La historia sencilla de Rodrigo Garc¨ªa

Con siete largometrajes a cuestas, Rodrigo Garc¨ªa se ha hecho un nombre en el cine independiente con pel¨ªculas como Cosas que dir¨ªa con solo mirarla (2000) o Madres e hijas(2009), melodramas con personajes femeninos bien definidos que se enfrentan a situaciones cotidianas. En su m¨¢s reciente obra, Last days in the desert, el realizador ha decidido sorprender. El protagonista del relato es un hombre. Y no cualquiera. Ewan McGregor encarna a Jesucristo en una austera cinta que ha sorprendido en su presentaci¨®n en M¨¦xico durante el Festival de cine de Morelia.

Rodrigo Garc¨ªa (Bogot¨¢, 1959) dijo hace algunos a?os que los hombres eran "aburridos y poco sofisticados", por lo que no le atra¨ªan como objetos centrales de sus guiones. Esta semana, en una entrevista en la capital de Michoac¨¢n, tuvo la oportunidad de matizar la idea. "Las mujeres son m¨¢s interesantes para escribir porque los hombres se reprimen y guardan muchas cosas", asegura. A pesar de su predilecci¨®n por las historias contempor¨¢neas y dramas psicol¨®gicos femeninos, a su cabeza comenzaron a llegar ideas de historias con protagonistas masculinos. "Me di cuenta de que era un s¨ªntoma de que no deb¨ªa de quedarme encasillado, de salir un poco de la zona de confort".

Su imaginaci¨®n es la culpable de que Jehov¨¢ sea el protagonista de Last Days in the Desert. "Se me ocurri¨® esta historia de ¨¦l saliendo del desierto y cruz¨¢ndose con un padre y su hijo, que tienen un conflicto", dice. McGregor interpreta a un Jes¨²s sediento, insatisfecho tras no haberse podido comunicar plenamente con su padre tras 40 d¨ªas de meditaci¨®n y rezos en soledad. "Pens¨¦ siempre en un Jes¨²s humano. No s¨¦ c¨®mo dramatizar ni trabajar con lo divino", asegura el realizador. Sin embargo, McGregor interpreta un rol dual. Lo visita un hombre que dice ser el diablo, que es su fiel reflejo. De esta forma el realizador acent¨²a los conflictos internos del protagonista.

Hijo del premio Nobel de literatura Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Rodrigo sabe bien las batallas que se deben librar al escribir para poder contar una historia elemental, pero profunda. Su gui¨®n es un sencillo retrato de Jes¨²s atestiguando la vida de una familia que habita una tienda beduina. Pero Last Days in the Desert es tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre la paternidad, incluida la relaci¨®n entre Jes¨²s y Dios. "Imposible saber c¨®mo me lleg¨® la historia, pero s¨¦ que vino del subconsciente".

El gui¨®n de la pel¨ªcula solo tiene 60 p¨¢ginas. "La primera vez que se lo mostr¨¦ a agentes y actores en Estados Unidos me dijeron que les gustaba, pero me preguntaban d¨®nde estaba el resto", dice Garc¨ªa. Solo seis actores intervienen en la obra con personajes que no tienen cambios de vestuario, sino capas que se van quitando y poniendo a lo largo de la pel¨ªcula. Todo es polvo y agua.

Con la sencillez como premisa, Garc¨ªa tuvo que acudir a un maestro de la fotograf¨ªa para dar fuerza a la imagen con elementos tan escasos. El equipo de filmaci¨®n no cont¨® con servicio el¨¦ctrico ni con tramoya mientras rodaba en el parque nacional de Anza Borrego, en el sur de California. La filmaci¨®n fue similar al de un documental. Eligi¨® al dos veces ganador del ?scar Emmanuel El chivo Lubezki, con quien tiene una larga amistad que se origin¨® cuando ambos viv¨ªan en M¨¦xico. "Quer¨ªa que el desierto fuera bello, pero tambi¨¦n inh¨®spito. No quer¨ªa que fueran postales del desierto", dice el director. La sencillez de la historia de Garc¨ªa es toda una declaraci¨®n de intenciones en Hollywood de hoy.