?Qu¨¦ sabe el cine que no sepamos nosotros?
Un documental demuestra como la gran pantalla profetiza los cambios sociales sin que ni los directores sean conscientes
Entre 1918 y 1933 Alemania vivi¨® uno de sus periodos hist¨®ricos m¨¢s vibrantes, complejos y fascinantes de su historia. La Rep¨²blica de Weimar trajo el surgimiento de la clase media y un estallido cultural sin precedentes. Tambi¨¦n la hiperinflaci¨®n y una sociedad abonada con resentimientos y dolor donde empez¨® a crecer el nazismo. En muy pocos a?os pasaron muchas cosas, aunque en cualquier volumen de Historia el aroma que destila aquella ¨¦poca sea el del fracaso: la democracia no cuaj¨® y Hitler encontr¨® su momento. Y todos esos ingredientes encontraron su reflejo en la gran pantalla, en un cine que bull¨ªa gracias a su pl¨¦yade de talentos, como bien analiz¨® en su momento el periodista devenido en mito de la cr¨ªtica cinematogr¨¢fica Siegfried Kracauer en De Caligari a Hitler. Una historia psicol¨®gica del cine alem¨¢n (1947). Casi siete d¨¦cadas despu¨¦s el cr¨ªtico alem¨¢n R¨¹diger Suchsland ha repasado aquel cine en un documental que homenajea en su t¨ªtulo- que no en su contenido- al volumen de Kracauer, y que muestra que el cine muestra en muchas ocasiones pistas sobre lo que ocurre en un tiempo y en un lugar sin que ni siquiera sus creadores sean conscientes de esos ingredientes. Profetiza sin profetas.
En el Festival de Cine Europeo de Sevilla Suchsland ha presentado su filme y un ciclo que repasa algunos t¨ªtulos del cine de Weimar. El espectador espa?ol har¨¢ adem¨¢s un curioso paralelismo, porque cuando la rep¨²blica alemana fracasa acaba de surgir en Espa?a la II Rep¨²blica, que vivir¨¢ una semblanza muy parecida. ¡°No s¨¦ mucho de vuestro cine de esa ¨¦poca. ?Hubo la misma explosi¨®n creativa? Creo que no, ?no?¡±. Bueno, en realidad el cine espa?ol s¨ª vivi¨® una edad de oro en aquel tiempo porque coincidi¨® con la llegada del sonoro. Las pel¨ªculas estadounidense no se doblaban, sino que llevaban subt¨ªtulos (que solo pod¨ªan ser le¨ªdos por una cuarta de la poblaci¨®n, entonces mayoritariamente analfabeta). Se filmaron muchos t¨ªtulos populares, pero no fue tan rico ¨Cy eso que all¨ª surgi¨® Luis Bu?uel- creativamente como el alem¨¢n. Desgraciadamente, adem¨¢s muchas pel¨ªculas espa?olas se han perdido en el tiempo, al contrario que en Alemania.
¡°La explosi¨®n creativa en el cine de Weimar se basa en que muchos directores proced¨ªan de la pintura¡±, cuenta Suchsland. ¡°De ah¨ª el triunfo del expresionismo. Pero para el p¨²blico com¨²n ha quedado una falsa imagen de que aquellas pel¨ªculas eran todas expresionistas¡±, de escenarios retorcidos, de marcadas sombras y negros tenebrosos. ¡°Es mentira. No hubo m¨¢s all¨¢ de ocho, diez filmes de ese estilo, veinte si me apuras e incluimos pel¨ªculas que puedan beber en parte de aquel movimiento, como ¡®Metr¨®polis. Y solo se hicieron de 1918 a 1924, cuando el expresionismo ¨CSuchsland denomina sus ¨²ltimas bocanadas como ¡°romanticismo hist¨¦rico¡±- qued¨® obsoleto y los artistas j¨®venes abrazaron el realismo en un estilo bautizado como Nueva Sobriedad, influidos por los filmes de Dziga Vertov. Adem¨¢s, el concepto del individuo genial, una de las reglas del expresionismo, fue derrotado por el colectivismo, tanto a la hora de dirigir pel¨ªculas como de diversificar los personajes que las protagonizaban¡±. Fueron 15 a?os soberbios, con creadores como Lang, Von Sternberg, Siodmak, Zinneman, Wilder, Murnau, Lubitsch, Wiene¡ Se hicieron filmes de aventuras, de terror, ¡®thrillers¡¯ con asesinos en serie, dramas o fant¨¢sticos, y tras su atento an¨¢lisis Suchsland va mostrando en pantalla como sus im¨¢genes, historias y personajes explican perfectamente lo que ocurre en la calle: desde la reconstrucci¨®n posb¨¦lica hasta la crisis de la hiperinflaci¨®n, el crash mundial de octubre de 1929 que en Alemania hizo mucho da?o a la econom¨ªa, hasta el desastroso final de Weimar, rendida a Hitler. ¡°Son tiempos en los que ves en pantalla alguien queriendo destruir a la burgues¨ªa para un posible renacer de la sociedad o solo por maldad. Hay?golems, mabuses, doctores caligaris, asesinos de ni?os, vampiros, todo tipo de monstruos, y a esto le dedic¨® mucho tiempo Kracauer en su libro, en el que se ve que la sociedad influye en el cine y viceversa¡±.
Puestos a escoger, Suchsland escoge como su director favorito a Fritz Lang. ¡°Porque supo rodar todo tipo de g¨¦neros, y porque fue mucho m¨¢s intelectual que lo que se dec¨ªa de ¨¦l. Por ejemplo, durante a?os se carte¨® y mantuvo su amistad con Adorno, hecho que pocos conocen. Pero mi pel¨ªcula favorita de Weimar es Gente en domingo por su realismo y la limpieza de sus im¨¢genes¡±.
A lo que quiere llegar tambi¨¦n Suchsland es al reflejo de la mitolog¨ªa en el cine, un hecho que pasa incluso hoy. ¡°Fueron tiempos perfectos para personajes como los protagonistas de ¡®Los nibelungos¡¯. Igual que ahora triunfan las pel¨ªculas de superh¨¦roes. Como cr¨ªtico de cine lo primero que me pregunto es ?por qu¨¦ se hace la pel¨ªcula que acabo de ver? Es curioso c¨®mo Hollywood usa los mitos cl¨¢sicos y les hace suyos. Hemos perdido varias veces la batalla cultura con EE UU. Y a la vez ellos han sabido absorber y deglutir lo europeo. Dos ejemplos claros: la emigraci¨®n de todos aquellos cineastas europeos a Hollywood antes de la II Guerra Mundial [los centroeuropeos, en su mayor¨ªa los alemanes, se fueron en varias oleadas] y al inicio de los a?os sesenta, cuando en Europa conviv¨ªan el neorrealismo, el free cinema, se acercaba el nuevo cine alem¨¢n, la nouvelle vague. De todo aquello, ?qu¨¦ qued¨®?¡±.
Babelia
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