n dec¨ªa que era un hombre.
R. S¨ª. Pero Judas solo se dio cuenta cuando Jes¨²s muri¨®. ?l no quer¨ªa ir a Jerusal¨¦n. Ten¨ªa miedo.
P. En su novela habla tambi¨¦n del temor al antisemitismo. ?Qu¨¦ es?
R. Es complicado. No todo aquel que critica a Israel es un antisemita. Yo mismo lo hago. Si se critica lo que hacen los jud¨ªos, se puede tener raz¨®n o no, pero es algo leg¨ªtimo. Pero si se critica a los jud¨ªos por ser quienes son, existe antisemitismo. ?D¨®nde est¨¢ la l¨ªnea roja? No lo s¨¦, pero existe. Veamos la pintura del Renacimiento, empezando por Leonardo da Vinci. En La ¨²ltima cena se observa a Jes¨²s presidiendo junto con los ap¨®stoles, todos ellos con buen aspecto. Y al final de la mesa hay un peque?o y feo insecto, con grandes orejas y nariz puntiaguda, con los dientes podridos y una sonrisa desagradable. Esa imagen de Judas est¨¢ en la mente de muchos cristianos. Cuando los nazis crearon las caricaturas antisemitas de los jud¨ªos, lo tomaron del arte tradicional cristiano.
P. Usted dice que usa palabras para trabajar.
R. La creaci¨®n de una novela no es una cuesti¨®n de ideas, conceptos o mensajes. Sobre todo es una cuesti¨®n de elegir palabras, las palabras exactas.
P. ?El hebreo es solo su lengua materna?
R. No puedo ser objetivo con el hebreo porque soy un fan¨¢tico. No del pa¨ªs, de Israel, pero s¨ª por el lenguaje¡ Es mi instrumento musical. Fue revivido en una lengua moderna que contiene la b¨ªblica y la posb¨ªblica. Puedo leer sin grandes dificultades un libro escrito en hebreo en Espa?a? hace 800 a?os.
P. ?Ya ha llegado la hora de un Premio Nobel de Literatura para un autor en lengua hebrea?
R. Creo que yo ya he tenido mi cuota de premios literarios, m¨¢s de lo que me merezco. [Obtuvo el Pr¨ªncipe de Asturias en 2007]. Le prometo que, si no recibo el Nobel, no me voy a morir insatisfecho.
P. En esas calles que describe del Jerusal¨¦n donde naci¨®, mucha gente puede acabar reconoci¨¦ndose en su misma ciudad.
R. Creo que la buena literatura solo cuando es muy provinciana, local, se convierte en universal. Garc¨ªa M¨¢rquez en Macondo¡, incluso Cervantes es muy provinciano. Intento novelar una historia para que la gente se enfrente a s¨ª misma.
P. Eso significa muchas veces tener que sufrir.
R. As¨ª es.
P. Usted tuvo que enfrentarse a la p¨¦rdida de su madre, que se suicid¨®.
R. No escribo para entretener, sino para que la gente se haga preguntas. ?Jes¨²s siempre am¨®? ?Amaba a los mercaderes cuando los expuls¨® del templo?
P. ?Sigue siendo ¡°una paloma¡±, un pacifista?
R. S¨ª. Pero tengo enemigos. Ya le he dicho que me llaman traidor.
P. ?Tiene protecci¨®n?
R. No. Algunas veces ha venido la polic¨ªa a comprobar mi coche. Creo que se trata de enemigos verbales. Dicen que deber¨ªa ser ahorcado y me dejan notas o me llaman por tel¨¦fono diciendo que me van a matar. Pero nadie que quiera matarte de verdad te avisa antes.
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