No matar¨¢n a Pasolini
Pasolini era verdad, es verdad como pocos artistas actuales. Hasta en sus contradicciones era sincero. Y humano
"Italia tiene el deber de recordar a Pasolini. Tiene el deber de transmitir a las nuevas generaciones la actualidad de su mensaje de b¨²squeda y de denuncia". La frase formaba parte del discurso, a inicios de este a?o, con que el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini, anunci¨® la creaci¨®n de una comisi¨®n para dirigir los actos que estos d¨ªas recuerdan al renacentista hereje, al escritor homosexual, al cineasta religioso, al poeta futbolista Pier Paolo Pasolini, asesinado la noche del 1 al 2 de noviembre de hace ahora 40 a?os en Ostia, a orillas del mar, un crimen nunca completamente aclarado. ¡°Su muerte fue la de un profeta: inevitable, una especie de conjura de todo aquello contra lo que luch¨® en vida reunido no para matarlo, sino para masacrarlo. Da igual qui¨¦n le matase aquella noche: a Pasolini lo mat¨® Fuenteovejuna¡±, asegura Mart¨ªn L¨®pez-Vega, poeta y traductor de La religi¨®n de mi tiempo.
Como profeta de las desgracias de este siglo XXI, Pasolini vio venir casi todos los desastres actuales. En la entrevista que concedi¨®, pocas horas antes de morir, al periodista Furio Colombo, de La Stampa, dijo: ¡°Aspiro a que mires a tu alrededor y te des cuenta de la tragedia. ?Cu¨¢l es la tragedia? La tragedia es que ya no hay seres humanos, hay m¨¢quinas extra?as que chocan entre ellas¡± o ¡°Todo el mundo sabe que yo pago mis experiencias personalmente¡±. Willem Dafoe, que le dio vida en la pel¨ªcula de Abel Ferrara que se estren¨® hace unos meses, contaba a este diario: "Me parece fundamental recordar que no s¨®lo fue un cineasta: yo empec¨¦ viendo alguna de sus pel¨ªculas, y r¨¢pido pas¨¦ a sus escritos, complejos y comprometidos. Y prof¨¦ticos. Pasolini sigue en la batalla: vio venir lo que ocurre hoy con el capitalismo y la asfixia del ser humano como individuo, diluido en la sociedad de consumo, y nos avis¨®". Y remataba aquella entrevista: ¡°Me da miedo su actualidad. Nos advirti¨® sobre los peligros que nos acechaban, lo escribi¨® y aun as¨ª no hemos hecho nada. Al menos sigamos aprendiendo de ¨¦l y de sus bellos textos¡±.
Actos en homenaje
En la ciudad natal de Pasolini, Bolonia, el lema M¨¢s moderno de cualquier moderno sirve para agrupar las proyecciones, las diversas lecturas y una exposici¨®n que le recuerda. El peri¨®dico Corriere della Sera, donde colabor¨® en varias ocasiones, vende 22 de sus obras.
En Roma empieza hoy en el Teatro Argentina 72 horas dedicadas a Pasolini, con 23 actores y actrices que leer¨¢n textos. En otros lugares de Italia incluso se le va a rememorar con partidos de f¨²tbol, su amado deporte.
En Valencia, este fin de semana el IVAM ha organizado varios actos en su memoria. En varias universidades espa?oles se repite la vindicaci¨®n de su mensaje, como en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de M¨¢laga.
Por eso Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922) no ha muerto. Porque puede que su asesinato fuera un crimen pol¨ªtico en un pa¨ªs arrasado por sus cr¨ªmenes pol¨ªticos, porque puede que algunas de sus novelas chirr¨ªen en el lenguaje del siglo XXI que se mueve entre la l¨¢nguida ridiculez de lo pol¨ªticamente correcto y la cansina obsesi¨®n por epatar de los m¨¢s radicales. Porque puede que algunas de sus pel¨ªculas a¨²n no se entiendan y otras ya se den por sobreentendidas. Da igual. Pasolini era verdad, es verdad como pocos artistas actuales. Hasta en sus contradicciones era sincero. Probablemente nunca quiso ser clarividente, pero a su pesar ve¨ªa el futuro y deb¨ªa contarlo. A sabiendas de lo que eso podr¨ªa significar. Y eso se llama coherencia.
Curiosamente, tras su muerte se estren¨® Sal¨® o los 120 d¨ªas de Sodoma -adem¨¢s se edit¨® La divina m¨ªmesis, con textos de los a?os sesenta, y dej¨® inacabada la novela Petr¨®leo, otro mensaje desesperanzado-, y en pantalla aparece el poder -en ese caso el fascismo surgido bajo el ala de Mussolini- con toda su crueldad. Carne herida. Destrozada, Dominaci¨®n y sumisi¨®n como pocas veces se ha visto en pantalla. Y no por regodeo, sino como reflexi¨®n, dec¨ªa su creador, del sexo como met¨¢fora de poder en el hombre (seg¨²n Pasolini, el sadomasoquismo est¨¢ anclado en nuestro comportamiento). Y aqu¨ª llegamos al coraz¨®n del este poeta fil¨®sofo: la personalidad, el ser humano como individuo en contraposici¨®n al triunfo actual de la masa.?Sal¨® o los 120 d¨ªas de Sodoma es un grito contra la anulaci¨®n del otro, el ¨²ltimo aullido de un artista que quiso que, sencillamente, fu¨¦ramos nosotros.
Babelia
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