Ghitany: ¡°Habr¨ªa muerto por acabar con los Hermanos Musulmanes¡±
El escritor y periodista egipcio, carga en la ficci¨®n contra las dictaduras. Esta es una de las ¨²ltimas entrevistas que concedi¨® antes de morir el 19 de octubre
Si cualquier ¡°occidental¡± hubiera preguntado a Gamal Ghitany, uno de los escritores y periodistas egipcios contempor¨¢neos m¨¢s reconocidos en el mundo, qu¨¦ mutaci¨®n interna hab¨ªa experimentado desde sus inicios revolucionarios hasta su participaci¨®n en el movimiento que desemboc¨® en el golpe de Estado en Egipto del 30 de junio de 2013 hubiera respondido que no existe tal metamorfosis. Hubiera dicho que ¡°nada ha cambiado¡± entre el joven escritor, ¡°comunista de la l¨ªnea china¡±, que dedic¨® sus novelas y parte de sus art¨ªculos period¨ªsticos a combatir con mordaz cr¨ªtica la corrupci¨®n, y el viejo escritor, que colabor¨® de forma activa en la ca¨ªda del expresidente Mohamed Morsi, el primer mandatario elegido democr¨¢ticamente en Egipto. Hubiera afirmado que todo es ¡°una lectura equivocada por parte de Occidente¡± ya que la defensa de la libertad y de la democracia son los ¡°principios¡± que han guiado ¡°toda su vida¡± y con los que justificaba su aversi¨®n hacia los Hermanos Musulmanes. ¡°Yo estaba dispuesto a morir para acabar con ellos¡±, dijo a EL PA?S en Casa ?rabe el pasado junio, semanas antes de ser ingresado en el hospital, en una de las ¨²ltimas entrevistas que concedi¨® antes de fallecer, el pasado 19 de octubre a los 70 a?os.
Autor de una treintena de libros y traducido en al menos ocho lenguas, Ghitany viaj¨® en junio a Madrid para presentar por primera vez en Espa?a una de sus novelas m¨¢s emblem¨¢ticas, La llamada de poniente (2014, Alianza Literaria), publicada en ¨¢rabe en 1989. El escritor, pese al tiempo transcurrido desde entonces, no dud¨® en presumir de la ¡°frescura¡± del libro tambi¨¦n en 2015. ¡°Sin ning¨²n ¨¢nimo de exagerar, esta novela va a seguir siendo interesante para el lector incluso despu¨¦s de mil a?os¡± porque explora ¡°la esencia de la vida¡±, exalt¨®.
En Egipto no hubo en junio de 2013 un golpe de Estado, sino una revoluci¨®n del pueblo
Muy preocupado desde su ni?ez por el significado del tiempo, ¡°por el lugar al que fue el ayer¡±, Ghitany narr¨® en su novela el viaje que emprende hacia poniente el protagonista, Ahmad Ibn Abdal¨¢: ¡°Poniente no existe porque el sol siempre se est¨¢ poniendo en alg¨²n lugar¡±, reflexion¨® Ghitany, que no por casualidad llevaba como segundo nombre Ahmad. Pero utiliz¨® el viaje no solo para retratar las costumbres del mundo ¨¢rabe sino como met¨¢fora para investigar la naturaleza humana.
En esa indagaci¨®n de las entra?as del hombre, emerge la denuncia de la podredumbre de los reg¨ªmenes dictatoriales, una inquietud que ha inundado toda su trayectoria. Si en su juventud fue encarcelado por reprobar en art¨ªculos period¨ªsticos ¨Cescribi¨® en Al Ajbar y en Ajbar al Adab, entre otros diarios- la represi¨®n policial del Gobierno de Abdel Gamal Nasser (1956-1970), tampoco le tembl¨® la pluma cuando supo que ¡°Gamal Mubarak, el hijo de [el expresidente Hosni] Mubarak, estaba siendo preparado para suceder a su padre¡±. ¡°Un Gobierno no se puede perpetuar por la casualidad, y es una casualidad el hecho de que un espermatozoide fecunde un ¨®vulo y que de ah¨ª salga un embri¨®n que un d¨ªa ser¨¢ rey solo porque su padre tambi¨¦n lo fue¡±, reflexion¨®.
Pregunta. Su protagonista se convierte casi por azar en pr¨ªncipe. ?Es una met¨¢fora de c¨®mo algunos gobernantes llegan al poder?
Respuesta. S¨ª, porque en el oasis al que llega Ahmad existe la extra?a costumbre de elegir como m¨¢ximo dirigente a la primera persona que llega.
P. ?Es una cr¨ªtica a los presidentes egipcios?
El Estado en Egipto es como el Nilo: no se puede tocar porque es la esencia del pa¨ªs
R. S¨ª. Una de las costumbres de [Anuar el] Sadat y [Hosni] Mubarak es que cuando viajaban, llevaban en su avi¨®n a ciertos periodistas de su s¨¦quito. Luego, la sociedad los trataba como si fueran grandiosos por estar cerca del presidente, pero esta visi¨®n estaba desvirtuada. Quiero transmitir precisamente esta imagen en el libro cuando el gobernante se traslada en un elefante grande y lleva a las personas m¨¢s cercanas a ¨¦l en una especie de alforjas. En alg¨²n momento, cuando tiene la necesidad de orinar, prefiere no bajar del elefante, sino orinar sobre sus s¨²bditos. Pero las masas consideran que esa orina es un l¨ªquido sagrado y que la gente orinada ha sido bendecida.
P. ?No cree que es contradictorio criticar una dictadura y haber apoyado el golpe de Estado que depuso a Mohamed Morsi?
R. No fue un golpe de Estado, sino una revoluci¨®n del pueblo.
P. ?No cree que el mariscal Abdelfat¨¢ Al Sisi, actual presidente de Egipto, dio un golpe de Estado?
R. El 30 de junio [de 2013] salieron 40 millones de personas en todos los territorios egipcios reivindicando que se fueran del poder los Hermanos Musulmanes. El Ej¨¦rcito lo ¨²nico que hizo fue respaldar la revuelta del pueblo.
P. Pero Al Sisi derog¨® la Constituci¨®n y destituy¨® a Morsi.
R Es una lectura muy equivocada por parte de Occidente e incluso es una lectura muy mal intencionada. Ha sido otra revoluci¨®n del pueblo y Al Sisi no hecho m¨¢s que respaldarla y ponerse a su servicio.
P. Morsi hab¨ªa sido elegido democr¨¢ticamente.
R. Hubo una revoluci¨®n, una llamada del pueblo a corregir una senda que estaba equivocada. Otros dictadores, como Nasser, Sadat o Mubarak, trataron de cambiar el sistema, pero no el Estado en s¨ª mismo. Los Hermanos Musulmanes s¨ª tocaron el Estado y trataron de imponer un Gobierno teocr¨¢tico. Y el Estado en Egipto es como el Nilo: el Nilo no se puede tocar porque es la esencia del pa¨ªs. Si se toca, se pierde todo.
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