Serenidad y trascendencia
A la japonesa Naomi Kawase le est¨¢ cayendo el sambenito de hacer cine 'new age', cuando lo suyo tiene que ver con la mirada zen
Ya advert¨ªa Paul Schrader en su fundamental El estilo trascendental en el cine que ¡°s¨®lo se puede extraer una obra de su cultura hasta cierto punto¡±, antes de pasar a analizar las singularidades de la espiritualidad oriental de Yasujiro Ozu en relaci¨®n con las modulaciones occidentales de la espiritualidad de Dreyer y Bresson. En una curiosa inercia del ejercicio cr¨ªtico, a la japonesa Naomi Kawase le est¨¢ cayendo una y otra vez el sambenito de estar haciendo cine new age, cuando, en realidad, lo suyo tiene bastante m¨¢s que ver con la continuidad ¨Csumada a una modulaci¨®n personal- de la mirada zen: sus personajes forman parte ¨Csi bien contingente, fr¨¢gil y min¨²scula- del orden natural y saben que la trascendencia nunca est¨¢ m¨¢s all¨¢, sino m¨¢s ac¨¢, en la aceptaci¨®n serena de un lugar en el mundo. Si homologar el sentido m¨ªstico de su cine a lo new age es, por tanto, un s¨ªntoma de jet lag cultural, tambi¨¦n implicar¨ªa caer en un error de bulto emparentar este ¨²ltimo trabajo con la trivial obsesi¨®n contempor¨¢nea ¨Cy occidental- por el fen¨®meno de la street food. Una pasteler¨ªa en Tokio apunta m¨¢s alto y cala m¨¢s hondo.
UNA PASTELER?A EN TOKIO
Direcci¨®n: Naomi Kawase.
Int¨¦rpretes: Kirin Kiki, Masatoshi Nagase, Kyara Uchida, Miyoko Asada, Etsuko Ichohara, Miki Mizuno.
G¨¦nero: drama. Jap¨®n, 2015.
Duraci¨®n: 113 minutos.
Por primera vez en su carrera, Kawase adapta obra ajena ¨Cla novela?An (Mermelada de jud¨ªa roja) de Durian Sukegawa- y centra su mirada en Tokio para proponer un relato de vocaci¨®n cl¨¢sica en un camino hacia la accesibilidad del discurso que no supone renuncia alguna a los firmes fundamentos de su identidad autoral. A partir de elementos m¨ªnimos ¨Cla relaci¨®n entre un solitario vendedor de dorayakis y la veterana cocinera que emplea en su puesto callejero-, Una pasteler¨ªa en Tokio propone un di¨¢logo entre dispares formas de exclusi¨®n social ¨Cuna de ellas vinculada a motivos de salud; la otra, a imperativos econ¨®micos- para ir construyendo un sensible discurso sobre la posibilidad de construir comunidades afectivas provisionales a fin de combatir la intemperie social y reconstruir la armon¨ªa con ese orden natural que siempre es m¨¢s grande que lo humano.
Como se?alaba Schrader, en efecto ¡°s¨®lo se puede extraer una obra de su cultura hasta cierto punto¡±: con los mismos materiales, Occidente habr¨ªa podido hacer una pel¨ªcula realmente temible, sobrecargada de golpes bajos sentimentales e impostados aspavientos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.